Los nombres de algunas montañitas vascas tienen su misterio. El Onyo u Onddo, por ejemplo.
El último domingo, Patxi y yo subimos al Onyo (nosotros decimos así...). Caminamos sobre el enmoquetado de dos dedos de nieve que amortiguaba las pisadas en la tierra congelada. Luego subimos a la antecima del Adarra, por el este, y descendimos hasta Besabi por una pista.
Todo esto, que suena a dialecto mandarín para tantos, debería estar ilustrado con la foto del buzón que corona la cima del Onyo (redondeada como un hongo). Onyo = Hongo, fin del misterio de la primera línea. El buzón es una camita de aluminio. Como la cámara digital se resistía a trabajar con el frío, hoy he buscado en google y entre los muchos Onyos raros, casi todos japoneses, me quedo con ésta.
Ella era el único "Onyo" que comía.
No me puedo creer que esa cámara, que resistió el frío andino, se negara a trabajar por allí. ¿No la estarás malcriando? :P
ResponderEliminarSe me acabó la maldita pila...
ResponderEliminarAl final, la cámara si era un artículo de primera necesidad ¿eh? Decímelo a mí, que saqué fotos de al lado del escenario con una cámara "Yamada" con los resultados previstos... Luego fijate.
ResponderEliminarMe parece que el Onyo de foto es una cumbre más difícil de alcanzar que la del Hongo. Aunque me haría montañero sólo para intentarlo
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