Si tienes el pelo largo y crees verte con la cara gorda, te cortas el pelo. Compruebas que sí, que tienes la cara gorda, el corte no te ha adelgazado.
Si tienes el pelo corto, esperas que te crezca. Compruebas, entonces, que el pelo no te disimula la cara gorda. Sí, tienes la cara gorda.
El secreto: mirarse en el espejo.
La fotografía está tomada de aquí.
P.D.: Sí, ya sé... ¿Y los calvos/pelados? ¿Y los ciegos? Las grandes teorías tienen sus excepciones.
A mí me gustan esos espejos que había en las ferias y que transmitían delgadez y cariño. Creo que eran espejos "con bexos".
ResponderEliminarLa clave es ir a Mango, a los probadores: ahí nunca te verás la cara gorda (ni las cachas desbordantes, ni nada sobrante, todo en proporción, divinamente engañados).
ResponderEliminarNo sé si me veo en Mango, mirándome en el espejo con cara de flauta...
ResponderEliminarMango, flauta... me he perdido algo...
ResponderEliminarFelices fiestas!
Me dejo barba y sí, no me queda otra que dejarme el pelo corto.
ResponderEliminarAgrego a "Favoritos" el sitio con la historia del mazapán.
ResponderEliminarSí, los versos de Lope de Vega son geniales: "Como por los dos sanjuanes/suelen pelear las monjas/a costa de maçapanes."
ResponderEliminar¡Felices Fiestas y un "dulce" 2009!
ResponderEliminarTambién se podría probar con un gorro-huevo de piscina (orejas dentro, primero y orejas fuera, después)
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