miércoles, enero 30, 2008
La lluvia en Mendoza es.
Es verano en la ciudad de Mendoza (Argentina), un oasis en tierras desérticas. A finales de enero, al viajero en esta ciudad le sorprenden el calor del verano (no es nada raro pasar de los 40ºC) y las veredas limpias con acequias donde hunden sus raíces los árboles que llenan las calles (fresnos, plátanos, moreras...).
Pero, al margen de la sorpresa repetida, a mí me toca la lluvia y una temperatura alrededor de los 25ºC. Las calles fueron un río el 27, y en la prensa escribieron "desmadre" para referirse a cuando los ríos se salieron de su cauce. (Desmadre, me encanta).
NOTAS CLIMÁTICAS:
El 28 cae una lluvia tropical sobre Mendoza, de 18,30 a 21 h.
El 29 se repite el fenómeno y el horario.
El 30, por la mañana, leo que ha llovido tanto en estos tres días como en todo un año. Pero lo más sorprendente hoy es que llueve sirimiri, calabobos, lluvia fina de ésa que parece que no moja, y ensopa.
No he viajado a Mendoza como meteorólogo. Esta amable ciudad es el paso obligado para acercarme hasta Puente del Inca, desde donde se inicia la ruta normal de aproximación al Aconcagua. Pero espero en Mendoza, enfermo con una faringitis feroz que quiere tumbar un proyecto para el que me he preparado en los últimos cuatro meses: la ascensión del Aconcagua. Hoy es el tercer día de antibióticos, aún me cuesta tragar, pero ya no moqueo ni me empapo de sudor en un plis plas. Ya hablo con la voz de las baladas de Bruce Sprignsteen. Mañana tengo que tomar una decisión. Pasado mañana, un autobús: al oeste, Aconcagua; o al norte, Salta, Jujuy y paseos solitarios a 4.000 metros de altura.
P.D.: Disfruto oyendo el acento mendocino, para mí musical. Por ejemplo, cuando un camarero me llama "estimado señor" para estrenar un diálogo (y ni se despeina).
La puntualidad horaria en la lluvía suele ser consecuencia en muchos casos de la acción humana, aquí, en San Sebastián (lo vengo observando desde que oí un comentario de un experto al respecto), suele coincidir muchas veces con la hora punta de tráfico en la ciudad, ocho menos cuarto, ocho de la mañana, y seis de la tarde.
ResponderEliminarCuidado en Jujuy, que no sé si es donde habita el famoso pájaro Jujuy pariente del Uyuyuy de estos lares.
Sí..., ese pájaro debe ser pariente cercano del conocido putaparió.
ResponderEliminarCon esos nombres, no hay duda: ¡Salta, Jujuy! Lo digo y me dan ganas de saltar de la silla y de gritar ¡jujuy, jujuy!
ResponderEliminarCúidate y procura subir esa montaña. Se ve fascinante.
ResponderEliminarEn mi tierra, orbaya... :) Cuídate mucho, Eresfea. De mocosa a ex mocoso ;)
ResponderEliminarBesos
Cielo raso.
ResponderEliminar(Hornillo, cabeza de ajo, sal, aceite de oliva, el cuaderno de setas y machete)
Patapumparriba.
Por fin. Luego de mucho, te enfermaste. Ahora me entristece saber que no sos inmortal.
ResponderEliminarAbrazo de gol, Anonetoy.
Eresfea, por fin vas a subir el Aconcagua?! Pero ve preparado, no puede ser que te pase algo en la rodilla, o te acatarres, o qué se yo. Si subes, subes. Aunque el tren de las nubes de Salta me parece muy espectacular, y hay muchos aimaras en esa tierra, que son muy amigables. Por cierto, Imanol, creo que el famoso pájaro Jujuy es el hijo bastardo del Jaja y el Uyuy. Saludos desde Punta Arenas, a punto de ir a ver a Margarita Eguiluz.
ResponderEliminarAntibióticos, y yo que estaba convencida de que no te enfermabas. Cualquiera sea el autobús que tomes, espero que disfrutes. Cuídate mucho.
ResponderEliminar¡Hala, Aconcagua! Qué envidia me dan esos paseos solitarios a 4.000 metros. Aquí, sin embargo, todo es llanura , viento helado y 30 grados bajo cero. El norte de Illinois no es tan famoso como Siberia, pero...
ResponderEliminarAbrazo.
Missy Dalloway: ¿¿¡¡vas a visitar a Margarita Eguiluz!!?? ¿Vas a Puerto San Julián?
ResponderEliminarAnder, esa es mi sana intención. Parto ahora para ver tehuelches en Rio Gallegos y espero estar mañana en SAn Julián. Si la conozco, le pediré que te recuerde.
ResponderEliminarNosotros encontramos a Margarita preguntando en la biblioteca de Puerto San Julián. Si la ves, dale un gran beso de parte de aquellos nueve vascos que llegaron en un autobús de colorines a visitar el Gran Bajo de San Julián. Le enviamos un ejemplar de "Los sótanos del mundo". Creo que se acordará. Calculo que ahora tendrá unos 76 años. Qué mujer encantadora.
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