No seáis incrédulos. Están el ángel espadachín y flamígero del Génesis, el ángel de la guarda, el ángel gordito y arquero que apunta a los corazones de posibles enamorados, los angelitos negros que pedía
Machín al pintor que pintas con amor..., y también éste que crestea o cornisea (como queráis).
Fijaos bien. Fue el 8 de octubre.
Algún día caminaré por una cornisa así. (No en el sentido metafórico; eso lo hago bastante seguido).
ResponderEliminarHagan click en la imagen. Vale la pena.
¿Puede ser que yo haya caminado por esa cornisa? ¿O es que soy tan ignorante que no distingo una corniza de otra? ¿O ambas?
ResponderEliminarSí, pobre loco, tú también fuiste ángel.
ResponderEliminarEresfea:
ResponderEliminar¿Un ángel cayó del cielo y se postró en la cornisa?
¿Tus pies se apoyaron en la inmensidad o la inmensidad te sostuvo?
Grandes preguntas, ¿no?
¿Un ángel en la Tierra? O venís a embarazar a alguna pobre, o te tiraron de arriba por mala conducta...
ResponderEliminarPor ahora me tengo que conformar con la vista del desván de casa. Ya vendrán tiempos mejores...
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