Fuimos Asier, Imanol, Sergio y yo. Un poco más allá de Ataun, subimos hacia Aia y tomamos la pista cementada que sale del collado Urkillaga (513) hasta la presa de Lareo (735). (¡Ojo, el cemento está roto en algunos tramos y en otros "no está", es una sencilla pista de grava!). Se puede subir, escribo, porque vimos cómo subían en coche con cuatro ocupantes. Nosotros fuimos tan a gustico con el todoterreno. Se alcanza la presa de Lareo y desde ahí el camino está maquillado casi hasta la cima de Sastarri, y en el hayedo la cueva de Sastarri merece una visita.
En esta ocasión deslumbraba el rayo de luz que se colaba hacia el interior de la cueva unos metros, y el lago estaba demasiado alto como para pasar a la sala que hay detrás. Pero exploramos y tuvimos en la yema de los dedos el contacto con el murciélago de herradura.
Después de la cueva, alcanzamos la cota más alta de la expedición: los 996 de Sastarri (998 según el buzón), una cima que ofrece la emoción de un cortado y la promesa de aventuras futuras en el paisaje cercano: Araztortzekogaiñe, Ausa Gaztelu, Txindoki, Uarrain...
Volvimos a Lareo por la vía en trance de desaparición desde que abrieron la pista que termina cerca del dolmen de Erremedio Belarsoro. La senda guarda algunos maquillajes en blanco y rojo, pero se borra sin remedio en el tramo que va del dolmen de Txotxeta hasta el sumidero (la "insurgencia") Ubedi. Ya en Ubedi, por el camino ancho, muy embarrado e invadido por las zarzas, se llega sin despiste posible a la presa de Lareo.
Era una expedición para niños de cualquier edad, aunque las epidemias y los torneos deportivos de fin de semana dejaron solo a Asier entre los menores de 12. Le ofrecimos estalactitas y estalagmitas a tutiplén, el contacto tipo Batman, almuerzo caliente (sartén y hornillo de gas) con provolone, bocadillos de chistorra y ¡chocolate caliente! Tengo mis dudas, pero me parece que cuando llegamos a la cima de Sastarri encontró el primer motivo para su memoria. Creo que la memoria más segura del domingo fue la del
pedacito de madera (rescate de una tala de haya) depositada en el buzón
de Sastarri (989) a modo de tarjeta montañera con su nombre y la fecha:
2012 15 1.
Cuando los niños tienen más años se fijan en otras cosas. Yo, por ejemplo, me quedo con su memoria gastronómica (juzgó el cruasan del redesayuno en Lazkao comparándolo con la napolitana de chocolate que comió en la salida ochomilesca de Urkieta), con el entusiasmo con el buzón de Sastarri, y con el tesón de la limpieza de su calzado en la presa, donde dio buen uso del cepillo para cascos de caballo recomendado por nuestro Personal Shopper de los cachivaches de montaña (Patxi).
"... Y los fósiles de ostras del camino y, sobre todo, las huellas de las olas en el suelo de la cueva" (Asier)
ResponderEliminarEs cierto que la memoria infantil es distinta a la nuestra. Yo, por ejemplo, también me acordaré de la mano prudente de Imanol en la espalda de Asier en la cima y de la carrera monte abajo agarrado de tu mano.