Un hombre corre y grita que corran a sus tres hijos rezagados bajo
la lluvia negra. No llevan paraguas ni impermeables, ni hay un refugio cercano. Los niños se van quedando atrás y oyen a su padre, que vuelve, maldecir y blasfemar hecho cisco bajo la lluvia, ahora que termina el incendio, ahora que el agua apalea el fuego.
Cuando el terror muere siempre nace la ira .
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