La figura humana de la fotografía es una mujer, una trabajadora del campo, en Brea. El 4 de enero estuve tentado de sacarle una fotografía cercana. Entonces me fijé en sus manos de trabajadora y me dije a mí mismo: Idiota, vete a hacer fotos a tu casa.
Y a ella:
-¡Buenos días, señora!
Acabo de entrevistar a un barcelonés que ha cruzado siete desiertos en bici. En su libro cuenta cómo pasó una semana en una ciudad caravanera del desierto mauritano, un sitio donde los turistas suelen quedarse sólo una noche. Llevaba la cámara pero no la sacaba, dice que no quería robar fotos. Con el paso de los días, la gente de la ciudad le iba conociendo: el panadero al que iba siempre, la señora que le servía el desayuno, el de la tienda de la esquina... Y al final fueron los propios mauritanos quienes le pidieron que les sacara fotos. Le invitaron a sus casas, cenó con ellos y entonces sacó unas fotos preciosas.
ResponderEliminar¡Mu bien!
Tengo la obsesión de observar las manos de las personas. Dicen mucho.
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