El "más allá". Hacia el collado de Arruta.
El domingo 2 de octubre, Lourdes, Pilar, Susana, Ángel, Imanol y yo subimos desde Gaintza hacia Irumugarrieta por una de estas vías redescubiertas. Desde Gaintza, en la ruta de Elkomuts a Irumugarrieta o Aldaón, se toma la variante en la "penúltima" pradera (sé que es una indicación ambigua, leed el libro) con la vista puesta en las calizas de Irumugarrieta; cerca esas paredes, se entra de nuevo a la izquierda, en un tramo de hayedo, y se sale al collado de Beldarri. Dos líneas de alambre electrificadas cruzan por las cumbres de las Malloas en esta zona (lo descubrió Pilar con calambrazo). En la cumbre de Irumugarrieta (1.437) nos encontramos con varios grupos de montañeros (no veríamos a nadie más a lo largo de la jornada), lo que queda del vértice geodésico destrozado y la placa sobre la que se afirmaba el desaparecido buzón a 1.427 m (hay otro nuevo a unos metros, pero no tiene forma de seta).
Después desandamos un trecho hacia el este y subimos a Beldarri (1.405), y seguimos más allá con el recuerdo de otra jornada memorable. Disfrutamos de las crestas con panorama al valle de Araiz y, desde el collado de Arruta, salimos hacia las suaves estribaciones de Mendiaundi (1.307).
Allí almorzamos y seguimos en dirección este, hasta que (ante el fresno guía) giramos hacia el norte en busca del paso del collado del Abad. La hierba invade viejas sendas. Queríamos enlazar por la ladera nordeste de Subizelaigañe, "lomeando" sobre Azkarateko Malkorra (948), con el clásico camino de Beluta. Como algunas fuentes están cegadas, la sed no guía las pisadas de los caballos y no se mantienen como antes los caminos; además, las ortigas y los helechos no descansan por vacaciones en primavera. Por fin, tomamos el camino de Beluta y bajamos a la pista de Errazkin, donde teníamos un coche aparcado con toda la intención para el regreso.
Apunte micológico: las lepiotas (o galampernas) están medio secas, pero están en las praderas que guardan algo de humedad.
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