Es otoño y domingo, y lo aprovechamos.
Lurdes,
Lurdes (no es un bis despistado),
Enma,
Álvaro,
Patxi y yo. Esta vez llevábamos hasta una perra (a la que no se puede llamar "perra" ni "bicho", porque se llama Sorgi y, sobre todo, porque
Enma, la dueña, vigila con celo nuestras palabras).
La cosecha enorme fue de trompetas de la muerte (
Craterellus cornucopioides); además, recogimos: urretxas (
Russula cyanoxantha), coprinos (
Coprinus comatus), un par de hongos (
Boletus edulis)... -Se me pega la lengua al paladar con estos latinajos-.
La luz sigue aliada con nuestras marchas montañeras. Los hayedos están en lo mejor del año.
Envidia y de la buena, es lo que siento. Es cierto que los motivos que me han privado de vuestra compañía en esos estupendos parajes, tanto del sábado como del domingo, han sido muy excepcionales.
ResponderEliminarMuy bellas fotos, Joxean. Espero que en breve coincidamos en una de estas salidas y vuelva a posar en las fotos.
Un abrazo El Abuelo.
Envidia cómo sabes disfrutar las bondades del otoño.
ResponderEliminar... voy a acabar sabiendo de hongos.
Repito, envidia de la buena. Gracias a Dios todavía hay gente que sabe pasarla bien. ¿Dónde está Sorgi?
ResponderEliminar¿Estuviste en el rodaje de El señor de los anillos?
ResponderEliminarEstás en tu elemento Eresfea. Qué lindos paisajes!
ResponderEliminarSalú!
¡Abuelo! Pudiendo y no, es tontería.
ResponderEliminarSí, Al. Bordo el papel de orco baboso, je, je. Y lo de Golum cuando encuentro un hongo, también: "Mi tesoooooooro" (precioooooooso, en Uruguay).
El bicho, la perra, en fin..., Sorgi remoloneaba detrás del grupo porque ya no podía ni con el rabo.
Aclaración: Es "Pressssioso mío", no "preciooooso".
ResponderEliminar¡Sácame del metro y llévame a esos hayedos, pero ya!
ResponderEliminarHoy ha amanecido en Madrid y he pensado que era una estupenda mañana de otoño para estar en un hayedo. Mañana fresca, ni una nube, un sol clemente y cálido, ni frío ni calor. He recordado el "scrach scrach" de las hojas de las hayas que ya cubrirán hasta los tobillos, en el olor a humedad, los hongos, las castañas, y que al llegar a la cima pegaría el solete a mitad del día como para tumbarse en la cima un rato. Pese a la ventolera que nos agitaría allí arriba.
Ahora, me vuelvo a sumergir en las entrañas de la ciudad. Voy corriendo a coger el metro para volver a casa.
Un abrazo. Buena excursión y fotos. Se agradecen.
Lo cierto es que las "esencias de otoño" nos las estamos comiendo eresfea y circulo de amistades.
ResponderEliminar¿Para cuándo Seba y Lalo?
ResponderEliminarA ver, eimb, que no llevo una agencia de visitas a la montaña...
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