viernes, marzo 02, 2007

Palabras para acercarse al dolor ajeno (para Z.)


El cuerpo de Guadalupe era ya un bulto extraño, vivía postrada, casi por inercia. Pero el “casi” es la diferencia. Su sobrina favorita la visitó poco antes de que Guadalupe muriera.
-Tengo ganas de morirme. Ya no puedo más, no sirvo para nada, sólo causo molestias en casa… Rezo para morirme pronto.
-Tía, está enseñando cómo se muere a sus hijos y nietos –le dijo la sobrina.
-¡Ay! -suspiró con una sonrisa.
(La sobrina había aprendido la lección con sus abuelos y sus padres).
(Maldita/bendita docencia, ¿no?).

Algunas personas encuentran las palabras con los que sufren. Yo soy muy torpe para eso. Quizá porque no busco adecuadamente: busco las palabras justas. A pesar de mi tara (otra más…), reconozco a los elegidos, a los tocados por la caridad y sus palabras. Algo es algo. Las palabras justas están para los hongos, las flores, los resultados de la Real Sociedad, los cascarudos…, no para acercarse a comprender el dolor de los que sufren.

P.D.: La imagen es de hace tres días. Lantana es lantana, esto me lo enseñó M. T.

2 comentarios:

  1. Digo yo que porque no hay palabras justas para definir los "casis".
    También soy bastante tarado, sí.

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  2. Que mal huele la Lantana cuándo la podas.

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