Es jueves, once de la mañana, estoy en clase de CIE2 Ficción, en el edificio de Comunicación de la Universidad de Navarra. ¡Brommm!
"No ha sido un rayo, ha sido una bomba", digo a los alumnos.
Empiezan los nervios.
"Este edificio es un búnquer, tranquilos". El edificio de Comunicación de la Universidad de Navarra tiene paredes de hormigón. Siempre he dicho, medio en broma medio en serio, que aguantaría un bombardeo.
Las opiniones vuelan contradictorias: que desalojamos, que nos quedamos, que me quiero ir a mi casa, que... Les digo que nosotros aguantaremos trabajando en la práctica, como los músicos del Titánic. Que escribiremos hasta morir. Pero la gente no quiere morir, al menos no quiere morir hoy, ¡qué cosas! La mayoría deja el edificio.
Poco a poco reconstruimos los acontecimientos. La bomba ha reventado junto al Edificio Central. Un coche bomba. Es el día de los teléfonos móviles. Hoy se agotan las baterías. Me muestran en la pantalla del teléfono la fotografía de una fachada lateral del Edificio Central, la que da al aparcamiento de Bibliotecas, con tres coches ardiendo. La explosión se ha encadenado en otros coches aparcados en batería.
Voy a la cafetería, aún abierta. Charlo con Julio y con Nieves, los camareros. Pincho de tortilla y café con leche en vaso. Sólo hay dos clientes y testigos "privilegiados". Dos chicas que lo han visto desde unos cincuenta metros de distancia. Una de ellas está bastante tranquila, la otra toma tila. No diré su nombre ni de dónde es. Su padre es militar y mira los bajos de su coche todos los días; su novio también es militar, y cuando viajan juntos él le dice que se sienten al fondo del autobús, o del tren, o del... porque así controla el pasaje.
Llega don Eduardo , charla con la chica.
Alfonso V., tranquilo, manda mensajes por correo explicando la precisa ubicación del coche bomba: en el cuerno izquierdo, por el exterior, del cruasán que forma el Edificio Central.
El coche debía de estar aparcado desde primera hora de la mañana, y no ha habido aviso previo. Quiero pensar que alguien esperó en este día frío y lluvioso a que no pasara nadie para detonar la bomba a distancia.
También quisiera dar una patada en la entrepierna al gudari, luchador/liberador del pueblo vasco o como quiera que se llame el descerebrado.
No hay noticias de heridos. Y me duele que nos contentemos con eso. "Por suerte", se oye una y otra vez, "no hay muertos ni heridos". Siguen sonando los móviles.
P.D.: Desde las 11,30 a las 14. Cada vez que llaman al bedel "de guardia" al móvil, le suena la cancioncilla: "¡pin, pan, pun...!, que trabaje la Guardia Civil" (y chumpa, chumpa). Sonsoles S. se pone a disposición de la chica nerviosa, Ramón S. sigue pegado a una computadora dentro de un aula, Inma pasea su malestar, Paco S. manda mensajes sin parar, atiende llamadas...
Mucha tristeza. Abrazos a todos.
ResponderEliminarAfortunadamente, en Uruguay sólo se ven bombas brasileras.
ResponderEliminarUn abrazo desde Madrid. Y un poco dessde allí también.
ResponderEliminarJosean, te ha faltado el helado de tarta de queso.
ResponderEliminarGracias por la crónica a los que estamos lejos, atentos al teléfono y las noticias con cuentagotas.
Un abrazo,
toni
Quiero pensar... por suerte...
ResponderEliminarTriste consuelo.
Terrible.
ResponderEliminar"Les digo que nosotros aguantaremos trabajando en la práctica, como los músicos del Titánic". Grande, Eresfea. Esa escena merece largas horas de reflexión filosófica.
Me encantaría un cuento de este post ( ¿està mal? ¿es morbo? ¿es de idiota?) para elogiar lemonpái mediante.
Abrazo.
Duele y da bronca. Me alegro mucho que estés bien. Montevideanos saludos!
ResponderEliminarJimena.
"Les digo que nosotros aguantaremos trabajando en la práctica, como los músicos del Titánic". Memorable.
ResponderEliminarGran descerebrado, ese tipo. Un abrazo para ti y los tuyos. Que sepas que me hubiera quedado contigo escribiendo a morir. Gracias a Dios, no pasó de daños materiales.
ResponderEliminarGracias por vuestra cercanía.
ResponderEliminarEntre el miedo y el despliegue de la Policía Nacional, la Universidad ha quedado desolada en veinte minutos.
Me enoja que consigan eso con una bomba.
Me revienta que la gente tenga tan poca memoria, y que al día siguiente se hable del terrorismo como un "problema político". Menos mal que no tengo "mando en plaza". Me cuesta tanto dominar la ira...
Qué tristeza. Leo y no lo puedo creer. Te mando un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarLa noticia se vio en el noticiero uruguayo. No apareciste en imagen.
ResponderEliminarEntre todo lo que ha pasado hoy, esta historia -entre otras cosas, claro- me ha hecho reir.
ResponderEliminarGracias.
Abrazote.
Si no me equivoco, la bomba estaba programada. Creo que no hubo nadie esperando a que el aparcamiento estuviera vacío para detonar la bomba. Un problema político, que se dice.
ResponderEliminarAbrazos desde Illinois, Josean. A mí también me hubiera encantando quedarme a hacer de músico del Titanic.
ResponderEliminarQue nos dejen en paz.
Hola, estudio periodismo en Murcia y me estoy haciendo un periódico-fanzine con textos que recojo de la bloggosfera, el tuyo me parece imprescindible de mostrar a más gente. Puede palparse la tensión y el miedo ante esa situación en cada letra… y finalmente la rabia y la indignación: “No hay noticias de heridos. Y me duele que nos contentemos con eso. "Por suerte", se oye una y otra vez, "no hay muertos ni heridos". Siguen sonando los móviles.”
ResponderEliminar¿Podría publicar este post en mi periódico? Lógicamente, bajo el texto pondría la fuente: la URL de este blog. Este texto merece ser visto por más gente.
Un saludo.
Úsalo, puntoerógeno.
ResponderEliminarEstimado:
ResponderEliminarUno siente estas cosas muy de cerca, aunque pasan tan lejos.
Aprovecho para agradecerte el mail que me mandaste hace como un mes. Ya estoy anotada en Guión I. Como dices, sudaré tinta china.
Beso grande,
Lumo.
Todo mi apoyo. Un abrazo
ResponderEliminarMe alegro de que estés bien. Desde el otro lado del hemisferio te saludan tus tres músicos (P L J)
ResponderEliminarJosean, un abrazo muy grande. Volví de viaje el lunes pasado y leí todo lo que habíais escrito. se me encogió el corazón. Habitualmente me deprime bastante todo esto, me arruga y me envenena; pero esta vez más que nunca.
ResponderEliminarComo dice Ander, nadie esperaba que estuviese el párking vacío. He vivido varios desalojos en diferentes situaciones: en un tren, en un edificio de oficinas, etc... Ser víctima de 80 kilos de explosivos es totalmente azaroso y circunstacial. Recuerdo un desalojo en jun edificio de oficinas: unos trabajadores de Europa de Este no se enteraban de qué pasaba. Había una conferencia en el edificio de en frente y parece ser que había un coche sospechoso. Por supuesto, al gente que estábamos allí era por pura casualidad. No tiene ninguna lógica.
En fin. Un abrazo muy muy grande. Me ha costado mucho escribir, no me gusta y me da reparo, porque me duele mucho. Lo puedes leer donde siempre.
Querido amigo "Eresfea", se me hace raro llamarte así pero habrá que seguir las reglas del ciberespacio. Cuando ocurrió el atentado intenté localizarte para ver que tal estabas y te envié un correo electrónico a la dirección que encontré en la web de la Universidad de Navarra(jpereza@alumni.unav.es). Como han pasado días y me quedaba la duda de que esa dirección de correo fuese la correcta he salseado en internet y, grata sorpresa, me he encontrado con esta joya de blog. Me alegro mucho por un doble motivo: uno, porque veo que estás bien y el atentado no te pilló en medio. La verdad es que te paras a pensar y en un minuto te puede cambiar la vida. La segunda razón de mi alegria es por haber encontrado este blog. Leyéndolo veo que sigues como siempre, viajes, montaña, setas, lectura... y me han venido a la mente muy buenos momentos (Javierada, Biblioteca de la Dipu, playa, cafés en el Faustino,...). A ver si algun día quedamos tranquilamente y nos ponemos al día. Me gustaría darle un empujoncito a esa amistad que tenemos desde hace tantos años y que valoro mucho. Si lees el correo que te envié a la Universidad de Navarra allí veras nuestra dirección de correo electrónico. Por favor, me gustaría que me mandases un telefono tuyo de contacto o número de móvil, si es que tienes móvil, para sustituir asi tu número antiguo (tengo todavia el de cuando vivíais en la Avda. de Madrid). Aprovecho tambien para enviarles un cariñoso saludo a Imanol y a Patxi, cuantas aventuras... La verdad es que cada uno hemos ido haciendo nuestra vida, es lógico, pero creo que precisamente lo bueno de la vida es ir sumando, nunca restando. En fin, después de este arrebato nostálgico no puedo desperdiciar la ocasión para pedirte que me des la venia para poder entrar en este blog y no como convidada de piedra sino para hacer de vez en cuando tambien mi pequeña aportación. Por ejemplo, ya que estamos nostálgicos, a los que somos de la generación del 68 (una de las mejores)os recomiendo esta web: www.teacuerdas.com. No tiene desperdicio. Bueno "Eresfea" (vaya nombre que has escogido, típico tuyo)me ha gustado encontrar tu blog, saber que estás bien y sólo me queda decirte que espero tus noticias.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte,
Amelia.
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