lunes, junio 14, 2010

Cuevas

Lo mejor de las cuevas es poder llevar a los niños de visita. De niño me parecía fascinante explorar una cueva, y creo, como cualquier tarado, que el resto de la humanidad comparte mi tara. O, por contarlo de manera un poco más melosa: en las cuevas me espera el niño que fui (que soy).
De momento, esta temporada, Asun, Patxi y yo hemos abierto brecha: "nos llevamos" a las cuevas. Cristinos (24 de mayo) y Putxerri (10 de junio). Y disfrutamos como críos. Pronto vendrán más cuevas y más tara..., digo, más niños como nosotros.


La boca de la cueva de los Cristinos, en Urbasa, se abre en el interior de una dolina y tiene escalones de acceso.

Emoción en una sala baja de Cristinos.

Me gustaría bautizar esta sala de Cristinos como "Decapitadora".


Boca de la cueva de Putxerri, al pie de una faja rocosa, en el noroeste de la cima homónima de Aralar (las nubes de mosquitos de la entrada no se ven en la imagen).

Asun y Patxi en el lago interior de la cueva de Putxerri.

Putxerri tiene una cómoda bajada.

7 comentarios:

  1. Tienen algo de inquietante las cuevas, una mezcla de aventura y descubrimiento...

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  2. ¡Qué valientes, sin casco!

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  3. Cada vez que me acuerdo que una vez me metieron hasta el fondo en una cueva en Hernio... apuf, qué miedo.

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  4. ¡Qué buenos recuerdos! En un campamento en la sierra de Los Palancares entramos en una cueva. El monitor nos dijo que había "dos niveles" de dificultad y que habíamos finalizado el fácil. Así que unos cuantos vimos que nuestro honor estaba en juego, por lo que debíamos realizar también el nivel difícil. Resultado: coscorrón contra una estalactita después de que se me cayese el casco al subir una roca con una cuerda. Eso sí, super orgullosa :) .

    La sala "Decapitadora" es impresionante. ¿A qué profundidad está? Gracias por esta entrada :)

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  5. Asier aún se acuerda del "día de las cuevas", aunque no sé por cuanto tiempo (ejem).

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  6. Qué envidia. Pena de claustrofobia...

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