domingo, mayo 04, 2008
Quince minutos con Pancho
Ayer viajé a Buenos Aires. La luz de un soleado sábado otoñal ofrecía la mejor cara de la ciudad, y la oferta cultural tenía su epicentro en otra jornada de la XXXIV Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Así que caminé mucho y me fui al zoo para ver a Pancho, y que me perdonen los amigos bonaerenses y culturosos de la vecina feria de las editoriales.
Pagué 8 pesos en la entrada y caminé directo al otro extremo del zoo, donde descansa (aparentemente lo hace de maravilla) Pancho, el veterano chimpancé.
(¿Quién es Pancho? Haz clic en el cartel de la imagen y lee).
Pancho es un outsider, un resistente, un preso de por vida con yogures y pelotas. Cuando llegué ante él, estaba tumbado boca arriba y con una mano en cada pie. ¿Cuánto puede aguantar un chimpancé esa postura? Me senté junto al recinto de Pancho y anoté las expresiones de los numerosos visitantes que se agolpaban ante el vidrio protector.
Joven: “¡No es de verdad, boluda [la boluda era su novia]!, ¿no ves que no se mueve? (golpeando el vidrio bajo el cartel “Prohibido golpear el vidrio”).
Niña: “¡Está muerto!”.
Niño: “¡Pancho, movete!” (golpeando el vidrio bajo el cartel).
Señora: “No se mueve, parece una estatua”.
Madre (a su niña): “¿Te gusta? ¿Lo llevamos a casa?”.
Niña (a su madre): “Nooooo…”.
Señor (golpeando el vidrio bajo el cartel): "No se mueve".
Nena (a gritos, golpeando el vidrio bajo el cartel): “¡Mono!, ¡mono!, ¡mono!, ¡mono!, ¡mono!
Mujer a otra mujer: “Vámonos, que no se mueve”.
Y Pancho, del otro lado del otro lado del vidrio golpeado, impertérrito, mantenía la expresión simiesca de estoicismo. Cuando me fui (quince minutos después), Pancho seguía tumbado boca arriba y con una mano en cada pie.
Hace unos años, en una página de la asociación Gran Simio, leí que a Pancho le habían extirpado un testículo y que tenía artritis. Vamos, que estaba hecho puré. Entonces lo visité y lo encontré tirado (camuflado) detrás de un tronco. Una cuidadora del zoo vestida de verde me dijo que estaba deprimido.
Son graciosos los monos, concitan tanto público o más que el oso polar, el hipopótamo o el tigre. La gente no los mira como si fueran animales.
En fin, puedo afirmar, para alegría de propios y extraños, que ayer encontré a Pancho mejorado y rejuvenecido, incluso (inclusive en Argentina) diría que con cierto sentido del humor y con ganas de pitorreo.
P.D.: Felicidades, Imanol. Y recuerdos a la memoria del mono cangrejero de Antonio Gala.
P.D.2: El viernes Tom Wolfe estuvo allí (en la feria, no en el zoo).
Detesto los zoológicos. No sé por qué se vanaglorian tanto de tener a un puñado de animales encerrados.
ResponderEliminarEs igual que los canarios encerrados en las jaulas de las casas. Yo tuve unos cuantos y siempre les dejaba la puertita abierta para que se escaparan. Era toda una pequeña heroína.
Y en ese momento se levanta el Chimpancé para señalarles lo que pone en el cartel.
ResponderEliminarBueno, a mis hermanos y a mí alguna vez, más de una, se nos escapó un canario o un periquito, y el perro y el gato se disputaban la torpe presa. Normalmente sólo encontrábamos las plumas, aunque tal vez alguno logró escapar (desplumado).
ResponderEliminarMenos mal que estaba quieto agarrandose los pies con las manos, y no agarrandose otra cosa y en movimiento (cuán mono cangrejero). Entonces a ver que hubiera dicho la madre...
ResponderEliminarMuchas gracias por las felicitaciones.
Los calzones inífugos (son de una reconocida marca de material de automovilismo) veo que tienen éxito. Hay mucha gente con la entrepierna a punto de arder.
Encontró la postura correcta para que le dejen en paz. Al cuerno. Bien por el insurgente Pancho. Ahhhhhcabará justo donde su primate copito, en el panteón de los bastante/muy ilustres. Subastarán la jaula en ebay. Mucha guita. Luego pondrán a otro simio, calvo o blanco o bisojo que se ganará pronto nuestro afecto...
ResponderEliminarHaremos camisetas con su jeta. Con la de Pancho.
Me encanta la tercera imagen del niño. La actitud de Pancho muestra cierta grandeza.
ResponderEliminarVoy a practicar esa postura panchesca los lunes, a ver si alguien se atreve a molestarme.
ResponderEliminar¡Qué grande, Eresfea! Siempre con la libretita y dispuesto a cazar.