Cuando en 2005 elegí el diseño de la plantilla para eresfea, opté por uno amarronado y bastante feo (como correspondía), que en los márgenes dibujaba algo parecido a unas grecas dignas de empapelar paredes de los años 70. Desde entonces, el blog y su diseño quedó colgado como un jamón en la Red. Es cierto que cambié alguna cosa visual (foto aquí, llamada allá...), chapucillas. El primer cambio en el blog fue invisible, accedí hace tres años a la posibilidad de seguir las estadísticas de visitas en el blog, procedencia de las visitas... Eso me ha enseñado mucho, por ejemplo: sé que el jueves es el día con más visitas; que lo más visitado son libros (lecturas), hongos, cuevas y comentarios con mala baba; que el número de comentarios no tiene nada que ver con el número de visitas...; y, lo más importante, que eresfea podría vivir casi solo, tirando de archivo, sin necesidad de nuevas entradas por parte de su autor.
Había pensado en cerrarlo un día por sorpresa pero con mucha premeditación: todo se acaba, hasta el pata negra. Hoy, en cambio, 28 de abril, cumpleaños de Martín O., llega el cambio visual. El porqué es muy sencillo, donde antes escribí "chapucillas" ahora escribo "gran chapuza". Esta mañana me he puesto a enredar en el blog y he llegado a un punto sin retorno en el que no se me permitía recuperar la plantilla anterior. Esto me ha hecho reflexionar durante unos segundos en la noción de límite, en la posibilidad de encontrar la tecla "destruir" y terminar con el blog en un clic, y me he reído solo. Así es, cuando uno no cambia, lo cambian a uno. Por cambiar..., he cambiado hasta de contraseñas, que es una manera de no cambiar nada de uno mismo.
P.D.: A cierta edad, o te ajamonas o te amojamas.
Ahora te toca abrir cuenta en facebook, twitter, g+,...
ResponderEliminarPD: Si funciona, no lo toques.
¡Hala! Aquí seguiremos aunque te amojames.
ResponderEliminarUna mala mañana la tiene cualquiera, Sergio. Ahora me quedaré aquí, al borde de otro cambio que no llegará.
ResponderEliminarGracias por la fidelidad, Mr. Shy.
Grande. Como decía Indurain: "Ahí estamos".
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