Es difícil, lo sé, pero hace tiempo que no encontraba una provocación semejante. Es un "Manifiesto" titulado Desenfocar, de Lars von Trier:
Défocaliser, Rageleje, 22 de marzo de 2000,
www.films-sans-frontieres.fr/5obstructions/voila.swf
(Y no hagáis clic, que no se deja).
Extraigo los párrafos que Salmon ha incorporado en su libro Storytelling, (Península, 2008), págs. 224 y 225.
"Nos encontramos en busca de una cosa ficcional, no factual. Al estar la ficción limitada por nuestra imaginación, y los hechos por nuestra perspicacia, la parte del mundo que buscamos no puede delimitarse con una "historia", o enfocarse según un "ángulo". El tema que buscamos se encuentra en la misma realidad que inspira a los ahcedores de ficción. Es la realidad que los periodistas piensan describir. Pero no consiguen encontrar ese tema poco común, ya que sus técnicas les ciegan. En realidad no quieren encontrarlo, ya que estas técnicas se han convertido en la meta en sí.
Cuando se descubre o busca una historia, o con más razón un argumento que comunique, se suprime esa historia. Basta para ello poner el énfasis en en una simple regularidad, real o artificial, o presentar al mundo una imagen puzzle cuyas soluciones han sido elegidas por adelantado. La historia, el argumento, la revelación y la sensación nos han robado ese tema: el resto del mundo, que nos es tan fácil de transmitir, ¡pero sin el cual no podemos vivir!
El enemigo es la historia. El tema, presentado a pesar de toda decencia. Pero también es el hecho de que la importancia de un argumento esté supuestamente sometida a la evaluación del espectador, a grandes golpes de puntos de vista y de hechos, contrapesados por sus antítesis. Es la veneración del contorno, todopoderoso, en detrimento del tema del que proviene. Este tema, que quizá sea el verdadero tesoro de la vida, se ha volatilizado ante nuestros ojos. ¿Cómo redescubrirlo? ¿Cómo transmitirlo, descubrirlo? El desafío último es ver sin mirar: ¡desenfocar! En un mundo en el que los medios de comunicación se prosternan ante el altar de la nitidez, y al hacerlo se vacían la vida de toda vida, el desenfocador será el comunicador de nuestra época -¡ni más ni menos!".
Disculpadme, pero he pensado en cuatro amigos leyendo esto. Sólo por ellos lo he copiado. Lars von Trier reclama la sabiduría narrativa, la sabiduría.
Excelente! Mil gracias de nuevo. Explica muy bien algunas cosas que, a veces, resulta complicado explicar.
ResponderEliminarHummm...
ResponderEliminarAquí hay dos posibilidades: o este tipo no entiende nada o yo no entendí nada. Para desenfocar, que fume orégano.
ResponderEliminarLa sabiduría narrativa, que en última instancia es la narrativa sanguínea, urgente e interior, que naturalmente direcciona un enfoque agudo: claridad en vez de nitidez.
ResponderEliminarEl problema del 'altar de la nitidez' es que lo que se desenfoca en realidad no es tanto la realidad, sino que algo anterior -primario- que activa ese desenfoque sobre la realidad: los ángulos e historias son los canales por los que surgen los enfoques, es decir, los aspectos de cierta realidad.
La sabiduría narrativa se llama John Ford y allegados
ResponderEliminarNo tiene nada que ver con Dogmas
Pido disculpas por esta infima aportación informatica. La hago pensado que pueda ayudar.
ResponderEliminarEl link de voila.swf, que encabeza el texto,fue movido a: http://www.films-sans-frontieres.fr/5obstructions/swf/voila.swf.
Saludos.