(Para entender la belleza perfecta de un rompehielos hay que ser ruso del Báltico, como poco).
Pero el pasado 20 de diciembre hubo otros hielos y rompehielos. Aquí aparece
Patxi como el extra perfecto de
Gorilas en la niebla (la película). La nube cristaliza entre las rocas.
Patxi llega a la cima del Txindoki (1.348). Los otros dos gorilas esperan en la cima: mi señor padre come higos secos, yo… me golpeo un poco el pecho, ¡uh!, ¡uh!
El 24 de diciembre rompimos más hielo. Sin niebla. Ahí están
Javier (otro gorililla de pro) y el ínclito
Patxi bajando de Uakorri (1.328).
Vimos las líneas definidas de Txindoki. El Cervino vasco, dicen.
Eresfea siempre rompe el hielo. ¿Cuántos hielos se habrán sacrificado en tus copas alcohólicas de navidad?
ResponderEliminarNi uno, anonetoy, ni uno. No echo hielo al vino ni a la sidra.
ResponderEliminarAbrazo.
muy feliz navidad, eresfea! te mando un furte abrazo desde la otra orilla.
ResponderEliminarCuando se llega a la cima, ¿es una ceremonio lo de golpearse el pecho y... ¡uh uh!? Yo prefeiro las cuevas. Me siento un hogro. O un cantante de ópera (después del vino).
ResponderEliminarFeliz año, Eresfea.
Sí, al nonino, es una ceremonio. La testosterona que cristaliza en el ambiente.
ResponderEliminarSe observa en la foto como la "posturita patxi" se hace extensiva y va a crear moda, como nos demuestra Javi; debe ser contagioso, andaremos con cuidado...
ResponderEliminarwow, tengan cuidado!
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