sábado, febrero 10, 2007

Caldo


Gallego. Es el maná nocturno con el que arranco las cenas. Luego viene lo demás (siempre cuantioso..., ¡amo Galicia con el estómago!). Y más luego, aún, esas serenatas nocturnas en las literas de los refugios, donde, amparados en la oscuridad, los peregrinos nos gaseamos inmisericordes (perdón, tenía ganas de usar esta palabra).
Moraleja: No te fíes de las alemanas vegetarianas.

P.D.: Y, medio dormido, pienso que la haute cuisine es una manera de llamar a la cocina escasa, y que detrás de esos que se hacen llamar gourmets no hay sino inapetentes con dinero.

6 comentarios:

  1. ¡Qué buena pinta! ¡Qué envidia más cochina que tengo!
    Mucho ánimo.

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  2. Anónimo8:45 p. m.

    ¿Cuándo llegas? Avisa y te invito a un buen caldo. Paco

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  3. Anónimo9:22 p. m.

    Me sumo a la envidia de Gusiluz y la multiplico por diez. Algún día conseguiré hacer un Camino de Santiago invernal. ¡Ay!

    Disfruta mucho y tómate un caldo a mi salud.

    Besos

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  4. No todo lo que es cuantioso es bueno, barril sin fondo.

    Un gastroenterólogo en Galicia ganaría muy bien, aunque eso exiga sacrificar su olfato.

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  5. Si tienes ocasión, cerca de la catedral, en una de las múltiples plazas de Santiago, hay otra "tasca" de calidad (pulpo, caldo, mejillones al vapor, zorza, navajas...): "los sobrinos del tío del buen pulpo". Ahora bien, la "cañí gallega" por excelencia es la que te recomendé.
    ULTREIA!

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