martes, octubre 11, 2005

Setas de cardo Estoy a miles de kilómetros de donde pasearía en busca de esas setas marrones de la España seca; las hay claras, casi rubias..., pero mi padre y yo preferimos las negras y gruesas. La seta de cardo, Pleurotus eryngii. Tiene un apellido que recuerda una palabra que sacaron del último diccionario: eringe.
La seta de cardo nace de la raíz del cardo corredor, que ya en otoño muchas veces no se ve, voló reseco. El domingo 9 de octubre, sabedor del ciclo lunar y de la posibilidad del comienzo de la temporada, me comí un bote de setas de cardo con ajos tiernos que conservaba para una ocasión memorable. Me acompañaron Gonzalo y Sebastián, y tres huevos para cuajar el revuelto. Un placer.

3 comentarios:

  1. Anónimo6:43 p. m.

    La espantosa comida del avión, servida a deshoras (algún día habrá que investigar por qué te sirven un desayuno a las seis de la tarde) no fue suficiente para olvidar el sabor de ese vino y esas setas. Que haya más. Abrazo

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  2. Anónimo2:20 p. m.

    La próxima vez que tengan ese plato no se olviden del Duquito Gourmet que sabrá apreciar las setas de los colonizadores

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  3. Anónimo9:55 a. m.

    Yo tuve el placer de recolectarlas.

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