Las senderuelas (Marasmius oreades) son las "culpables" más habituales de esas enormes pruebas de compás verde en medio de las praderas naturales: unas veces se dibujan arcos, otras semicírculos, en ocasiones casi cierran el círculo ("corros de bujas", los llaman). La huella se debe a la mayor concentración de nitrógeno que provoca el micelio del hongo. Y de vez en cuando esas huellas están cuajadas de setas. Como viene ocurriendo, desde hace dos semanas, en las laderas al sur de Satrústegui...
P.D.: La fotografía es de Pilar.
Y que buenas que están!
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