jueves, junio 22, 2017

Palabresco: palabras vaciadoras

"Las palabras son por naturaleza neutras e indiferentes. Es de su contexto de donde sacan lo más vivo e intenso de su carga emocional", escribió Leys, que las comparaba con los colores y citaba a Delacroix: "Dadme lodo, haré con él carne de mujer de un color delicioso, con tal de que me dejéis elegir los colores que aplicaré alrededor".
Fruto de esa neutralidad, de esa indiferencia, de ese contexto, también pueden sacar lo más exánime y mortecino; dicho de otra manera, creo que también hay algunas palabras decolorantes, vaciadoras.
"Tienes que cambiar el...", me dice alguien. Alguno dirá que es una manía, que a ver si cuando dicen  Chipre escucho sólo re, o cuando dicen chipirón, oigo "irón". No, no tengo problema en escribir o decir chip.
-Chip, chip, chip.
Pero si me dicen que tengo que cambiarlo (se entiende qué) para referirse a mi carácter, a mi modo de comprender las cosas... ¡Ay! Desconecto.
En ocasiones no es ni siquiera el contexto de la palabra, creo que todas las personas cuentan con al menos una palabra que provoca una especie de vacío mental, que les deja en un trance de gallina hipnotizada; apenas uno, dos, tres segundos Hasta que recuperan el sentido.
"Ello". Estoy convencido de que con algunas palabras concretas sucede lo que con esos héroes solitarios capaces de rodear al enemigo. Cada vez que escucho el "ello", se abre un hueco succionador de palabras, un agujerito negro y léxico. Luego, cloqueo y vuelvo.


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