Ha muerto Miguel Delibes. Hoy honraré su memoria con la relectura de El libro de la caza menor. Ahí descubrí que las perdices de raza, las auténticas patirrojas, pueden llegar a posarse en las ramas de un pino para eludir al cazador y a su perro.
En la greda, en los páramos, en los pegujales... encuentro una familiaridad difícil de explicar con el señor Delibes.
"Mis libros salen del contacto con el campo y no a la inversa, de donde se deduce que yo salgo al monte a cazar perdices y, de rechazo, cazo también algún libro".
ResponderEliminarLos cazados en el campo saben mejor que los de escritorio...
ResponderEliminarA mi me gustó mucho leer un verano, en mi pueblo, diario de un cazador...
ResponderEliminarA mí me gustó mucho "La hoja roja" y tengo pendiente "El disputado voto del Señor Cayo". Este verano, quizás...
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