Inicio del ascenso definitivo, ante los Mallos de Lecherines. El 11 de junio,
Pilar y yo subimos a Lecherín por el sur, y por el camino de Caperucita (el largo, si se compara con el del lobo). Desde Rigüelo, nos acercamos al refugio homónimo cercano a la variante de la GR11 y subimos después al collado de la Magdalena (cambio de valle) con vistas al refugio López Huici. No bajamos hasta el refugio con premeditación: junto a una zona de arcillas ricas en sales se relamen los sarrios confianzudos. No conozco otro lugar de Pirineos donde se dejen acercar tanto. Subimos hacia el collado de Lecherines, entre los Mallos de Lecherines y Lecherín, y pasamos junto a la sima Maguila (
¡qué grande el Gorila Maguila!).
El tramo final de Lecherín tiene un par de brechas en la caliza para subir, optamos por la que está más hacia el este y marcada con algunos hitos. Hay que poner las manos para llegar hasta la ermita buzón de la cima (2.570).
Obsérvese el adoquinado interior de la ermita buzón. Un fenómeno, el artista adoquinador. La nomenclatura de la cima ofrece tres posibilidades: Pico de la Garganta de Borau, El Libro y Lecherín. Yo me quedo con la más fácil de recordar.
Desde Lecherín la vista es maravillosa: el entorno de Collarada, Pala de Ip...; el omnipresente Midi Ossau; Aspe; los Mallos de Lecherines al estilo Monument Valley...
Pero me llamó mucho la atención ver a nuestros pies el antiguo ibón de Tortiellas colmatado y verde tierno, con el arroyo que culebrea en las clásicas "aguas tuertas".
Con un clic en la imagen veréis las aguas tuertas y, en el siguiente valle, el campamento militar de Rioseta. Bajamos por el camino del lobo: desde el collado de Lecherines, en dirección sudoeste, para coincidir con la línea de hitos que guían la ruta desde el Paso de la Garganta de Aisa hasta la GR11, cerca otra vez del pequeño refugio pastoril de Rigüelo.
Y a lo largo del trayecto hubo hermosos perrechicos.
P.D.: Tenía ganas de escribir "pastoril" (que, para mí, siempre va unido a "bucólico").