Llegué contento a dormir en Portomarín. Tengo mucho de pajarillo que se estimula con la luz y el 7 de abril había sido radiante. Antes del amanecer del día siguiente, cuando cruzaba uno de los brazos del embalse de Belesar, comprendí que la niebla embelesa.
Cuando yo hice el camino también dormí en Portomarín. Mi amiga y yo habíamos tenido una caminata con corte de digestión incluido y nos derrumbamos al lado de la señal del pueblo, junto a un grupo de seminaristas.
ResponderEliminarPor la noche en la misa, el cura pidió 'por las fuerzas de una chica alta y otra rubia que han llegado sin resuello'(y que sentadas en el último banco querían que se las tragara la tierra).
edp
Precioso nombre, um. Estos juegos de palabros son los que le gustan a Sergio F.
ResponderEliminarLa niebla siempre me pone contenta. Irá en los genes.
ResponderEliminarQué ganas de ponerse a andar.
Bea