Christine,
Lourdes,
Patxi y yo ascendimos el Urepel (1.058) el domingo.
La nieve convirtió el paisaje en algo inolvidable y por eso cuelgo demasiadas fotos, para que podáis ser partícipes de nuestra mirada.
Las hayas nevadas, la cima con un manto de nieve batida por el viento sobre otra capa de nieve helada (crujiente bajo los pies)...
También vimos buitres sobre un potro muerto. Y la despedida micológica del año: gamuzas (
Hydnum repandum) y unos pocos rovellones (
Lactarius deliciosus) ¡el 14 de diciembre!
Yo también intento no colgar demasiadas fotos en las entradas pero hay veces que es imposible contenerse. Las tuyas merecen la pena, las cuatro, aunque por diferentes motivos.
ResponderEliminarLa segunda me incita a agitar los árboles para disfrutar de una nevada instantánea (teniendo cuidado con la caída de algún búho congelado o similar).
va a llegar un momento.
ResponderEliminar¡Qué chulas! En mi casa también hay nieve, pero ya no nos da para hacer un muñeco :P
ResponderEliminarBesos
Pues gracias. Me cuesta creer en paisajes llenos de nieve, nunca los ví. Solo vi nieve en picos helados, pero no de cerca. Debe ser raro caminar y ver todo blanco, como cruzar por el puente y desembocar ahí. Debe ser simple, todo blanco.
ResponderEliminar¡Qué maravilla! Al contrario que a Sergio, a mí la segunda me invitaba a caminar de puntillas, para no derramar la nieve de las ramas.
ResponderEliminarJodé, la cara de Patxi expresa con claridad la temperatura ambiente! (me da frío hasta mirarla). Me acordé de vosotros y pensé que no habriaís ido al monte dado el tiempo horrible que había, pero según veo en las fotos, allá no hizo tan malo.
ResponderEliminarVeo a Robert Walser.
ResponderEliminarSin palabras, esas imágenes transmiten paz.
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