domingo, septiembre 23, 2007

Odio las alambradas


Mi difunto abuelo las usaba, en la guerra (la de España, 1936-1939), para colgar las ratas que cazaba con lazo en las acequias. Sobre la alambrada, las pelaba y las destripaba. Luego, el mismo alambre retorcido que enrollaba las ratas hacía las veces de parrilla.
(Quizá por eso no me creí Ratatouille).
Como caminante libre, odio las alambradas. Aunque en ellas se pose un jilguero o esa libélula.

11 comentarios:

  1. Ahí, ahí...
    En España cantamos otra sin alambre, pero que se entona en las mismas circunstancias (generalmente anacrónicas).
    Se llama "Galope", es un poema de Alberti. En el momento más emotivo, se entona con entusiasmo: A galopaaaaar, a galopaaaaaar, hasta enterrarlos en el maaaaaar".

    Aquí está completa, no me he podido resistir:

    Las tierras, las tierras, las tierras de España,
    las grandes, las solas, desiertas llanuras.
    Galopa, caballo cuatralbo,
    jinete del pueblo,
    al sol y a la luna.
    ¡A galopar,
    a galopar,
    hasta enterrarlos en el mar!
    A corazón suenan, resuenan, resuenan
    las tierras de España, en las herraduras.
    Galopa, jinete del pueblo,
    caballo cuatralbo,
    caballo de espuma.
    ¡A galopar,
    a galopar,
    hasta enterrarlos en el mar!
    Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
    que es nadie la muerte si va en tu montura.
    Galopa, caballo cuatralbo,
    jinete del pueblo,
    que la tierra es tuya.
    ¡A galopar,
    a galopar,
    hasta enterrarlos en el mar!

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  2. "Las ratas son mías". En cuatro líneas.

    Impresiona mucho.

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  3. Por lo visto, no has apartado tanto de tí el comunismo.

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  4. ¡Asado de RATAS! De sólo leerlo ya se me da vuelta el estómago.

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  5. Anónimo4:40 a. m.

    no me pongo más romántica con una libélula que con una rata. a la libélula por lo menos se le palpan los órganos. a la rata, no. es más gordita.

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  6. Pues yo probé cuy, que a ojos de mi madre no es más que una rata crecidita, y no hay para tanto. Claro, que parecía un poco más limpio que las ratas que ahora mismo imagino...

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  7. Aprendido en Argentina. Caminar con tranco de vasco alambrador: caminar a grandes zancadas. Muy joseanesco, por cierto.

    Uno de los oficios típicos de los primeros vascos en la Pampa era el de alambrador (otros: pocero, lechero... "Más escandaloso que una fonda de vascos lecheros"). Hacia 1880 se colocaban 60.000 kms anuales de alambre en Argentina. Hacia 1900, 600.000 kms (como ir y volver a la luna todos los años tendiendo alambre).

    Y un chistecillo sobre ese oficio de poner cercas: "Cuanto más cerca, más lejos".

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  8. Caminante libre, me has hecho recordar un libro y una película. El libro: La cerca trágica, de Zane Grey (está dentro de tus autores preferidos, ¿no? ;)). La película: Open Ranch. En ambos muere muchísima gente, todo por el alambrado.

    El tema de los alambrados es casi filosofal, qué premia? la libertad de ir por donde se quiera o la propiedad personal. Claramente nuestra era ha decidido por la propiedad personal. Lo cual es muy lindo, si tu posees una, pero si no... Yo quiero cruzar libremente por Tacuarembó, pero si lo hiciera me llamarían linyera*, y los niños correrían asustados o curiosos a verme.

    *No tengo ni idea de como se escribe la palabrita, pero suena así.

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  9. Preso, hay que conocer qué cantan.
    Coppelia, he comido cosas peores (ahórrense el chiste fácil).
    Mitacuauy, la alambrada sin ganchos hirientes también es válida. ¿Por qué no usan ésa?
    Defiendo los derechos de paso por cañadas y viejos caminos.

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  10. La mayoría de los alambrados que he visto, no tienen púas. Si el alambrado está bien hecho, no es necesario. También están las eléctricas, tienes que ver como los caballos no se animan a pasar por ella, aunque sea por una portera.

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