El 20 de mayo, M. y yo subimos a la Sierra de las Ánimas. Los mosquitos nos recibieron sedientos nada más bajar del ómnibus en la interbalneraria, a la altura del parador Los Cardos. De allí huía una pareja espantada y acosada por los mosquitos en su BMW descapotable.
La palabra clave: "repelente".
Sin repelente de mosquitos no se podía afrontar la subida. Maldita suerte la mía: descubrí algo parecido el día anterior en un paseo por la rambla montevideana, y me vi ante la farmacéutica con cuatro habones. (La picadura más dolorosa, en el labio inferior, acentuaba mi parecido con un Stallone vapuleado). Y bendita suerte la nuestra, porque el domingo teníamos repelente. Bajo los árboles nos acosaban, pero al sol, en la pradera, se podían agarrar a puñados en el aire. Yo, a pesar del calor, vestía un pantalón de pana, sobre el pantalón de deporte, y dos mosquitos lo atravesaron (un recuerdo para sus padres...). En la cima rocosa, con la brisa reparadora y un paisaje de horizonte marino en lontananza, me bajé el pantalón de pana para untarme Pirocalamina (mano santa para las picaduras) en el muslo. Estaba bajándome los pantalones cuando, a mis espaldas, escuchamos unas voces: llegaban unos ciclistas con sus bicis de montaña.
Ahora sumo tres palabras clave: "a mis espaldas".
Quiero pensar que mi gesto les pareció un saludo simpático. O algo así. Cuestión de interpretaciones.
P.D.: En la imagen, la poza superior del Cañadón de los Espejos, la cuarta. Los mosquitos no salen en la fotografía, pero creedme, hombres de poca fe, estaban ahí.
Ja, ja, ja. Bien señaladas las tres palabras clave, pero falta conocer cómo vinieron las respuestas en bici. Seguro que remataron el trecho final con energías renovadas.
ResponderEliminarMuy bueno ja ja. Aunque creo que las chances de que te hayan interpretado tu gesto como un saludo, y un enhorabuena por haber llegado a la cima, son las mismas que tiene un amigo por haberlo hecho desde la ventana de un auto a todos los pacíficos cebadores de la rambla...
ResponderEliminarPd: Eso sí, él expuso sus carnes blancas a los mosquitos...
El asesino de mosquitos se vió atacado por ellos. Vaya ironía!
ResponderEliminarSalú!
Es una guerra sin cuartel, Publifreak. No entiendo al común de los uruguayos cuando los mosquitos les chupan la sangre y ellos se limitan a espantarlos.
ResponderEliminarUn saludo muy bucólico. Pero dí que saliste bien parado y no fue a más el asunto. Recuerda la palabra clave, esa que repetimos en tantos comentarios.
ResponderEliminarCallaaaaaa, callaaaaa, que de pensarlo...
ResponderEliminar¡Interbalnearia!
ResponderEliminarLinda manera de darle la bienvenida a alguien!
ResponderEliminarNoto cierto trauma con los mosquitos. Yo tampoco entiendo a quien los espanta sin matarlos. A veces pasa que querés matarlo y se escapa, eso se acepta. Pero ventilarlo para que se mueva me parece estúpido.
ResponderEliminar¿Alguien se ve más frustrado que cuando agarra a un mosquito con su mano, estruja los dedos para aplastarlo, abre la mano...y el mosquito vuela lentamente a un lugar seguro?¿O cuando el zumbido amenazador y súper-molesto en el oído no deja dormir?
ResponderEliminarSaludos y mosquitos aparte, ¡qué linda foto! Eso es un bosque nativo. Pero a ese bosque lo habrán visitado unas cientos, tal vez miles de personas. ¿Sabes lo que es estar en un bosque al que casi nadie ha ido? UNA MARAVILLA.
ResponderEliminarLo de los mosquitos ya lo he vivido yo hace bien poco (una semana, y aún me pican como si fuera ayer), sólo en una pantorrilla cuento nueve picaduras, y no fué en el monte, fué en Cannes, allí descubrí el porqué los millonarios son tan ricos: no dán de comer ni a los mosquitos!.
ResponderEliminarEsa anécdota la puedes enmarcar, junto a la de Iñaki frotándose las partes en el justo momento en el que un autobús de colegialas pasaba por ahí.
Falta Gollum...
ResponderEliminarGollummm... ¡mi tesoro! (mi precioso, en Uruguay). Descubrimos un conjunto de pozas más accesibles que aquélla. Abrazo.
ResponderEliminar¿vieron que gordos están? estoy segura de que son mutaciones o si no sechupan todo! Por suerte con el frío se fueron, pero todavía se ven los cadáveres de mosquitos en la pared que algunos aplastaban con una carpeta.
ResponderEliminarY con las manos desnudas, al más puro estilo pelotari.
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