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Luz en Baracea. Fotografía de Pilar. |
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Desde el collado de Urdaite hasta el de Gimbeleta. Fotografía de Pilar. |
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Desde Gimbeleta se enfrenta la rampa más exigente. Entonces, Lourdes (hábil manipuladora de marionetas, muñecos, títeres y hombres) saca de la mochila al pequeño eresfea y lo maneja con arte: lo manda por delante a abrir huellita. Fotografía de Patxi.
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Tramo final de la cresta de Kartxela. |
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Cima de Kartxela (1.982) ante el buzón (casita) cubierta de nieve. Fotografía de Patxi. |
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Patxi inicia el descenso: amo de su destino, capitán de su alma... Invictus. Fotografía de Pilar. |
Anochece el 3 de enero en la bajada de Kartxela, y quedan algunas certidumbres: la delicada luz del crepúsculo (que invita a caminar con cuidado, como si ya no tuviéramos derecho a gritar, a dar saltos, a patear la nieve), piolet y calma tensa hasta el collado de Gimbeleta; luego, los frontales encendidos, un búho, un zorro; la mirada extasiada ante la Vía Láctea y la llegada al coche en la NA1370, cerca del refugio cerrado de Belagoa, a las ocho de la noche.
Después, en el refugio Bortiri, en Uztarroz,
Lourdes,
Pilar,
Patxi y yo disfrutamos el fuego de chimenea, las patatas a la riojana, el yogur griego con la delicatessen de las nueces (seleccionadas por
Patxi), vino chileno y de Ribera de Duero.
Gorros de lana con borla. ¡Y ríase usted del frío!
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