No es un error. Altuta, y no altura.
El viernes 4 de marzo, Asun y yo fuimos guiados por el Jedi (regresado) Patxi. El regreso tuvo lugar en algún paraje no muy lejano de San Sebastián (Artikutza), pero sí de los pasos habituales. Alguien con mala idea había regalado un libro guía de Artikutza a Patxi (a ver..., eso es como regalar la batería al sobrino, como echar alcohol para apagar el fuego).
Fuimos.
Y volveremos a ese entorno, porque Patxi es capaz de organizar, como poco, otras dos salidas de seis horas caminando en busca de parajes insólitos.
Esta vez disfrutamos:
- de la inocente salida de Eskas;
- del plano inclinado del ferrocarril minero (Patxi dice con emoción de aizkolari que "cortado como un hachazo");
- de la arquitectura tipo Le Corbusier de un depósito de agua y bombeo donde arranca el canal a la vista entre Artikutza y Añarbe;
- de una antigua mina de hierro;
- de unas laderas desoladas tras la tala de los pinos;
- de los crómlechs en la ladera de Altuta;
- de la cima de Altuta;
- del ventarrón del norte;
- de un collado con hayas y robles añosos;
- de las ruinas de las ferrería de Elama;
- de la cascada de Artikutza repleta de agua.
Asun y yo pusimos muchos ¡oh! a todo con sincera emoción y almorzamos muy a gusto. Añado que un lazo de ramas de haya enredadas en la polaina de la pierna izquierda me derribó sobre la rodilla derecha. Con el impacto de la rodilla sobre una piedra, vi las estrellas que no desmerecieron, en conjunto, con el verde casi fosforescente de los musgos del día.
¿Un librico pequeño con anillas, tipo cuaderno? ("Artikutza, guía del visitante").
ResponderEliminarEl mismo, IK.
ResponderEliminar¡Bravo! Después de Jordan, Armstrong y Schumacher... ¡vuelve Patxi!
ResponderEliminar