La finca donostiarra de Artikutza, en Navarra, es uno de los últimos grandes espacios cercanos al País Vasco donde hay kilómetros de bosque para caminar libremente y recolectar boletos (
edulis,
pinicola,
aestivalis). Más allá de los límites de la finca, en varios bosques navarros de tradición
honguera comenzaron en el S XXI a limitar el acceso recolector para proteger la naturaleza o sacar dinero, según se interprete, ordenando la recolección (cobrando) en parques micológicos o cotos (que cada cual decida).
Artikutza era una fiesta de buscadores el sábado 23 de septiembre de 2017, aunque, con tanto
buskalari, los hallazgos correspondieran a los recolectores más avezados.
(Confieso que disfruto escribiendo
avezado en otoño).
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