miércoles, abril 02, 2008

Justicia. Caridad

El otro día hablaba con Al Nonino (que es bueno) y dimos vueltas a esto de la justicia y la caridad.
El mendigo (tal vez borracho, piojoso, enfermo contagioso, loco, maloliente, harapiento y muy feo) me pide limosna.
-No le doy, porque se lo gasta en vino de cartón o en drogas.
-No le doy, porque se acostumbra a vivir así y no trabaja.
-No le doy, porque es un profesional de la limosna ("sólo doy a los amateurs").
-No le doy, porque no me gusta que use la puerta de la iglesia como oficina de trabajo.
-No le doy, porque (si es mujer) no es justo que utilice a su bebé.
-No le doy, porque me da miedo.
-No le doy, porque huele mal.
-No le doy, porque me quedo sin cambio para el autobús, o sin el suelto para la cerveza, o…
-No le doy, porque otro día me reconoce y
a) me saluda,
b) me pide más.
No le doy (yo: sereno, sano, cuerdo, bienoliente, bien vestido y discretamente guapo/lindo).
Y no dejo de ser justo con la sociedad (¿acaso no pago impuestos para que el organismo competente se ocupe de estos mendigos?). La justicia hace el mundo más eficaz y se escribe en constituciones y códigos, incluso aparece en los presupuestos.
Unos pasos más allá reconozco la caridad de ése que siempre da sin fijarse en la justicia como yo. Él sólo da: sin justificación, sin necesidad de reconocimiento, sin esperar cualquier tipo de contrapartida.

17 comentarios:

  1. Anónimo4:50 p. m.

    ¿La justicia hace el mundo más eficaz?

    ResponderEliminar
  2. Uf... Sé que me meto en un lío terminológico.
    El asunto capital es que la caridad tiene un sólo sentido, la caridad es amor. La justicia, en cambio, tiene una interpretación más compleja y muchos disfraces. Por ejemplo, la justicia puede ser una solución de pesimistas (el hombre es un lobo para el hombre y eso...) o para optimistas en el género humano (justicia social...).
    No dudo de que se puede hacer el bien desde la justicia. Pero también tengo en mente la justicia reducida a normas sin alma, a esa madre que le dice al nene que no tiene que hacer algo porque no es legal.
    La justicia, en la práctica, parece respetar consensos y pautas, da seguridades, certezas... por eso he escrito "eficaz". ¿Es la justicia dar a cada uno lo suyo? Estoy convencido, maj, de que tú comprendes un sentido más elevado de la justicia.
    (Aquí puede abrirse el debate de qué es "lo suyo" de "cada uno"...).

    ResponderEliminar
  3. Anónimo5:49 p. m.

    Yo no sé por qué no doy.

    ResponderEliminar
  4. Mucha gente da sólo para sentirse bien. La limosna es un instrumento para limopiarse la conciencia. No digo que esté mal ni bien, solo digo que existen esas personas.

    Trato de no dar, pero a veces me puede más.
    Lo que me molesta en serio son los cuidacoches que exigen el pago. o peor, los que lo exigen de antemano.

    Es difícil. ¿A quién darle? ¿Cómo saber quién precisa más?

    ResponderEliminar
  5. Repaso un poco y me descubro una absoluta falta de criterio.

    ResponderEliminar
  6. Maj, sigo pensando en la eficacia de la justicia...

    ResponderEliminar
  7. Un problema de nuestros deslices morales contemporáneos es que entendemos la justicia como algo que hacemos excepcionalmente, algo por lo que deberíamos recibir espectacular reconocimiento. El motor de la justicia lo hemos puesto más del lado del egoísmo y el individualismo que del lado de la propia virtud de dar lo que corresponde a quien no lo tiene. Cuando nos alejamos de este sentimiento, el de dar para recibir algo a cambio, nos acercamos a la caridad. Pero caridad y justicia no son mundos separados, sino que, por lo general, cuando intentamos ser buenos, vivimos en el límite entre ambas.

    Ser justos es simplemente poner orden en lo que se ha desordenado, es un acto que no debería pertenecer más que a nuestros hábitos, algo que no debería costarnos tanto. Ser justos no es más que eso, algo por lo que no merecemos más reconocimiento que el de haber puesto un poco –casi siempre mínimo e insuficiente- de orden.

    Y sí, la justicia debería hacernos más eficaces. Pero si el motor la justicia se vuelve el egoísmo, ¿el egoísmo destinado a la justicia nos haría más eficaces? Ups…

    Empecemos a no sentirnos excepcionales por ser justos y aspiremos a la caridad.

    ResponderEliminar
  8. El problema de dar limosna es no saber identificar a quien realmente lo merece. En ese caso, talvez estamos contribuyendo a que pedir se convierta en un negocio sumamente lucrativo, que seria la razon por la cual siempre hay mendigos (que siempre hay gente que da).

    Supongo que "lo justo" es canalizar mejor a donde van nuestras limosnas.

    ResponderEliminar
  9. Anónimo8:14 p. m.

    Con criterio o sin criterio, y sin justicia, sólo creo que Dios es justo, y a veces no creo, si tengo monedas en mi bolsillo, doy. A mí me dieron mucho y me siguen dando mucho.

    ResponderEliminar
  10. "la propia virtud de dar lo que corresponde a quien no lo tiene"

    ¿Qué corresponde? ¿Corresponde?
    ¿Quién no lo tiene? ¿No lo tiene?

    Va en cada uno. Como pocas otras cosas en el mundo, va en cada uno.

    La justicia es tan mala como el comunismo.

    Si me gano en el 5 de oro un millón de dólares. ¿Qué es lo justo? ¿Que me lo quede, o que lo done a los muertos de hambre?

    ResponderEliminar
  11. Es mejor que me los quede porque los muertos de hambre ya están muertos...

    ResponderEliminar
  12. Anónimo4:19 a. m.

    Más allá de la caridad y la justicia, veo su perfil, eresfea, y noto que hay cine y literatura, pero no música. ¿No hay o no la escribió? Curiosidad que le llaman...
    N.M.

    ResponderEliminar
  13. Anónimo8:50 a. m.

    Donde no hay caridad no puede haber justicia, dijo uno a quien todos deberíamos leer.

    ResponderEliminar
  14. N.M. hay música, pero no todo se cuenta...

    ResponderEliminar
  15. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  16. Ojalá “fuera en cada uno”, Preso. Ojalá nosotros mismos decidiéramos si nuestros derechos humanos se cumplen o no, ojalá decidiéramos sólo nosotros mismos estar amparados dentro del ordenamiento jurídico o no, y ojalá sólo nosotros mismos decidiéramos llevar una vida digna o no. Pero no siempre es tan fácil, no siempre podemos acceder a nuestros derechos fundamentales. Si los derechos fundamentales se dejan de cumplir, hay un aspecto de nuestra humanidad que no puede desarrollarse. Las injusticias de una sociedad nos hacen a todos los ciudadanos menos justos, la pobreza de unos es la pobreza de todos, en un país donde uno es pobre, somos todos más pobres como nación. Y no hablo sólo desde lo material, hablo de valores y principios. Además, aquello que “le corresponde” a los seres humanos no es algo solamente material. Le corresponde libertad, educación, y en entre otras cosas–las más fáciles de solucionar-, le corresponden bienes materiales básicos para poder desarrollarse. Nosotros, que sí accedemos a esos derechos básicos, humanos, innegociables, podemos colaborar en que haya más gente que cuente con las mismas herramientas para desarrollarse. Tendremos que encontrar una manera inteligente de asistir sin ser asistencialistas.

    Definitivamente, Preso, cada persona tiene cosas que necesariamente le corresponden. Esto no es nuevo, se habla hace sesenta años en las Naciones Unidas. El problema está en cómo hacer para que esas personas que no tienen lo que le corresponde accedan a esos derechos. Una discusión bastante larga. (Asistir sin ser asistencialista, de nuevo…, etc.).
    La justicia no es mala, por favor. En todo caso, habrá concepciones erradas de justicia, o gente injusta que que impone mentiras en nombre de la justicia.
    Por último, la justicia es mucho más cotidiana que ganarse el 5 de oro. Y eso no va en cada uno, como pocas cosas, la justicia no va en cada uno.
    Saludos.

    ResponderEliminar