sábado, julio 08, 2017

Palabresco: Que ya no queda nada que rascar

Supongo que el "Que ya no hay nada que rascar" (que implica cierto manejo de la cucharilla para el fondo del vaso del yogur, del flan, del arroz con leche, de las natillas, del helado...) suena cotidiano y maternal para muchos lamineros. La frase anuncia que no se conseguirá algo, que ya se ve algo imposible. Y el fútbol la ha adoptado. El "Que ya no queda nada que rascar" se escucha y se lee en los descensos anunciados de primera,  en los intentos vanos de remontada en eliminatorias a doble partido, cuando la afición realista empieza a abandonar el campo... Hay una noción de pérdida íntima en el que no quede nada que rascar, algo que ya no se puede recuperar con las uñas o con algún instrumento pequeño. Pero también algo compartido. Cuando alguien te dice "que ya no queda nada que rascar", quizá no lo sabes, pero estás en confianza, entre los tuyos.

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