No visten raro ni quieren saldar una deuda económica de un mal pagador. Su arte es más sutil. Acechan en cualquier conversación. Se acercan con aspecto inocente, cargados con los convencionalismos sociales, con las modas del momento, para generar una deuda en ti. Aparentemente preocupados, interesados.
CUATRO EJEMPLOS
-¿Casado?
-Sí.
-¿Con hijos?
-Sí, uno, Juan.
Y antes de que el padre saque la fotografía de la cartera para mostrar la cara de Juan.
-¿Y para cuándo la parejita?
(Entre simpático y reprobador, preocupado por el hijo único, enredador de la intimidad).
-¡Escribes?
-Sí.
-¿Publicas?
-Sí, escribo y publico.
-¿Qué?
-Cuentos.
-¿Y para cuándo la novela?
(Probablemente, él no lee, pero si tú no escribes la novela estás desperdiciando el tiempo. Además, ¿cuántas semanas se tarda en escribir una novela?).
-¿Eres médico?
-Sí.
-¿Eres médico y operas?
-Soy podólogo.
-¿Qué?
-Podólogo.
-No, que qué operas…
-Juanetes.
-¿Y para cuándo el trasplante de algo?
(Porque está bien que toques los pies a la gente, pero ya es hora de que hagas algo serio).
-¿Corres?
-Sí.
-¿Cuántos días por semana?
-Tres.
-¿Y qué distancia cada día?
-Unos 10 kilómetros…
-¿Cuál es la carrera más larga en la que has corrido?
-Una de 20 kilómetros…
-¿Y para cuándo la maratón?
La vida está llena de estas preguntas, lo sé, y dependiendo del tono, de la circunstancia, no van más allá. Pero también sé que hay ocasiones en las que sólo hay dos respuestas correctas para esas preguntas finales: “¿Y a ti qué te importa?” o “No me da la gana”. Pero hay cierta violencia en esas respuestas.
Lo peor llega en el siguiente encuentro, o en los siguientes. Se apoyan en tu palabra y en tu responsabilidad: “¿Ya tenemos la parejita?”. “¿Cómo va esa novela?”. “¿Cómo va esa carrera médica?”. “¿Corriste la maratón?”. De nuevo: “la vida está llena de estas preguntas, lo sé, y…”. Pero la tiran y se van. Hasta la siguiente. Son insaciables, y no tardan en encontrar una nueva meta para ti (otra deuda para la siguiente conversación): un mejor colegio para tu segundo hijo; un marido o una esposa, otro marido u otra esposa; un viaje a Matallana de Torío; la maratón de Nueva York; un trabajo mejor pagado; un cambio de peinado o de tetas sin paraíso… Y se van.
Y comprendo a la gente de palabra cansada de rendir cuentas, que no quiere cumplir plazos ante las falsas expectativas ajenas, que no necesita cantar My Way a coro con Sinatra. Gente que opta por el silencio, elude hablar de su familia, de su profesión, de sus aficiones…, de sus futuribles. Huyen del yo para ponerse a salvo.
Como se ve en los ejemplos, el método depredador brilla por su sencillez:
1. Pregunta sin verdadero interés.
2. Respuesta con una pequeña información.
3. Apoyo en esa información mínima para plantear una exigencia de futuro, y desaparición.
4. Corolario: revisión de las expectativas creadas en el siguiente encuentro, dentro de unos plazos ilógicos.
Posibles contraataques:
ResponderEliminar-¿Ya tenemos la parejita? No, nos plantamos con uno, no nos queremos arriesgar a que salga uno como tú.
-¿Cómo va esa novela? Está terminada, se titula "Deja de hacerme preguntas, puto gilipollas".
-¿Cómo va esa carrera médica? Pedí el traslado a la morgue, todos los días voy con la ilusión de ver allí tu careto.
-¿Corriste la maratón? No, he dejado de correr, me he dado cuenta de que por mucho que corra al final los imbéciles me acaban alcanzando.
Mano de santo.
Ay, Josean. Cómo nos gusta Sinatra...
ResponderEliminarMás aportaciones del "para cuándo": acreditación, casa con jardín, asistenta...
También está la vertiente "Cómo se te ocurre", pero esa me pone muy violenta y doy miedito.
Gracias por la vía de escape.
Bea
jajajaj es buenísimo! y el comentario de escéptico también. A mi me ha pasado mucho con la oposición: ¿cuántos temas son? y ¿cuanto tiempo llevas? ¿y todavía no te sabes los temas? y ..
ResponderEliminarY ya me he pasado a las respuestas violentas. Yo ya no doy explicaciones. A mí nadie me las da. ASí que ahora en cuanto noto un tono impertinente pongo cara seria, muy seria, de perro y zanjo enseguida. Ya no hay segundos encuentros.
bettyboop
Está usted aquí, diría el gran Chuck.
ResponderEliminarYo sí.
Abrazo a la distancia.
P.D:Las respuestas de Escéptico son geniales.
P.D.2: Entre dos y tres. Sin contar los fines de semana.
Vale, estoy con escéptico...con respuestas así no habrá un próximo encuentro. jejej
ResponderEliminarInteresantísimo tema. La falta de educación, la envidia. Un tema al que soy incapaz de dar respuesta y consecuente comportamiento "en directo": ¿Ser educado con alguien maleducado? ¿Ponerse uno borde y cargar luego con la culpa? ¿Ser, simplemente, diplomático? ¿Seguir el juego y caer en la obligación creada? ¡Muchas gracias por haberme hecho dudar... otra vez!
ResponderEliminarWalrus, no corra tanto que se nos va a "achayanar" por completo, je, je.
ResponderEliminarAbrazo.
Ahí duele, IK, ahí duele. Educación (escasez), envidia (abundancia). ¿No te ha pasado con el monte?
-¿Y eres montañero?
-Sí.
-¿Y escalas?
(Identifican montaña con paredes y alguna película imposible como aquella de Stallone).
-Eh..., bueno... Un poco...
(Renuncias a explicar los distintos niveles de escalada).
Pero eso no importa mucho, enseguida preguntan:
-¿Y cuál es el monte más alto que has subido?
-X y nada más decirlo ya te estás arrepintiendo.
-¿Y para cuándo un 8.000?
Cómo explicar que no es cuestión de altura sobre el nivel del mar...
Milia, Escéptico, no sé..., me parece que los contraataques no darían el resultado esperado, casi siempre hay problemas de sordera, de incomunicación, de inerpretación...: el "ruido" de los comunicadores.
_¿Y eres montañero?
ResponderEliminar_Sí.
_¿Y coges setas?
_EH..., bueno... Un poco.
_¿Y por dónde sueles ir?
(Y ves la noticia en el telediario sobre unos montañeros que se internaron por no se qué desfiladero a coger no se qué tipo de setas que, según dicen los expertos consultados, jamás existieron en esa zona).
A veces, lo mejor, cortar por lo sano. Uno ve como va a acabar la cosa y ataja:
ResponderEliminar- ¿Y qué haces?
- Paso mierda.
Y ya.
jajaja j, qué crack! estoy de acuerdo. Hay que cortar por lo sano.
ResponderEliminarbettyboop
Huir del yo para ponerse a salvo. ¡Qué gran verdad! Pero luego dicen que no eres comunicativo, que te encierras en tus cosas, que vas a tu bola, que no abres tu corazón.
ResponderEliminarClavao,clavao.Por qué la gente se cree con derechos para saber de nosotros, sugerir y "mangonear nuestra vida" con esas preguntas que hacen daño.
ResponderEliminareresfea! he estado mirando tu perfil (perdona la curiosidad) y he visto que te gusta la película Mí tío! Me encanta esa peli!!!!! es genial! pero cuando propongo verla en mi casa todos mis hermanos, entre ellos J., se lanzan a mi yugular!
ResponderEliminarPensaba que era la única rara a la que le gustaba esa película.
bettyboop