Pruebe a tocar el piano izquierdo de las costillas y trate de acertar con la novena. Nada que ver con la sinfonía, esto es mucho más vulgar: cuando toco la mía, me duele.
Hace tres semanas que me dolía por ahí, pero el veinte ene, y gracias a la ciencia en forma de placas de rayos X, la doctora y yo sabemos que ésa es la novena, que tengo rota la novena costilla del lado izquierdo, y no sé qué historia del parénquima pulmonar.
Bien. ¡He aprendido desde dónde se empiezan a enumerar las costillas!
-¿Qué hago? -pregunto a la doctora.
-Cuidado con el catarro, toma mucha agua y respira hondo... Y si tienes fiebre..., me avisas.
-¿Cuándo se me curará?
-Uyyyy..., eso tarda mucho.
Luego me ha preguntado en qué trabajo y me ha explicado cómo le molestan las faltas de ortografía en los periódicos.
Hemos coincidido en que los niños ya no escriben, como antes, dictados en las escuelas.
También he aprendido que los viejos llegan al menos una hora antes a las consultas médicas, que miran mal a las embarazadas porque las pasan antes en las citas. Los viejos piden citas en noviembre para enero o febrero, y merodean alrededor de las salas de rayos X con aire despistado, como si quisieran recibir superpoderes por irradiación.
Tu experiencia me puede servir para resolver un enigma histórico.
ResponderEliminarRecordarás aquella Vuelta en la que Olano, con el maillot amarillo, se dio un trompazo bajando La Cobertoria, se levantó, terminó quinto en el tremendo Angliru y mantuvo el liderato. Al día siguiente dijeron que tenía fisuras en una o dos costillas.
Aguantó con el maillot unos días más, hasta que reventó en Andorra y se retiró. Algunos periolistos decían que lo de las costillas era un cuento, porque si hubiera sido verdad no habría podido soportar el dolor subiendo un puerto.
¿Crees que Olano pudo correr tantas etapas con una costilla fisurada? ¿Se minusvaloró el poder del gen guipuzcoano? ¿Podrías patearte los bosques de Eugi con una costilla rota, si te prometieran el Gran Hongo?
Recomiendo a los viejitos que se acerquen al escaner. Me recuerda a un electrodoméstico que aparecía en la película, "El dormilón", de Woody Allen. Y también irradia.
ResponderEliminar¿Cómo fue? ¿De aventuras por los bosques o en un mal gesto? Quedarías mucho mejor si nos dijeras que fue recogiendo setas y que valió la pena. Todo un héroe. No nos decepciones.
ResponderEliminarLa 7ª costilla
Mmm... no sabes el gustirrilín que me da leer demostrativos con tilde cuando funcionan de sujeto. Ésa, ésa es la novena sinfonía.
ResponderEliminar7º costilla, no te puedo decepcionar. Fue como fue: el 28 de octubre resbalé en la pendiente de un hayedo, tuve que elegir entre poner el costado o poner la mano y reventar las dos bolsas de hongos que llevaba en la mano derecha (y dos beltzas que acababa de recoger). Obviamente, puse el costado.
ResponderEliminarAnder, Olano pudo hacerlo. Era, es un toro. Doy fe, por ejemplo: se puede hacer montaña por los Pirineos a buen tren. (Los bosques de Eugui son pan comido -la temporada declina irremisiblemente-)
Eresfea, tranquilo, si estás roto no hace falta que vengas a darnos clase. Te doy vacaciones durante el tiempo que necesites para recuperarte.
ResponderEliminarSección morbosa: algunos 'profesionales' suelen operarse para elimiar la novena costilla, dicen, y tener más flexibilidad en su quehacer. Como si fueran porteros de balonmano, que se arreglan no se qué tendón de la pierna para lanzar la gadgetopierna.
ResponderEliminarAnder, acertaste con Primoskaja.
Eresfea, cuando uno llega a cierta edad se convierte irremediablemente en un merodeador. Recorres las calles en busca de obras que observar, paseas por los parques esperando que algo inusual suceda y te alegre la existencia, y por supuesto merodeas por los hospitales en busca de superpoderes radiactivos.
ResponderEliminarTú ya empiezas rompiéndote costillas (nada menos que la novena). Yo que tú me andaría con ojo. Cualquier día te encuentras buscando un agujero desde el que mirar el avance de una obra. Entonces un enérgico chaval te sacará una foto y escribirá una entrada sobre el tema en su blog. Es el ciclo de la vida. Pero tranquilo, aún te quedan muchas setas que recolectar. Jajaja!
Por cierto, un título muy evocador. Qué recuerdos...
Un saludo desde el cariño del madridismo.
Beni, Beni... ¿crees acaso que el anterior título era casual? Primero centré, luego provoqué con la novena... Es que no sé como referirme a lo que está ocurriendo con mi Real Sociedad.
ResponderEliminarSiempre tengo intriga por los revisteros de los consultorios. Las revistas de los años ochenta, que siempre están en los revisteros. Me hacen reír mucho.
ResponderEliminarMe imagino que debe doler, pero la naturaleza es muy sabia y a la larga, la novena se va a soldar sola, los médicos sólo ayudan para que todo salga bien.
ResponderEliminarDebieron estar muy ricos esos hongos.
Un abrazo,
p.d: Eimb, es así, ja ja, muy cierto lo de los revisteros de los consultorios, ves a personajes paleolíticos como Susana Giménez con una calza negra y una blusa con hombreras que declara estar en la plenitud de su vida amorosa con su pareja, y a los pocos años el tipo la demanda y le saca unos cuantos millones de dólares. Imaginate en unos cuantos años…
A mi, eso de la novena costilla, me recuerda al morrito fino que mareó en un restaurant pidiendo le sirvieran la quinta costilla del lado derecho de la vaca; tras comerse unas cuantas y rechazarlas por no ser la quinta de la derecha, el cocinero mosqueadisimo le sirvio el chocho de la vaca, que degusto profiriendo suntuosos umm...umm...umm..., y tras terminarlo comento: el chocho muy bueno, pero quiero la quinta costilla del lado derecho de la vaca!!
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