La seta de cardo nace de la raíz del cardo corredor, que ya en otoño muchas veces no se ve, voló reseco.
El domingo 9 de octubre, sabedor del ciclo lunar y de la posibilidad del comienzo de la temporada, me comí un bote de setas de cardo con ajos tiernos que conservaba para una ocasión memorable. Me acompañaron Gonzalo y Sebastián, y tres huevos para cuajar el revuelto. Un placer.
La espantosa comida del avión, servida a deshoras (algún día habrá que investigar por qué te sirven un desayuno a las seis de la tarde) no fue suficiente para olvidar el sabor de ese vino y esas setas. Que haya más. Abrazo
ResponderEliminarLa próxima vez que tengan ese plato no se olviden del Duquito Gourmet que sabrá apreciar las setas de los colonizadores
ResponderEliminarYo tuve el placer de recolectarlas.
ResponderEliminar