Los seguidores del recién nobelado de la Paz –sí, sin risas, de la Paz- nos proponen consumir un poco menos, más racionalmente, no derrochar, reciclar. ¡Fantástico! (Hasta aquí sin ironías). Sobre todo si se resuelve con algún concierto de pop rock (qué sería del Amazonas sin Sting), si se encarga papá Estado, la ONU o el vecino del quinto, o si desplazamos la responsabilidad a EEUU –que son muy malos o muy consumidores, que es lo mismo-.
Los kiotizados proponen un retroceso en el bienestar individual dentro de los países industrializados. Hace diez años de esto, y hace diez años que los estadounidenses responden: ¡tururú! (pero en inglés). Quizá porque comprenden que sus ciudadanos no asumirán el esfuerzo: ¿estás dispuesto a bajar la calefacción o el aire acondicionado?, ¿estás dispuesto a usar el coche la mitad?, ¿comerás la mitad?, ¿consumirás la mitad de la luz que consumes en casa?, ¿reciclarás tu basura?, ¿abreviarás tus duchas de agua caliente?, ¿usarás la mitad de jabón?...
¿Y si las respuestas nos corresponden a ti o a mí, y no a los estadounidenses? España, por ejemplo, lidera el incumplimiento del famoso protocolo en Europa, pero, ¡bah!, también somos líderes mundiales en consumo de heroína o cannabis. (Hagamos la ola para celebrarlo).
Vuelvo, que me pierdo...
Si fuéramos austeros, ¿qué sucedería con la economía nacional? Bien, para eso, en España, cobra Solbes, que se preocupe él. Hoy no hablaré del tópico del consumo de combustibles y sus impuestos… Me basta con intentar eludir la publicidad: llega Navidad en noviembre (con un mes de consumo adelantado) y mi buzón, los escaparates, la televisión... me animan a pensar que la culpa no es de Bush y sus secuaces. La esquizofrenia se ha instalado entre nosotros, ya oigo la doble voz: ¡Consume más, consume menos!
He tenido un sueño (Martin Luther King @): todo el mundo, repito, todo el mundo consumía como tú o como yo, y el calentamientoglobaldelplaneta ascendía cuatro o cinco grados en un trimestre. Está bien, los científicos refutarían mi sueño de exageración tropical sin problemas. ¿Pero y si todos, repito, todos, consumiéramos como Al Gore, el vicepresidente en 1997 del país de los muy malos y muy consumidores?
De hecho, estamos acusando siempre a Estados Unidos... cuando casi nos pegamos por alcanzar eso que, en teoría, no nos gusta de ellos. Y yo no necesito "nobeleros" de la paz mundial (sí, niego con la cabeza entre postura pedante y cansada) para cerrar el grifo mientras me lavo los dientes.
ResponderEliminarA ver cuál es el año que los anunciantes tienen ovos suficientes para empezar la Navidad antes de Todos los Santos.
¡Consume más, consume menos! La has clavado.
ResponderEliminar(Siempre cuento lo mismo, pero es el cinismo más descarado: Madrid apaga cinco minutos la iluminación de la Puerta de Alcalá para secundar el apagón protesta y acto seguido gasta tropecientos millones en iluminación navideña -hace uno o dos años eran tres o cuatro millones de euros).
Y después de la ola, a por la cocaína. Consumir, consumir, todo lo consumible.
ResponderEliminarDijiste una gran verdad con respecto a EEUU. Siempre le reprochamos por ser grandes consumidores, pero no nos preguntamos si nosotros consumiríamos igual si estuvieramos allá. Yo también cierro la canilla (léase, grifo) cuando me lavo los dientes :D
ResponderEliminarSalú!
Todo se entiende cuándo se pasa unos pocos días en ciudades como Manchester. Qué puedes hacer allí despúes del trabajo o en tus días libres !!???, pocas elecciones hay que no sean las consumistas...
ResponderEliminarDe acuerdo contigo, Imanol, y con los demás.
ResponderEliminarLa cultura presente que se impone es consumista. ¡Pero a la gente le parece normal que en pleno éxtasis consumista le hablen de las bonanzas del no consumo!
La paradoja del anticonsumismo no va sola. Los ecologistas (ecologistas a granel, no auténticos) quieren salvar las ballenas, cuando esquilman sus mares o queman sus ríos. Los protectores de animales se escandalizan con las corridas de toros; pero comen tres o cuatro veces por semana ternera, o corderito, o pollo maltratado en granja, o huevo de gallina exprimida en una jaula bajo la estimulante luz de una bombilla hasta quedar seca (luego sólo sirve para sopas de sobre). La antiglobalización proclama la hermandad de los pueblos y la protección de los pequeños, pero cerramos las barreras aduaneras a los que vienen con lo puesto; el pacifismo está ligado al nuevo ecologismo...
Ojo, no creo que esto sea extraordinariamente novedoso. ¿Quién negará que los hippies eran unos hijos de papá?
Ya habrá tiempo de llorar por la leche derramada. Ahora, ¡A consumir, a contaminar!
ResponderEliminarAl fin y al cabo, nuestros antepasados no se preocuparon mucho por el mundo que nos dejaron. Y está bien. Es problema nuestro.
Nuestros nietos de siete brazos, que se arreglen como puedan.
Ojo por ojo...
y Bono se quedará ciego.
PD: El "I have a dream", me parece una de las mejores frases de todos los tiempos.
A ver, a mi comprar antes en Navidad no me parece materialismo, lo es la cantidad. Ayer ya hice las compras y no llego ni a una décima parte de lo que se gastan de media los españoles (no soy una, pero vivo aquí) y hago regalos que sirven.
ResponderEliminarCreo que a ver cuándo tendrán ovos para empezar las rebajas antes de Reyes.
Aclaración:
ResponderEliminarNo porque sean españoles gastan 10 veces más que yo, fue un comentario sin más, porque seguro que hay muchos latinos y de otros lares que están a la par que cualquiera en gastos.
Lo que sí veo que cada día se consume más y las cosas se hacen más por compromiso que por mero sentimiento. En fin, nostalgia?