lunes, septiembre 24, 2012

Loatzo (635) , Uzturre (730) y Belabieta (699)

Uzturre, avellanado.
El domingo 16 de septiembre, Pilar, Patxi y yo hablamos de tres cimas y media. Pero a veces los números, aunque se precisen con decimales, no ayudan demasiado.
Porque Loatzo (cima uno: 635m) es un paseo amable con la mayor parte del desnivel cementado si se sube de Villabona a Alústiza.
Porque la cima más "entera" fue el decimal, la Cruz de Uzturre, que mira a Tolosa (y desde el valle parece la cima), que ascendimos por la senda montañera del hayedo del norte.
Porque cuando alcanzamos Uzturre (la segunda: 730m), coronada con vértice geodésico y cuatro buzones rodeados de avellanos, sin vistas, ya confirmaba para mis adentros el podio de la cima más fea de Guipúzcoa.
Porque el tramo final a Belabieta (la tercera: 699m),desde Uzturre, es una subida facilona por una senda que se va transformando en pradera, y luego en una planicie sembrada con vértice geodésico y, al final del verano, con cagarrutas de oveja. En Belabieta, el calor trajo la felicidad al Patxi de la Jungla y nos fundió a Pilar y a mí (eché en falta limpiaparabrisas para liberar el sudor de la frente).

Por las praderas, algunas lepiotas, senderuelas y champiñones; Leccinum, bajo los abedules.
Luego bajamos a Amasa.

sábado, septiembre 22, 2012

Balaitús (3.146)

Descenso por la Gran Diagonal, Javier ante Arriel y Midi Ossau.
El 14 de septiembre Javier y yo subimos al refugio de Respumoso, el 15 salimos a las 7,22 h hacia la cima de Balaitús. Ya había clareado y un rosario de montañeros ascendía por el barranco de Respumoso. Pero todos se detuvieron en la Vuelta Barrada, antes de girar a la izquierda en el paso de la brecha Latour, donde los neveros perpetuos de la cara Sur de Balaitús están a punto de perder el adjetivo. Ellos iban a escalar por la Crestas del Diablo. Nosotros enfilamos hacia la brecha.

Uno de los dos saltos (con cuerda) en la chimenea de la brecha Latour, lo exigente viene después. Fotografía de Javier.
La vía normal que accede a la brecha Latour asciende por pedrera y la chimenea está lavada por la erosión. Optamos por meternos en la acanaladura (dejamos las clavijas a la derecha) y llegar hasta la roca "equilibrista" del collado. Después, dos pasos expuestos sin cuerda, pie aquí, pie ahí (aunque hay dónde asegurar un cordino...), y ya estaba todo el trabajo tenso resuelto. Hubo un recuerdo entonces para Patxi y su explicación de la noción de límite en este escenario; y para los esfuerzos de Asun; y para Lucía, la primera. Un último empujón y el premio de la cima con hielo troceado en tres horas y veinte minutos.
En el vértice geodésico de Balaitús. Fotografía de Javier.
"Embudo" inicial del descenso de la Gran Diagonal. Ojo a la caída de piedras... Fotografía de Javier.
Los montañeros subían por el lado de la Gran Diagonal, nuestra bajada ("Gran", un adjetivo preciso en este caso). Nos cruzamos con bastantes montañeros, dejamos atrás el abrigo André Michaud, el ibón Helado (sin hielo y turbio ese sábado), el ibón Arriel Superior y nos detuvimos en la cabecera del Arriel Inferior para cargar agua en el manantial y almorzar dos bocadillo de jamón serrano. Aún nos quedaban casi 800 metros de desnivel, los más pesados fueron los del barranco del Arriel, por la solana. Luego, cuando enlazamos con la GR11 cerca de Llano Cheto, avanzamos apurando las sombras de las hayas.
En La Sarra, a las 15,35 h: agua, pincho de tortilla, café, satisfacción y un recuerdo para Álvaro, que un par de semanas antes coronó Balaitús con un sube y baja desde La Sarra por la Gran Diagonal.

viernes, septiembre 21, 2012

Hongos cerca de Leizalarrea


Sí, dando pistas desde el título, para que luego carguen al EGR (El Guipuchi Robasetas) la fama de que no revela sus lugares seteros... (Sinécdoque sólo achacable al celo de los navarros perrechiqueros).
El 19 de septiembre desayuné en Leiza con El Diario Vasco sobre la mesa, abierto en las páginas 2 y 3 dedicadas a los hongos. Escribo alentado por la lectura de ese artículo y añado algún comentario enajenado e información útil.

-Un experto explicaba la arbitrariedad (dentro de unos parámetros) de la salida de las setas, comparaba con otros tiempos de vacas gordas y setas abundantes y hablaba con sabiduría. (Esa lectura puede dar sentido preciso de la sorpresa de algunos hallazgos y de la oportunidad para usar el adverbio "inopinadamente").

-De nuevo, como suele ocurrir un par de veces al año en El Diario Vasco, era imposible completar un texto largo dedicado a las setas sin promocionar cierto valle navarro donde hacen negocio con los expoliadores seteros guipuzcoanos. Que nadie se enfade en ese valle navarro, no entraré a discutir aquí si me parece un robo su práctica de cobro, si no han entendido bien el mensaje de Robin Hood, si hacen de su capa un sayo, si sólo existe afán recaudador y no tanto protector de las especies (número de permisos, peso máximo permitido per cápita...). Lo único que sugiero a estos vecinos del valle es que aprendan a sacar pasta con más clase. Y no me refiero a que levanten un casino en ese idílico rincón de la naturaleza (¿junto al golf?). Me explico. Cuando alguien de ese valle viaja a San Sebastián, por ejemplo, no les cobramos por entrar en la playa (que cuesta a los donostiarras mantener muuuuchos euros) y llevarse la arena granito a granito, hacer pis en el mar o molestar a las medusas, no. ¡Los crujimos en el aparcamiento, en pinchos al precio de menús, en el bebercio en terraza, en la entrada al Aquarium...! A ver, no reclamo un acuario de chipas y truchas, no, pero ¿es tan difícil un saqueo elegante? Porque tal y como está planteado ahora en el valle, que no se extrañe nadie, no, si el nombre de ese valle en cuestión se convierte en tabú para los fanáticos, un lugar yuyu, yuyu (véase Tarzán) y provoca a los más rencorosos o a los nostálgicos del Boikota a examinar el origen de las cuajadas para no comprar las del valle.
En fin... ¿por qué dedicará El Diario Vasco tantas líneas al negocio de este valle y no a algún otro coto micológico (que existen otros), o a promocionar parajes más cercanos de Guipúzcoa, o a dar más espacio a las asociaciones que organizan exposiciones y paseos micológicos?

-En el artículo se decía que vivimos una especie de Adviento, que la esperanza está puesta en el golpe de hongo por venir, que lo recogido estos días eran testigos... Y me sonaba a la voz de Juan clamando en el desierto. A ver..., todo depende de a qué se llama "golpe" y, si nos ponemos quisquillosos, hasta "hongo". Si se trata de llenar el todoterreno (hasta sobre el capó) como hicieron aquellos membrillos en Isaba, fotografiarse, mandar la fotografía al Diario de Navarra e irritar a los lugareños (el Roncal se ha puesto imposible para seteros ¡y para montañeros en muchas rutas!, con tanta pista cortada a los forasteros)... Entonces no, no hay golpe. Si se trata de caminar unas horas con el ojo atento y recoger cuatro kilos de hongos jóvenes, unos pimpollos, que diría cualquier abuela, entonces sí hay golpe, aunque sea golpecito.


Agudeza visual: ¿cuántos hongos ves en estas dos fotografías?

-No es por presumir, sino por informar. En los hayedos más oscuros cercanos a Leizalarrea, el miércoles 19 recogí esos hongos (Boletus edulis). Añado que abundaban las chivatas o molineras (Clitopilus prunulus). A buen entendedor de setas... Y que las campas estaban cuajadas de champiñones en muchos lugares de Leiza y Berastegi.

Esta fotografía la coloco sólo para que veáis lo que encontré en el primer corro de hongos,y, sobre todo, para presentar la nueva Laguiole (gracias, Carlos) en su primer corte.

P.D.: Qué cena la de aquella noche.
P.D.2: Hubo golpe de hongos el mismo día en Quinto Real.

jueves, septiembre 20, 2012

Crónicas flamencas 5: "Los mejores mejillones del mundo"

Que vienen, que vienen (más). Fue un no parar.
El lunes 3 de septiembre, Ángel, Imanol y yo viajamos en tren de Bruselas a Gante. En la estación nos recogió Jef Versele, jefe de la cervecería Van SteenbergeErikEl BelgaEl Español, nos presentó y recomendó el viernes de Feria (viernes de "centauros") y, ¡a pesar de eso!, Jef nos llevó en furgoneta a la cervecería con el embajador mundial 2012 de Gulden Draak y su señora, y guió con entusiasmo la visita desde los caldos en potencia hasta las embotelladas Augustijn, Gulden Draak y Piraat. Muy pedagógico.
Luego, Jef nos llevó en la furgoneta a Holanda, ahí al lado, para invitarnos a comer los mejillones que nos había prometido con una valoración tan rápida y contundente que nos hizo desconfiar: "los mejores del mundo".

Paréntesis: no soy comedor de marisco. Mi paladar es más terrestre (¡vivan los hongos, las lentejas, el chorizo...) o, si se quiere, aéreo (¡viva el foie, vivan las tortolillas...!). Para el marisco tengo el morro torcido, no reconozco la excelencia de los huevos de esturión, no me muero por las nécoras, no se me ponen los ojos en blanco rechupeteando los percebes, las almejas me dejan indiferente (¡bah!, unos... bivalvos pequeños). Sí reconozco una apetencia por el bogavante (mira el tonto, diréis), las vieiras al horno con queso parmesano (excepción bivalva) y por el pulpo, ese ser en tierra de nadie, que lo mismo vive en el mar, adivina resultados de los partidos de fútbol, trabaja en una peli de James Boond o se despista en un garaje.
Pero, como soy un paladar agradecido (guipuzcoano), he comido bateas de mejillón a lo largo de los años. Y el espíritu crítico me hacía dudar, nos hacía dudar. ¿Los mejores? ¿Había alguna conexión desconocida entre este holandés y un bilbaíno?

Pues sí, "los mejores".
Cata previa de mejillones cocinados como escargots (o sea, caracoles a la francesa: a la borguignon). Valoremos las cosas por el principio, los ingredientes: mantequilla sublime, cebolla (¿chalota? finamente picada), perejil, pimienta, ¿ajo? (poco), mejillón de primera calidad. Y muy buena mano con las mezclas y los tiempos.
Nos lanzamos como posesos, y, pos eso, nos pusimos morados. Luego llegaron unos pozales con la receta más clásica de los mejillones. No terminamos el pozal asignado per estómaco. Fue exquisito, fue brutal, fue obelixiaco, fue... mejillonesco.

 
Después, paseo por Gante; todo muy elegante. (Un recuerdo agradecido para Juanjo, del Etxeberria, que puso a Imanol en contacto con Erik, que a su vez nos acercó a Jef).

P.D.: En Bruselas cenamos yogur.

martes, septiembre 18, 2012

Motivos para la felicidad

Paseo matinal por la Vuelta del Castillo, en Pamplona.
Camino hacia el cruce con una pareja singular: un anciano que empuja la silla de ruedas con alguien tan anciano que me recuerda a una momia incaica y sedente. El que empuja canta con un hilo de voz una jota; el sentado, sin abrir los ojos, termina de coser algunas palabras con su aliento. Joteros.
Un poco más adelante, oigo que una madre joven chista a las urracas. Pero lo hace una por una. Detiene el coche de niño (también empuja) y lo orienta para que su hijo de poco más de un año vea cómo salta (blanco y negro) sobre el verde del césped. La urraca levanta el vuelo. La madre avanza con el cochecito, localiza otra urraca, se aproxima y, cuando ha orientado al hijo hacia el pájaro, vuelve a chistar. La urraca da un salto, dos..., vuela. El niño señala el pájaro.

Mugarriluze, Bizkarlatza, Elorretako Haitza y Kurutzeberri: cuatro miles entre Elgea y Zaraia

Ante el buzón encadenado en la cruz de Kurutzeberri.
 El 9 de septiembre, Pilar, Ángel, Patxi y yo dejamos el coche en el barrio de Bolíbar y subimos entre sofocos y pinares por la PR a Aitzorrotz (738) y, desde allí, hacia la sierra de Elgea marcada por los molinos de viento rebautizados por Patxi como mázinguers.

Dos asombrados y uno soleado ante la cruz de Aitzorrotz, viejo territorio navarro Fotografía de Pilar.
Mugarriluze con mázinguer.
Subimos hasta el pie del primer mázinguer (o del último, según se mire), donde casi se juntan menhir y buzones (dos) de Mugarriluze (1.109).  En la cima bebimos agua de las cantimploras, comimos un poco de fruta y nos encaminamos hacia la sierra de Zaraia, con un paso por Bizkarlatza (1.113), cima de vacas por antonomasia de la orografía guipuzcoana (un pradera llana).
A tres metros de la cima de Bizkarlatza.
Patxi (el Annibal Smith de la cuadrilla A) renunció a la depresión (Degurixa, su favorita) y dejó lo mejor del plan para el final, después de caminar por pistas y praderas calcinadas al sol, después de un almuerzo reparador a la sombra de un hayedo, cuando llegamos al lapiaz: Elorreta Haitza (1.146) y Kurutzeberri (1.113), cimas fáciles y muy bonitas.

Elorretako Haitza.
Tres apuntes:
-estreno de Elorreta para Patxi y para mí, segunda ascensión a Kurutzeberri;
-lo de berri (nuevo) de la cruz... de 1928;
-la sierra de de Zaraia es perfecta para subir con niños. Lástima que la aproximación, en nuestro caso desde San Sebastián, nos obligue a tanto peaje (no es una metáfora).
Hicimos un descenso libre hacia el barranco de Itsasondo, que se complicó, entre otras cosas, porque la ladera está casi aterrazada por pistas (supongo huellas de explotación forestal). Con vueltas, revueltas y más sudores, alcanzamos el asfalto a falta de un kilómetro para llegar Bolíbar.

viernes, septiembre 14, 2012

Cómo llegué a conocer a los peces

Cómo llegué a conocer a los peces, del checo Ota Pavel (1930-1973), es una especie de autobiografía esencial organizada en relatos alrededor de experiencias de pesca del autor. Los relatos del pescador consiguen expresar con detalle las incidencias de las capturas (que no es poco), pero, más allá de la pesca en el río Berounka, en el mar Negro o el Báltico...  narra lo inefable: las caras del heroísmo en "Pueden hasta matarte"; la pasión de la pesca en "Los bonitos"; la necesidad de comprender por encima (o por debajo) de las apariencias en "De pesca en submarino"; el amor y la fidelidad esforzada en "Las anguilas doradas"...
¡Qué difícil es elegir! Los relatos de Pavel forman parte de un todo, del discurrir de una vida, de la comprensión de la realidad adquirida a lo largo de esa vida que se escribe en los momentos hábiles en las idas y venidas de un trastorno bipolar que le sacudió en 1964, cuando cubría los Juegos Olímpicos de Innsbruck.
Dicen que no hay que fiarse de los cuentos de un pescador, pero cualquiera sabe que hay que fiarse tanto como de un autobiógrafo. Y que la fábula del pescador es la mejor ciencia para expresar la verdad.
Aquí debería detenerme, pero estoy desatado y ésta  se convertirá en la entrada vinculada con las lecturas (y más) más larga de eresfea. Escribo con premeditación y no estoy tan arrepentido como Juan Carlos I, pero, usando sus palabras, anticipo: "no volverá a ocurrir". Cómo llegué a conocer...  merece un podio en mis lecturas y que cuente al menos tres historias relacionadas para hacerme comprender (o no).
1. La primera tiene que ver con esas lecturas que marcan hitos en la vida. Si sois lectores me comprenderéis, se puede medir el tiempo con esos libros que definen etapas vitales. Reconozco los tres últimos libros de relatos que han levantado hitos intermedios: La casa más fea del mundo, de Ho DaviesLos voladores, de Stamm, y Las crónicas de la señorita Hempel, de Shun Lien Bynum. Y aquellos hitos definitivos: Los nuestrosEl maestro y Margarita En la frontera; y los relatos de Cortázar y de mi adolescencia; y, antes, la lectura de la Biblia.
2. La envidia. Paco ha dicho más de una vez que en la escritura cuenta mucho la envidia que inspiran algunos autores y que animan al trabajo, a la imitación... Se lo había oído al menos dos  veces. Y estaba de acuerdo, pero no había llegado al grado de envidia suficiente. Porque no se me pasó por la cabeza convertirme en el autor de la Biblia (la envidia era ahí la demostración del cero); con dieciséis años,  Cortázar me parecía inalcanzable como el picado de un halcón; sí sentí una envidia más cercana con los personajes de McCarthy a caballo... Pero fue llevadero.
3. Soy pescador. A ver, esta definición precisa también un comentario. Me lo dijo una vez Víctor: que él sabía que era un jugador de ping-pong, que tenía un don, unas cualidades para el ping-pong con las que podría... (llegó a citar a Zidane para explicarse). Yo tengo dos correos electrónicos con un nombre que la gente escribe mal: karraspio. El karraspio es un pez de roca, un panzón pequeño y espinoso, que no vale gran cosa en la sartén, pero que me convirtió en algo que ya era: pescador. Porque, poseído por la pesca, pienso que todos los niños nacen pescadores, pero que sólo unos pocos le dan carrete al don.  (Seguro que encontráis motivos en los ríos contaminados, las costas esquilmadas, las clases de apoyo después del colegio, la falta de tiempo de padres y abuelos, la abundancia de peces en el supermercado...). Sigo con el testimonio: recibí mi primera caña en 1979, después de mucho pedir; en 1982, mi abuelo me compró una caña telescópica enorme que tardé meses en domar; en 1983, heredé la caña mixta (bambú y fibra de vidrio) de mi difunto abuelo; y he pasado once años sin pescar. No importa, soy pescador. Volví en agosto, a la cala de Tximistarri, en San Sebastián (todavía). Marea baja, dos horas montando aparejos para los amigos que me acompañaban, restaurando sedales podridos y enredos, atando anzuelos que se pierden en el fondo rocoso... Anzuelos pequeños (nº10) para morros finos, pesca de fondo al tiento, cebo de karrakela (bígaro). Tuve un momento y saqué una doncella (pez). He pescado en el Pacífico peruano, en el Atlántico sur uruguayo, en el Irtysh siberiano, en el Salou mediterráneo, en la Charente francesa, en el Ebro de Milagro, en arroyos pirenaicos... Pero en el rincón guipuzcoano del Cantábrico (mi mar) no me importa el tamaño de las capturas (sé que salto al presente), no me importan las líneas perdidas en la roca, ni siquiera suelo comer lo que pesco; de niño regalaba los peces a mi abuelo, gran devorador; después los regalé a amigos, familiares, vecinos.
El sábado 8 de septiembre volví con Imanol a Tximistarri. Él se tiró al agua con el fusil. Yo me alejé a una laja de roca que se hunde en... Hacía 13 años que no estaba allí. Fueron dos horas frenéticas, con una intensidad agotadora (todo junto: pilates, fitness, artes marciales...). Fue un reencuentro personal sin sorpresas. Yo ya sabía que soy pescador. Regalé los peces a María. El sábado dormí como un niño. El lunes encontré en una librería Cómo llegué a conocer...
Y esta entrada tan larga de eresfea tiene que ver con que la narración es una de las mejores maneras de comprender la verdad. Creo que Sándor Márai escribió varias novelas, como si fueran prototipos imperfectos, para escribir una (El último encuentro). Y creo que el tema de El último encuentro era ése: la búsqueda y la compresión de la verdad (quizá por eso se recomienda como libro de autoayuda). Para mí, Pavel resuelve esa búsqueda mejor que Márai. Pero, claro, para eso hay que aceptar la superioridad de la fábula autobiográfica de un pescador.

P.D.: Los de la editorial Sajalín estarán contentos conmigo, porque pienso comprar varios ejemplares. Comprar sólo uno sería una tontería, como comprar sólo un anzuelo, algo sin sentido. Sé que perderé algún ejemplar en préstamo ("no, no, yo ya te lo devolví") o que necesitaré regalarlo (tuyo, Carlos).

miércoles, septiembre 12, 2012

Crónicas flamencas 4: Centauros del Delirium

El último viernes de agosto terminó nuestra búsqueda por Holanda. Volvimos a Bélgica, a Bruselas, y volvimos a Delirium Tremens (cervecería, pub) para reposar "en capilla" antes de la apertura oficial de la Feria de la cerveza.
A las seis de la tarde, Ángel, Imanol, Javier y yo entrábamos con ánimo triunfal en la Grand Place. Erik -El Español en Bélgica y El Belga en España- nos apadrinó, exhibió su "salvoconducto" y nos condujo por la vía rápida en un paseíllo un poco más allá de la virtud ("dar de beber al sediento") hacia la frontera de la ebriedad. Fue, todo hay que decirlo, un camino de seda, sin peajes ni excesos de lúpulo, y que seguimos con entusiasmo y nobleza: Piraat, Arendt, Val-Dieu, St.  Bernardus, Kasteel Red (sí, acerezados, qué pasa...), Rochefort, Westmalle y Chimay... Brindamos, bebimos, brindamos, bebimos, brindamos... Hubo tiempo hasta para los marineros con cadenas, la exaltación de la amistad hispanobelganipona y la oración ante la barra trapense.
Fue un comienzo de feria... radical.


 El sábado desayunamos con el clavo en la cabeza (el de Sísara no, el piercing de los cerveceros), el sudor afiebrado, y el empacho en la boca. Y volvimos al escenario de la Feria en la Grand Place. Reincidentes.
Volveríamos el domingo (más enteros).

Ahora paso al singular para contar qué saqué en claro (en rubia): Val-Dieu Triple (9º).
En oscuro (tostado): Val-Dieu Grand Cru (10,5º).
Y en denso "torrefacto": Jessenhofke Biere de Garde (10º).



martes, septiembre 11, 2012

Me pareció ver un lindo buitre: llamémoslo serendipidad

El jueves 6 de septiembre, salí a buscar al campo. Era una búsqueda un tanto desnortada, aunque terminara por la ladera norte del Hernio. Sin un objetivo claro, tomé el tren hasta Anoeta. Desde allí subí por la carretera a Alkiza y seguí por la regata de Korosti. Encontré una buena poza para bañarme en un día de calor sofocante; y estaba sofocado, pero no me bañé. Encontré muchas avellanas (anoto: qué gran año de avellana en Guipúzcoa); pero no recolecté. Encontré zizas (Cantharellus cibarius), que recogí con algo de desgana; porque no iba a Rólex, pero tampoco tenía muy claro que iba a setas. Reencontré el pincho de tortilla de patatas (sublime) en Alkiza cuando volvía con la idea de un café con leche reparador. También encontré muchas mariposas libando en las flores de los cáñamos de agua. Encontré hasta champiñones que dejé estar en las praderas.Y cuando me puse a buscar moras, ya era tarde, había dejado atrás los buenos zarzales. Entonces encontré en el tejado del caserío Errekalde, al borde de la carretera que une Anoeta con Alkiza, o viceversa, en el km 3.
Entonces saqué la cámara de fotos por primera vez en toda la tarde.

lunes, septiembre 10, 2012

Crónicas flamencas 3: Logros en las brouwerij, de Amsterdam a Bodegraven

Un bodegón de cerveza y huevo en It.

Bebimos hasta la cera de las velas de Arendnest. (Evidentemente, ya no tenemos pelos en la lengua).

Habíamos repetido Willy en De Prael.

Pero faltaba De Molen (El Molino), en Bodegraven. Viajamos en tren, de Amsterdam a Utrech, de Utrech a Bodegraven (consejo: comprad billete de ida y vuelta o llevad monedas para la vuelta desde Bodegraven).

"Mi señor, que no son gigantes...". Molino y peatón con memoria Beatle.
La selección de nuestra cata.
De cañero, De Molen ofrecía seis posibilidades numeradas del 1 al 6 el jueves 30 de agosto:
1 Heen & Beer (9,5º), 4,75 euros.
2 Op & Top (4,5), 2,5 euros.
3 Lief & Leed (6,5º), 5,75 euros.
4 Nacht & Onty (13º), 5,50 euros.
5 Wit & Waarachtig (5,5º), 3,50 euros.
6 Rye IPA Amarillo (6,2º), 3,50 euros.
Por alguna razón misteriosa (?) la que más nos gustó de cañero fue la Nacht & Onty.
Además, tiramos de botellines y degustamos: Mooi & Meedogenloos (7º), Rasputin (10º) y Tsarina Esra (11º). Repetimos con la "Zarina", la mejor para nuestro paladar ese día: densa de sabores, sedosa a pesar de la carga alcohólica, alimenticia.
Sí, también comimos unos megasándwich muy ricos

sábado, septiembre 08, 2012

Crónicas flamencas 2: Primeras impresiones de Amsterdam

He aquí una de las cruces de san Andrés convertida en fast food con un giro de patata.
Las colas en la casa de Ana Frank.
Mercado de las flores. ¿Signos de dejadez jardinera ("es que a mí se me mueren todas las plantas") en la capital del "país de los tulipanes"? Algo pasa cuando en algunos lugares del Mercado se abre un paisaje casi aéreo de cactos...
Eh...
Y algunas buenas cervecerías, que ordeno según mi preferencia directamente relacionada con los productos de cañero a finales de agosto:
1. Brouwerij't IJ.
2. Prael.
3. Beer Temple.
4. Arendsnest.

Os dirán que los canales, que los coffee shop y sus porreros, que los locales de comida rápida (algo hay que meter con el bajón...), que el espectáculo rancio del alquiler de carne humana detrás de los cristales en el Barrio Rojo, que las bicicletas, que... Y bien, allá cada cual con sus impresiones.

viernes, septiembre 07, 2012

Crónicas flamencas (sin faralaes): Signos del fin y del principio

 La extinción del dinosaurio (¿Hadrosaurus, Psittacosaurus...?), la extinción de los cigarrillos, la estación de tren. Un momento en Bruselas, nos vamos a Amsterdam.

Algunas cosas siempre son igual, los primeros pasos, la Cocacola que canta Kiko Veneno en el CD, la aborrescencia de la adolescencia, la somnolencia después del banquete... Otras cambian más, o pasan más rápido: y ahora cualquier flamenco, como un ruso, como un francés, practica el autorretrato moderno, el de la firma, sobre la carrocería del vagón de tren. (Chau, Rembrant). Bondades de la alfabetización, y del espray.
Llegamos a Amsterdam y vamos a Prael. Dos últimos aprendizajes del día:
-Willy (cerveza). Copio de http://coleccionandolupulo.wordpress.com/tag/willy/: "Holandesa, de la compañia De Prael Brouwerij. Esta compañía la más pequeña de Amsterdam, se montó con ayuda de subvenciones gubernamentales y todos sus trabajadores son pacientes psiquiátricos en recuperación. Tuvieron que cambiar el primer nombre que eligieron, De Parel (la perla), porque Budels se quejó de que incumplía los derechos de autor de su cerveza Parel.
-Brouwerij es cervecería. En la Prael, Ángel, Imanol y yo como en casa, oye.

miércoles, septiembre 05, 2012

¡Vete al Infierno! (y vuelve)

Hace tiempo escribí que los Infiernos (lo siento, Dante) son tres. Y que a los Infiernos se sube, y que de los Infiernos se baja. Y como este verano ya he escrito bastante de Infiernos, poco queda que decir antes de mostrar unas fotografías: que el domingo 26 de agosto subimos y bajamos  Asun, Pilar, Ángel y yo; y que, metido a vidente, adivino un cambio en el camino de los Infiernos que asciende desde Panticosa por los ibones Azules: el acceso desde el nuevo refugio de Bachimaña convertirá este trío tresmilesco en uno de los clásicos del verano. Lo de "¡Vete al Infierno!" se hará popular entre los montañeros.
Abandonamos la ascensión de la GR en el collado del Infierno y empieza la subida final.
Perfiles desde las marmoleras.
Último tramo de ascenso al Infierno Occidental.
En la cima del Infierno Occidental. Pensamientos al Norte.
Vente al Infierno, Rodin. Pensamientos al Este. Al fondo, Garmo Negro, Algas y Argualas.
Momento de tentaciones pensadas: "Algún día todas aquellas cimas serán vuestras...".
Descanso en el Infierno Oriental.
Bajada al filo de la marmolera.