viernes, octubre 28, 2005
Haya lo que haya
Vivo una larga despedida en Montevideo: termina el curso en la facultad de Comunicación de la Universidad de Montevideo, termina la licenciatura para la primera promoción; terminará pronto mi trabajo aquí.
El término me huele a otoño, a hayedos lejanos y a roales de ilarrakas (Clytocibe nebularis) agusanadas.
En estos días caen las hojas en los grandes hayedos de Quinto Real, de Irati, de Urbasa, del Realengo, también en esa subida al Aizkorri por la cueva de San Adrián... Es el tiempo preciso de las hayas.
Me agrada saber que mi amiga María lo sabe. Eso tranquiliza. Eso mantiene el orden del mundo con más naturalidad que los Lamed Wufnicks (ya no sé si se escribía así) que reseñó Borges en El libro de los seres imaginarios: doce hombres justos que no saben que lo son y mantienen viva la humanidad.
Pensaré en ti cuando me encuentre en medio del otoño pirenaico.
ResponderEliminarSí, las despedidas son siempre largas, porque nunca te vas.
ResponderEliminarHas quedado anclado en Montevideo, como yo. Vaya lío.
Es que te quedas, te quedas en lo que nos enseñaste.
y te quedas en mis palabras. Por que tú me las regalaste.
Casi siempre soy el que se queda.
ResponderEliminarVivimos yéndonos. Apenas nos detenemos.
Me detendré el día 20 de diciembre, cuando despegue el avión. Y volveré a detenerme otro poco cuando sobrevuele la Sierra de Aralar, diez minutos antes de aterrizar en el aeropuerto de San Sebastián.
Ayer recorría con el bilmanbús Labastida, San Millán de la Cogolla... y la estampa preciosa de los campos con los viñedos rojos, naranjas, amarillos, verdes... toda esa mezcla de colores me hizo pensar en el otoño y me sentí un poco como tú cuando recuerdas esos colores desde el ya veranillo uruguayo. Yo, en cambio, he vuelto a los campos secos de Murcia. Eso sí, aunque no llueva tenía ganas de regresar...Y sí, es del 77, como el buen vino.
ResponderEliminarYo regresé ayer a la capi después de una estupenda escapada pirenaica. A los dos os hubiera encantado el paisaje. Sobre todo, tras una noche de lluvia torrencial. Habrá que montar una excursión para el año que viene.
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