Esto lo descubrí en Montevideo, donde las mujeres siempre sonríen enseñando los dientes en las fotografías (sobre todo las de Carrasco). También muchos hombres montevideanos enseñan los dientes al sonreír para las fotografías.
Regresé (al País Brusco) y confirmé la teoría: los hombres vascos no sonreímos con dientes (aunque estemos contentos). Y menos después de comer (cuando siempre estamos contentos). Por ejemplo: terminamos el almuerzo reparador en las campas de Urbía, después de subir y bajar Aizkorri; torcemos el morro.
Lurdes,
María y
Kristina sonríen con dientes.
P.D.: Tengo una amiga con apellido de pirata que sonríe como un tiburón blanco.
En el clavo. Con las fotos, Nerea siempre insiste en eso de que hay que enseñar los dientes.
ResponderEliminarQuizás los hombres ocultabais la dentadura porque aún estabais degustando algún pedacito de chuleta enredado entre las muelas. El pequeño y gozoso momento rumiante, la sorpresa de encontrar una bola extra.
No puede ser, no puede ser. Todo confluye (publicitariamente).
ResponderEliminar¡Un apellido de pirata! Por favor, necesito saber cuál es ese apellido. ¿Se siente o se ha sentido tu amiga alguna vez pirata?
El marketing a veces inventa cosas. A las parejas sin hijos de treinta y tantos años(simplificando bastante) les llama DINKS.
¿No será una DINK (Double Income, No Kids)? ¿O una SINK(Single)?
Los piratas han regresado.
Mejor dicho: están a punto de hacerlo.
Algún día lo explicaré.
Yo no sonrío por mis dientes chuecos (o sonrisa de inglés) o por ese restito de lechuga que me quedó en los dientes.
ResponderEliminarCreo que a Inqui le faltan horas de sueño.
ResponderEliminarCon dientes o sin dientes ¡no queda nada en los platos!
ResponderEliminarTu eres fea? o te lo crees?, no hay nadie feo, simplemente son resultones y nada más.
ResponderEliminarRoberto, soy eresfea, me lo creo, y los de la foto son resultones y mucho más... También son generosos, por ejemplo. Si crees que los de la fotografía son guapos, te aseguro que tienes las copas pagadas (si lo proclamas en su presencia y con entusiasmo).
ResponderEliminar1
ResponderEliminarUno de mis tíos llama a enseñar los dientes "poner regaño". Está en el top, top de mis expresiones favoritas.
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Hace años dibujé una mascota para un concurso. Hice un toro con sonrisa dentada. Se lo enseñé al redactor jefe de la revista para la que trabajaba entonces:
J.: ¿qué te parece?
RJ.: ¡Es Cobi-cabrón!
Y sigue siendo Cobi-cabrón, J, nadie creyó jamás que fuera un erizo peregrino.
ResponderEliminarQué cierto. Sólo a mi -cuan Bruto, hijo mío, ingrato- me consiguió engañar haciéndose pasar por erizo pergrino. El toro vino muy poco después, tan Cobi-Cabrón como su antecesor. Otro color, sí. Pero la sonrisa le delataba.
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