jueves, agosto 09, 2007
El misterio
Conocerlo todo, comprenderlo todotodotodo: es una tentación de la razón, no necesariamente del bien.
(Y la tentación de la razón se conforma con simplificaciones: fórmulas valiosas -podio para E=mc2-; porcentajes -oye, el 65% de tu cuerpo es agua, ¡ah, qué bien, ya me quedo más tranquilo!-; la divulgación periodística -los radicales libres son malísimos-...).
Recomiendo Ortodoxia, el lector encontrará ahí, repetida, una obsesión de Chesterton: la necesidad del misterio.
¡Me gustan tanto las cosas que no comprendo del todo...! Eso me da la oportunidad de intentar conocerlas en otra ocasión, o de reconocer mi insignificancia, o de que alguien intente explicármelas, o... de jugar. Y en muchas ocasiones las acepto así, como un niño, con lo que tienen de indescifrables. Aceptar el misterio, como diría mi admirado Chesterton, hace del realismo algo mágico.
(Otra idea del paradójico Chesterton: los locos son enfermos de razón, no de la fantasía o de la imaginación).
Los cuentos son un buen lugar para el misterio, como las estaciones de tren, las oraciones, el fuego del hogar, los espacios rocosos que abandona el mar con la marea baja... Ahí va uno, un cuento:
Soledad
Le fui a quitar el hilo rojo que tenía sobre el hombro, como una culebrita. Sonrió y puso la mano para recogerlo de la mía. Muchas gracias, me dijo, muy amable, de dónde es usted. Y comenzamos una conversación entretenida, llena de vericuetos y anécdotas exóticas, porque los dos habíamos viajado y sufrido mucho. Me despedí al rato, prometiendo saludarle la próxima vez que le viera, y si se terciaba tomarnos un café mientras continuábamos charlando.
No sé que me movió a volver la cabeza, tan sólo unos pasos más allá. Se estaba colocando de nuevo, cuidadosamente, el hilo rojo sobre el hombro, sin duda para intentar capturar otra víctima que llenara durante unos minutos el amplio pozo de su soledad.
P.D.: Por favor, quien no me entienda, que lo disfrute. Seguiré tortuoso durante un tiempo, me temo, de momento sólo aliviaré la lectura recomendando que no lean lo que escribo entre paréntesis.
Cuando estoy más tortuoso, le leo.
ResponderEliminarY se pasa.
Y lo mejor es que es verdad.
Si amplias la foto, entre los pinos se ve una pantera.
ResponderEliminaramplías
ResponderEliminarno encuentro la pantera...
ResponderEliminarHay que saber mirar. Busca, busca.
ResponderEliminar¿Ah, sí? Pues sigue escribiendo así. Te entiendo lo suficiente para no comprenderte del todo y divertirme. No hay nada como vericuetear con lo escrito.
ResponderEliminarCuántas veces he releído ese cuento. Tantas como veces que he buscado la pantera. Intuyo que la tiene Peter en el bolsillo, pero...
ResponderEliminarUna Panthera o Panterina??, pero esa no se come...
ResponderEliminar"Conocerlo todo, comprenderlo todotodotodo: es una tentación de la razón, no necesariamente del bien."
ResponderEliminarMe has dejado un poquitín pensativa, y paradójimemte, esa frasesita no deja de girar en mi cabeza (la razón) para decidir si estoy de acuerdo o no.