El viernes 3 de julio,
Asun y yo subimos a Monte Perdido (3.354), “la cima calcárea más alta de Europa Occidental”. Recordé cuando mi abuela materna decía a mi abuelo, abusando del refranero: “Ningún perdido se pierde”. La cima estaba perdida en la niebla y nos movimos como los gorilas en la ídem. La bajada hasta el refugio de Góriz, primero, y hasta la pradera y parking de Ordesa, después, sumó 2.000 metros de desnivel.
La abuela también le decía al abuelo (artista en el arte de la escapadilla): “El buey suelto bien se lame”.
P.D.: La fotografía es de
Asun, con el don de la bilocación.
Parecéis los montañeros más felices de la Europa Occidental.
ResponderEliminarJobá, primero he visto la foto en pequeño y he pensado que eras tu padre. Luego te he leído y me he dado cuenta de que probablemente eras tu abuelo.
ResponderEliminarLa diadema de diseño de Asun (ampliad foto), es de Ágata Ruiz de la Prada? (simple curiosidad...)
ResponderEliminarQué envidia ver toneladas de montañas cada semana en el blog. Qué recuerdos, qué ganas de subirlas de nuevo.
ResponderEliminarTe ves avejentado en la foto, tenía que decirlo... (jajaja)
ResponderEliminarAy, Minerva, esas cosas no se dicen. Es más, yo lo veo más joven (después arreglamos la paga).
ResponderEliminarMinerva, eso que calificas como avejentamiento (y que a mí me gusta calificar como juventud acumulada), es en este caso el efecto óptico causado por el filtro Saramontiel del objetivo. Cuando me veas en persona, te voy a deslumbrar, je.
ResponderEliminarAnonetoy, tú sabes..., yo pago el vino.
Eres como el vino...
ResponderEliminarAnónimo, miedo me dan esos puntos suspensivos, je, je: ¿provoco cirrosis hepática o delirium tremens?, ¿me avinagro?, ¿soy un tempranillo?...
ResponderEliminar