La universidad española está llena de blanditos. Gente que dice que hay que apoyar la democracia en Libia (en la cafetería) y habla de la exclusión aérea hasta que se queja de que el pincho de tortilla está un poco seco. Gente de manos blandas. Profesores contracturados, estresados. Gente que llora cuando no ha estudiado y le han suspendido. Gente que llora cuando ha estudiado y le han suspendido. Gente que se queja porque hay que leer mucho. Gente que no puede prescindir de salir dos noches por semana de juerga. Gente que saca tiempo para ver la televisión todos los días. Gente que esquía. Gente incapaz de aguantar estoicamente el frío o el calor. Gente que no encaja bien ocho horas de trabajo diario. Gente poco acostumbrada a madrugar.
(¿Por qué respeto a la gente que madruga?, tengo que hacérmelo mirar por mi enólogo).
Gente que va de intercambio Orgasmus (Erasmus en papeles oficiales). Gente que protesta porque ya no se puede fumar en la "uni". Gente ecologista y motorizada que llena los aparcamientos de la universidad (sin ingresos propios más allá de los que les facilitan sus propios padres). Gente amanerada a la hora de pedir un café: temperatura, edulcoración, tamaño, cantidad, envase, porcentaje de café y leche, calidad del café, porcentaje de grasa de la leche...).
Basta.
Porque la universidad en España es como Gran Hermano, espejo de la sociedad y de su sistema educativo, ¿no? Y todo lo que he escrito es de una simpleza insultante; por eso, retiro lo escrito. Creo que este tipo de retiradas es lo que se lleva:
-Oye, que lo he retirado, ¡eh!
O mejor:
-¡Joder, que ya me he disculpado!
Y el título de esta entrada no sirve para nada, como casi todo lo escrito hasta ahora, cuando pienso en los ingenieros (aquellos universitarios...) que desde hace días trabajan intentando solucionar las averías de las centrales nucleares en Japón. Son mano de obra cualificada, esa clase de gente que encuentra un trabajo muy bien remunerado en un santiamén. Ellos saben que les queda un mes de vida, dos, ¿tres? También saben qué pasará si ellos no se sacrifican. Y lo que puede pasar a pesar de su sacrificio.
¿Dónde aprendieron eso?
Y ésta es la fotografía de la catástrofe de Japón que más tiempo he mirado.
Me la ha enviado Imanol por correo electrónico, con un montón de fotografías más.
Me atengo a Hersey y su Hiroshima para entender por qué lo hacen, por qué el resto no se pega en las filas ni se las salta, por qué no saquean.
ResponderEliminarY sí, el resto somos unos blanditos. Y lo peor es que no nos damos cuenta.
Suscribo casi todo. Lo del casi es porque, por suerte, también hay algún universitario diferente a los que describes, que posiblemente mañana sea un buen profesional. Lo que pasa es que hacen poco ruido, y pasan más desapercibidos que los otros.
ResponderEliminarDe todas formas, en general, tienes más razón que un santo.
¡Pérez! Aún así, no todo es como parece. Y lo sabes. Los japoneses dicen que esto ha sido peor que Nagasaki e Hiroshima. Y quizá por eso "saben". Todo llegará, y el que hoy se resiste a "saber", ya se enterará. Me compliqué un poco..., pero ta, merece. ¡Saludos!
ResponderEliminarGran texto, gran foto. Muchas gracias.
ResponderEliminarY también están los que traen hijos al mundo... qué incoscientes.
ResponderEliminarHabría que repasar el concepto de "sociedad avanzada".
ResponderEliminarHéroes. Inclinémonos ante ellos.
ResponderEliminarMuchas gracias Josean, por siempre recordarnos lo que verdaderamente importa.
ResponderEliminarClaudia Blanco M.
¡Ta!
ResponderEliminarEl agradecido soy yo, Claudia.
ResponderEliminarY Jav.E..., todo menos inconsciente. Un abrazo.