Regresábamos del monte en coche.
Ángel nos dijo:
-¿Sabéis cómo compré mi frontal?
Se refería a esa especie de linterna cegadora que llevaba fijada en la cabeza con unas bandas elásticas. Y no, no lo sabíamos. Además nos quedamos esperando que lo contara. La historia prometía interés desde el comienzo.
Patxi le dijo:
-Sigue, sigue, por favor.
Yo le dije:
-¡Qué comienzo!
O le gusta perturbar a los curiosos o esconde algo perverso.
ResponderEliminarY ya casi que acabaría ahí. Qué final abierto.
ResponderEliminar¡Es como la mía, de Coronel Tapiocca!
ResponderEliminar¿Se la regaló su pareja?
No concibo cómo puede alguien comprar un frontal. ¡La intriga me mata!
ResponderEliminarYo tengo dos frontales, y son puras metáforas.
ResponderEliminarEl mío me lo regaló la abuela el día de Reyes. Lo perdí acampando en Santa Teresa. Ahora quiero uno que tiene dos lámparas que parecen los ojos de ET.
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