miércoles, diciembre 15, 2010

Profesión

Primero quise ser labrador, porque era el oficio más cercano al campo. Luego, gracias a Félix Rodríguez de la Fuente, biólogo. Pero la biología se convirtió en afición cuando comprendí que tenía un don: la cata del merengue. Y eso, el don, como nos enseñó el tío de Spiderman, implicaba una responsabilidad. Pero dejé el (buen) camino: la química, el periodismo, cosas que tienen relación con la escritura y la literatura...
Hace un par de semanas me reencontré con mi vocación, el buen camino. Fue en la senda del Txindoki.
Y ahora que siento de nuevo la llamada, resulta que las pastelerías están llenas de natas. Joderjoderjoder.

P.D.: La fotografía es de Pilar.

5 comentarios:

  1. ¡Qué esponjosa y dulce fotografía! Seguro que quedan reductos de merengue ;)

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  2. Jo, qué subida más pegajosa.

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  3. A esa foto sólo le falta la guinda.
    ¡Feliz Navidad y saborea el 2011!
    Un abrazo.

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  4. Existe un momento que volvemos la vista al origen, pera ver nuestra historia con otra mirada y volvernos a reencontrar. Para pararnos en lo esencial y quedarnos con la nata de la vida.
    Que bonita foto, el Txindoki de siempre, desde otra mirada espectacular.

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  5. Javier, en vez del Cervino vasco, deberían llamarlo el Kailash vasco. A ver si te pueder sumar un día de estos...

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