lunes, agosto 30, 2021
Cervillona (3 248) por la vía Moskowa
domingo, agosto 22, 2021
Antílope
"El antílope llega tarde", oigo que comenta un adolescente a tres colegas vestidos de negro como él, y con las yemas de esos dedos anaranjadas casi rojas como él. No sé por qué, ese antílope cazado al vuelo en la conversación de un banco me inspira confianza. Me digo: este muchacho no solo es el único con raya al medio entre estos ajenos a los cortes de futbolista, además sabe colocar un antílope en la conversación. (¡Salvemos los documentales de La 2!). Me fijo más: los cuatro tienen el mismo color en los labios de los gusanitos (snacks, picoteo) que comen de una bolsa compartida. Los cuatro están sin móviles. Me animo y pienso que alguno hasta podría escribir caligrafía china o escuchar música dodecafónica.
Cuando vuelvo con las compras, siguen en el banco, con las mismas posturas, el tinte en los dedos y las bocas reforzado con otra bolsa de gusanitos colorados. Se acerca a ellos muy despacio otro miembro de la banda, que saluda, esforzado, levantando un poco la mano a la altura del bolsillo del pantalón.
-¡Antílope! -saluda uno.
Y el de la raya en medio ahora es un muchacho con disfaxia, que devora letras, acentos y gusanitos, y comenta refiriéndose al quinto elemento:
-Jo, la 'e le metió a Lope' en to'a la cara. -Sonrisa colorada.
Antílope ya empieza a comer gusanitos.
Y, ¡ay!, me alejo como un adicto de los documentales de naturaleza, con el antílope de la sabana desplazado por la bandada de chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax), esa que anida en alguna sima solitaria y es tan caprichosa con la comida.
domingo, agosto 15, 2021
Territorial
El petirrojo le mira desde el otro lado de la cristalera del ventanal, desafiante. Es un macho territorial, juzga Pedro. Se cree el amo del patio. Un chulito. Recuerda que los petirrojos se tiran al rojo, recorta una cajetilla de tabaco con un rojo como el de la bandera de Japón y lo cuelga de la ventana por el exterior. A veces las trampas dan resultado. ¡Ay! La sacudida contra el cristal le recuerda el impacto de una bola de nieve poco apretada.
Pedro recoge al kamikaze moribundo. Recuerda una lección sencilla: hay que guardar el pájaro en una caja, en las cajas oscuras se obra una especie de milagro y las aves pequeñas se recomponen. Toma una caja de zapatos perfora unos respiraderos y deja que el pajarillo repose dentro quince minutos. Después sale al patio con la caja, el corazón oprimido ante la incertidumbre. Abre la caja sin mirar dentro. El petirrojo no sale. Mira en su interior. Entonces el pájaro levanta el vuelo y se aleja.
Mira hacia la casa y Adri reúne los cinco dedos de su mano derecha hacia arriba y los oscila en ese gesto tan italiano que le pregunta al otro lado del ventanal: ¿pero qué estás haciendo en calzoncillos con una caja de zapatos en el patio común?
Luego llega un mensaje nítido, imperioso:
-¡Vuelve a casa!
Y Pedro sonríe aliviado. Todo está bien.
sábado, agosto 14, 2021
Infierno (3081)
¡Vamos al infierno!
Y fuimos el 19-VII-2021, por Pondiellos (no por Tutatis).
La existencia del Infierno Central significa que hay al menos otros infiernos "laterales". (En este caso, el Occidental y el Oriental).
jueves, agosto 12, 2021
Reineta
Cuatro personas de unos sesenta años miran las ramas bajas de un árbol en el paseo del Urumea en San Sebastián. ¿Habrán visto un nido viejo o un ave posada? Me acerco en mi camino y oigo su conversación:
-Son manzanas -dice un hombre mientras estira el brazo hacia el fruto.
-Son manzanas reineta, por el color -corrige la que parece su mujer.
-Pues yo, sin las gafas... -añade la otra mujer.
El cuarto no dice nada.
Yo tampoco, y sigo el camino hacia el puente de Mundaiz, bajo las copas alineadas de los castaños de indias. El mismo camino por el que dentro de un mes patearé las castañas pilongas.
San Sebastián, 11-VIII-2021.
martes, agosto 10, 2021
Péterneille (2751)
El 15 de julio de 2021, Patxi y yo salimos del refugio de Bachimaña y nos aventuramos a subir a Péterneille. Desde un ibón oculto en la cabecera del Bramatuero bajo, se sube primero por un barranco herboso (hilo de agua) y después por una pedrera estable hasta una especie de meseta oculta de rocas con un charco (no me atrevo a decir ibón). Desde allí la ascensión es dura por lo descompuesto del terreno, pero breve. Se alcanza la roca viva y se enfila hacia la cima de la izquierda (pusimos hitos).
Cresta final.
En la cima.
Cinco días después, Ángel y yo volvimos a las andadas.
En esta ocasión repetimos hasta la bajada, hacia el encuentro del camino de Marcadau con el arroyo que desagua de los Pecicos (2462 m aprox.). Desde la cima de Péterneille, descendimos casi 100 metros de desnivel hacia el sudoeste para evitar la cresta divisoria con dirección hacia el pico Sur de Marcadau y, manteniendo la altura, alcanzamos el "ibón" bajo el collado de Péterneille. Desde ahí, en fácil descenso, enlazamos con el camino de Marcadau hacia Bachimaña.
Ascenso de Péterneille, ante Serrato.
miércoles, agosto 04, 2021
Despejó en Argualas (3044)
Fotografía de Patxi.
Fotografía de Patxi.
lunes, agosto 02, 2021
Selectividad, kareishu y hasta una tortuga boba
Hay quien asegura que la Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (Selectividad) es el examen más fácil de España. Que en 2021 ha oscilado desde el 98,67% de aprobados en La Rioja hasta el 92,5% en Baleares (los peores), que cuesta imaginar un examen más fácil de aprobar, que hasta el propio examen de conciencia más benévolo ofrece peores resultados. Que, por comparar con otro examen que acecha a esos mismos jóvenes, el teórico de conducir (B) lo ha salvado un 49% de los presentados en lo que va de 2021.
Otros sostienen que es un examen difícil y que, ante la evidencia de los resultados, urge reconocer que los bachilleres españoles son olímpicos desde hace años, mentes prodigiosas sistemáticamente ninguneadas por una sociedad con tufillo a viejo (kareishu). ¿Por qué la resistencia a celebrar los éxitos de los jóvenes? Incluso se debería aplaudir unánimemente en los balcones el éxito del curso anual de preparación del examen, con un plantel de profesores también olímpico, prodigioso, y con un plan de estudios también olímpico, prodigioso, etc.
En cualquier caso, ¿a quién se le ocurre que estos jóvenes resilientes no se merecen un viaje (o dos) antes de comenzar los estudios universitarios? Cuando se examina la cuestión, se entiende que basta un cambio nominal para espantar fantasmas del pasado. Nada del rancio "viaje de fin de estudios". Ellos tienen afán de aprender, han aprovechado a las mil maravillas el Bachillerato y quieren seguir estudiando (como demuestran con sus matrículas en la universidad), aunque también quieren ser disruptivos, solidarios, flexibles, ecologistas, sostenibles... Sus padres lo saben, y los sostienen como se merecen. Pregunten, pregunten a los padres españoles que han pagado en 2021 el viaje de sus hijos a Mallorca qué han hecho sus hijos unos días aislados con sus grupos de convivencia. Obvio: beber agua mineral (con quita y pon de mascarilla entre sorbo y sorbo); recoger plásticos de la playa, soñar con el avistamiento una tortuga boba y ver los incomparables atardeceres en el Mediterráneo antes de acostarse; acudir a la cartuja de Valldemosa en homenaje a Chopin y Sand... Porque los tiempos han cambiado, y los estudiantes del 21 no son como aquellos de los 80 o los 90.
¿Y si este 2021 los aprobados acudieron a Baleares para consolar a ese 7,5% de isleños suspendidos en Selectividad? (Ahí lo dejo).