martes, abril 10, 2007
Idiomas (¡Yuju!)
Toni (se hacía llamar así) entró en la clase con un vestido rojo bajo la casaca, el pelo recogido con un peinado especial y la cara maquillada. Supuse que le faltaba tiempo para marcharse a su casa, arreglarse y salir a la fiesta programada después. Pero no. La fiesta se iba a celebrar allí mismo, en clase de inglés. Despejamos la sala de pupitres y abrimos un gran espacio en medio. Toni, me cuesta un poco decirlo, era la profesora. Ella sacó de su bolso un taco de plantillas, como las de los zapatos, pero de cartón. Se notaba demasiado que las había cortado con una tijera pequeña, tenían los bordes mal trazados, a escalones, rasposos.
-Son huellas -nos dijo Toni-. Huellas para aprender a bailar.
Entonces, ante la clase aún atónita, sacó una papel con instrucciones y distribuyó los pasos de papel por el suelo. Cada cartón estaba pintado de un color y tenía un número. Los pegó en el suelo con cinta adhesiva. Luego, con mucha ceremonia, se quitó la casaca y pidió la ayuda de un voluntario:
-Necesito un voluntario, a ver..., E., plis.
Me agarró la mano izquierda y me atrapó por el lado derecho de la cadera. Y, como quien invita a un baile ceremonioso, me rogó que me subiera a las “plantillas de salida”: yelou, red; o lo que era lo mismo, guan, chu.
-Hoy empezamos con el vals, que es el más fácil. Mirad las huellas y cantad conmigo los colores y los números. Además, mientras bailéis, podéis aprovechar y preguntaros otra vez de dónde sois y cuál es vuestro nombre. Primero bailamos E. y yo, luego elegid pareja, presentaros, decir de dónde sois y contar los números y decir los colores mientras bailáis. ¿OK?
No me lo podía creer: allí estaba yo bailando vals, mientras ella miraba el papel con la secuencia de los pasos y decía en voz alta: red, guan, grin, chu; yelou, zri… Y el grupo repetía: red, guan, grin, chu; yelou, zri… (Reléase la repetición con los compases de Danubio azul).
Fue tan divertido que no dio tiempo para que bailaran los demás. Una juerga para todo el grupo, excepto para mí, que me esforzaba en aprender los pasos cuando los demás aprendían inglés como por ensalmo.
Cuando sonó la sirena del fin de la clase, apenas respiré dos bocanadas de aire y oí a Toni (sudorosa, feliz):
-Chicos, el próximo día... ¡lambada!
-¡Yuju! -gritó alguien.
Toni me sacaba unos veinte años y tenía el tipo de una jugadora de basket ruso retirada hace otros veinte años. Estaba sobradamente capacitada, por ejemplo, para agarrarme la cabeza con una sola mano, como si fuera un balón.
No volví a inglés.
P.D.: Cuando abuso de los chinchulines y el chimichirri, en las pesadillas bailo lambada con Toni. Ella viste algo satinado y de color naranja.
JAJAJAJAJJAJAAJJAJAAJAJAJJAJAJAJAJAJJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJJAAJJAJAJAJAJJAAJJAJAAAJAJAJAJAJJA. Oh, my God!
ResponderEliminarEn un local de Atlanta, llamado Loca Luna. Se me acercó una preciosa Brasileña, "¿bailas?". El miedo pesaba más que la belleza, "nu sé". Ella dijo, "yo tampoco, y qué?". Aparecieron siete españoles -y uno se parecía a Bisbal- de la nada empujándome hacia ella," ¡BAILA!". Vendido me arrimé a la chica, "uf". En el mismísimo instante, comienza a sonar una samba. Y ella empieza, pimpam. Ojos fuera de las cuencas, jamás había visto semejantes movimientos, o lo que fuera que fuese eso. Todavía no he movido un pie, y ya me hundo en sudores. Me coje, me lleva de aquí para ya, que si esto, que si lo otro.
Y ya paro, decido parar lamentándome mucho -y de verdad-de mi descordinación y falta de ritmo, a pesar de tanta belleza a milímetros. Y remato:
"yo, si quieres, sé hablar"
Falso eso de que todo el mundo sabe bailar (algunos ven las huellas de colores y otros ni imaginan que existen). Falso eso de que todo el mundo deba bailar. Y después de este desahogo, sigo a lo mío.ht
ResponderEliminarEn el comentario hay un "para ya", que podríá ser para allá. Pero vale así.
ResponderEliminarEse sueño, según Freud, significa que necesitás comprarte un paraguas. Ah, y que cuando eras niño de seguro que te traumó alguna visita al zoológico.
ResponderEliminarYa me compré el paraguas, marrón y despleglable. Pero no funciona contra el sueño. Lo del zoológico es cierto, cuando era un niño de 33 años quedé noqueado ante los canguros macho.
ResponderEliminar¿Qué puedo hacer?
¿Existen los paraguas no despegables? ¿Qué son exactamente los paraguas despegables? ¿Serán sombrillas?
ResponderEliminarEn cuanto al consejo por lo del trauma, te recomiendo que mires Infinito.
Juro que quise decir "desplegables" o "despleglables", pero nunca "despegables".
ResponderEliminar(Por Dios, es la palabra más difícil del alfabeto)
Unos se abren, otros se despliegan. El mío (el marrón) se despliega con mucho aparato. Primero parece que lanzo una flecha con ballesta, ¡zac!, luego hace ¡plof! y abre la sombrilla.
ResponderEliminarAh, son esos chiquitos. No me gustan porque no me abarcan del todo.
ResponderEliminarcomo habra sido la lambada che?
ResponderEliminardançando lamaba é, dançando lambada!
¡Jajaja! Urte berri on! Hablando de idiomas y mezclas humanas ...:
ResponderEliminarPara practicar lenguas, hablando con locales y visitantes en Donostia, tenemos estos sitios de intercambio de idiomas:
- Todo el año se juntan conversadores en el café bar italiano Malandrino, en la calle de Miguel Imaz 4 de Gros, los miércoles a las 20 h, coincidiendo con la pizza-pote. A veces se reúnen en el Salt, también de Gros (Zabaleta con Navarra).
- Los segundos y cuartos martes de cada mes, de 20 a 21:30 h, hay encuentros en el café Botanika, en el paseo Árbol de Gernika 8, Amara Viejo o Centro.
- En verano hay kedada en la terraza del Burunda (Esterlines 15, Parte Vieja) los lunes a las 20 h.
Más información:
http://www.infoidiomas.com/blog/8241/bares-de-intercambio-de-idiomas/
https://www.facebook.com/groups/235876353134839/
https://www.facebook.com/elaulaazul
Los encuentros de La Vida han pasado a ser en The Loaf, en la avenida de la Zurriola. Ahora son todos los martes, de 19:30 a 23:00: https://www.facebook.com/events/1565198597062301/
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