Si hay una fiesta que me toca los bebes (digo bebes por no decir cojones), ésa es el puñetero Jálogüin. ¿Qué fue del día de Todos los Santos (que no Muertos)? El 1 pintado de rojo que estrenaba noviembre y buscábamos con la esperanza de un fin de semana largo; también día de floristerías (hasta que nos vendieron el Sanvalentín-tín y díselo con flores, otra fiesta que me toca los bebes, por no decir cojones); en fin, Todos los Santos: esa fecha con el recuerdo casi sólido de los que murieron, y la esperanza de su permanencia.
El Jálogüin es otro triunfo de la televisión y el cine. Comprendieron que el prime time era la noche, la víspera, y ¡zaca!, dieron salida a esa industria cultural que nos alimenta con una panoplia de monstruitos: vampiros y vampiresas, hombres lobo y lobezno (que las mujeres loba son otra cosa), zombis, momias, jovencitas poseídas (que se pasan la noche vomitando blandiblú y diciendo miraloquehacelazorradetuhija), Yeisons, Fredikrugers rasgadores...
Mi amiga María D.me invitó hace un par de semanas a la fiesta jalogüinera que ella organiza hoy. Y yo por María D. soy capaz hasta de llamar por teléfono móvil/celular (que ya es decir). Incluso se animó a proponerme el disfraz de Don Juan (Tenorio), aunque ésa era la excusa para ver a nuestro buen amigo Patxi de Doña Inés, la monja. En fin, lo de Don Juan Tenorio me convenció de que María D. (proponedora) y yo (oyente de la propuesta) somos un par de anacronismos con piernas. El teatro quedó atrás en Jálogüin.
Pasaron los días.
Pensé en un disfraz de miedo. En ir de ingeniero social, o sea, de asesino en serie tipo Lenin, Hitler, Stalin o Mao; de milico feroz con gafas glamourosas, al estilo Pinochet (¡ay!, tenía que dejarme el bigotillo un par de semanas antes). ¿No se trataba de dar miedo?
No, no tanto miedo.
Entonces, ¡eureka!, pensé en el disfraz de sindicalista español (funcionario mudito) en este otoño caliente. Reúne todos los requisitos de los típicos personajes de Jálogüin: es de mentiras, espeluznante, sale en la tele, se puede reciclar (chaquetero) para los carnavales... Pero no me apetecía pasarme toda la noche con camisa y chaqueta sport (o jersey de lana) diciendo que sí a las propuestas de cualquier monstruito de pega.
La fecha jalogüinera se acercaba.
Llegué a pensar hasta en disfrazarme de Olentzero de Areso. No, mejor no. ¿Y pastor vasco del siglo XXI? Esos tipos tienen mucho cuento: van en cuatro por cuatro a todas partes por pistas abiertas en medio de Reservas Naturales (las pistas, además, las pagamos todos y ellos les dan uso privado), reconvierten bordas (cabañas) en chalés, privatizan los manantiales públicos y condenan las fuentes antes de que llegue el cambio climático… Pero este disfraz no iba a ser comprendido.
Entonces, María D. me invitó a disfrazarme de batasuni: botas gore tex, pantalón de montaña de dos colores, camiseta de rayas horizontales, pendientes de arito y el pañuelo palestino. Aunque mi pelo no encajaba con el corte del flequillo hacha, o con el rapado por delante y las crines de pottoka (caballo) por detrás.
Pero los monstruos de Jálogüin tienen que ser de mentiras.
Y dar miedo.
ResponderEliminarPor favor, ¡¡manda fotos!! ¿Al final Patxi no va de Doña Inés? Sería una pena... :P
ResponderEliminarBesos,
Pelopatrás
P.D.: No sé qué pasa con los comentarios del blog. Ya no me deja escribir con la opción "nombre/url"
eresfea, en ocasiones decir "cojones" queda hasta fino.
ResponderEliminarTe olvidas la riñonera/porrera de pana en diagonal sobre la pechera. No puede faltar nunca.
Mira, Sergio, que algunos dan miedo...
ResponderEliminarApunto lo de la riñonera. También es útil el morral del abuelo reconvertido con una chapita revolucionaria.
¡Estás aquí, pelopatrás! Y eso está bien.
¿Qué opciones misteriosas son las de nombreURL? No, no, casi prefiero no saber.
Jobá, llevas cuatro textos que te sales.
ResponderEliminarGracias, Ander. Son puntos de fuga. (Hago demasiados malabarismos con la cabeza).
ResponderEliminarY, sí, desaparecido, qué decir del clásico "cojón de pato" (me importa un). Una fineza.
Sisisí!!! Ander me lo ha quitado de los dedos. Esto está tremendo. Tremendo.
ResponderEliminar¡Zaca glorioso!
Para leerlo todas las noches.
J., tú sí que sabes de zacas.
ResponderEliminarAñado a la cadena la expresión "y un cojón de mico".
ResponderEliminarA mí me gusta ¡cojonia!
ResponderEliminarA mí se me apareció un niño vestido de traje y me dice: "¡truco o trato!" mostrándome una bolsa de caramelos.
ResponderEliminar"¿de qué vas vestido, chavalín?"
"de funcionario de Migraciones"
y le solté una patada en..........
PD: rellene el espacio con una palabra fina y encontrará la rima.
Muy,muy bueno! Lo mejor lo del sindicalista, y el batasuni.Prefiero textos como este a las excursiones por el campo, a la búsqueda de la seta más grande. Gracias por este repaso a lo Sabina de la realidad cotidiana
ResponderEliminarAnónimo, sé que las secciones de "hongos" y "montaña" son un ladrillo para la mayoría. Pero es mi blog... (Soy vasc..., digo terco)
ResponderEliminarUn cordial saludo.