viernes, agosto 03, 2007

Perspectiva

El manco vestía camisa de manga larga. Había pasado la última quincena de julio en San Sebastián, la mitad de cada uno de esos días (cuando no llovía) sentado en un banco de la plaza Armerías, mirando. Parecía que se le daba bien el clásico “pase de paloma” cerca del supermercado y de los contenedores de basura. También leía, equilibradamente, El Diario Vasco (sobre todo los reportajes de Ander Izagirre). Al cabo de una semana, entre sol y sombra, ya lucía un tono de moreno envidiable en el rostro. Pero no se bronceaba el brazo. Insistía en la manga larga. Y me sorprendía que todos los días se prendiera con un imperdible la manga del brazo ausente de la camisa, doblada, a la altura del pecho.
El pasado fin de semana, en una de las operaciones salida, o retorno, o retosalida, o salitorno…, el manco se fue; seguramente terminaron sus vacaciones.
Y sólo ahora comprendo que no las pasó mirando, sino dejándose ver.

P.D.: La fotografía es de los ibones de la Facha, del pasado lunes. No tiene nada que ver, pero me gusta tanto...

2 comentarios:

  1. A mi me da, que ese manco era un espía contratado por la Diputación Navarra, para vigilar tus pasos, en su afán de proteger los hongos y setas de la provincia.

    ResponderEliminar
  2. Si fuera navarro espía de la Diputación Foral, seguro que hubieran enviado a un cojo (rengo) para que me siguiera.

    ResponderEliminar