Fue el domingo 25 de septiembre, en Orexa, ese territorio guipuzcoano que miro con la lupa de Astérix y Obélix en cada elección desde hace demasiados años.
Todo iba como siempre va en Orexa: fiel a la tradición democrática de la Constitución Española de 1978. Récord de participación. 10 renuentes que se abstienen. Los 2 que votan en blanco (me imagino que leen novelas, que saben pescar truchas con mosca..., qué sé yo, que hasta hicieron un herbario de niños). Sospecho que los 2 votantes del PNV votaron temprano, gente mayor que hace el paquete completo: desayuno, voto y misa. En fin, que Bildu iba a sumar el carro de votos de siempre cuando llegó la sorpresa. Trasladaré el título de Nothomb al recuento en esa mesa electoral: Estupor y temblores). 1 voto díscolo, a Podemos.
Un amigo me hablaba hoy del cambio en marcha. Y aunque una golondrina no hace el verano, creo que es justo hablar de cambio otoñal y que mi anterior entrada electoral de Orexa ha sido contestada por la realidad. Reconozco también que el sábado, mientras reflexionaba por el valle de Araiz (que nadie imagine que fui a recoger setas) al estilo Alfonso XII...; el sábado, digo, estuve tentado de acercarme a Orexa, para ver, para escuchar cómo vivía el pueblo la jornada de reflexión. Pero no fui. Ah..., hoy me arrepiento. Y no sé por qué imagino a un vecino con la postura del Pensador en el frontón, esforzado, musitando (casi palabras de amor): "Podemos".
P.D.: 74 votos de Bildu.
Esperaba esta entrada. Valió la pena.
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