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Crestear era esto. Tramo final de ascenso a Garmo Negro tras superar la Aguja de Pondiellos. |
PROLEGÓMENOS
El gran
Patxi había permanecido este verano
apirenaico; o sea, sin Pirineos (físicamente) pero con el pensamiento elevado en algunas cimas. Y mientras otros disfrutaban coleccionando cumbres, él, como un héroe, había caminado de casa al trabajo y del trabajo a casa, había sudado en exploraciones guipuzcoanas (
1,
2 y 3,
4), había tenido que renunciar a la clásica jornada de San Ignacio. El viernes 10 de agosto (día de Todos los Sofocos) hablé con él por teléfono para decirle que iba a Pirineos sábado y domingo (otra vez), mientras él trabajaba, y que el lunes estaba a su disposición (imaginaba alguna ruta de exploración guipuzcoana). Entonces me sorprendió: "Voy el domingo a dormir al balneario de Panticosa y el lunes subimos
algo... He pensado en el Argualas". "Como tú quieras,
Patxi."
Llegó al refugio de la Casa de Piedra justo a tiempo para la cena (ensaladilla rusa, ensalada, lomo de cerdo y helado), sonriendo picarón, me habló de unas anotaciones que miraríamos por la mañana, que Pondiellos, que... Había tomado el mando y, tras la cena, recordó al conde
Henry Russel cuando regresó de la
primera ascensión de Garmo Negro en 1876: "A nuestro retorno
sorprendimos, por la rapidez de nuestro descenso por
las grandes nieves, a los españoles de aspecto digno y orgulloso, que,
en Panticosa, pasan el día entero haciendo una cincuentena de veces;
delante del hotel, ¡el mismo medio kilómetro! Es cierto que tienen
aspecto de enfermos, salvo en la cena. Entonces, la rapidez de sus
movimientos es algo prodigioso. Sus mandíbulas parecen competir, y
funcionar espasmódicamente. Es como una vibración. A pesar de su
indolencia, el español está siempre agitado. ¡Qué grandes palabras
pomposas están inscritas sobre los Baños! ¡¡¡Inhalacion, Pulverisacion,
Administración!!! [sic.]" Desgraciadamente, me dije, al observar todo eso
y a los enfermos, qué triste es que una gran parte del género humano
esté interesada en que el otro esté enfermo."
Así que, con gesto digno y orgulloso, salimos a caminar medio kilómetro por el entorno del balneario.
ASCENSIÓN ANTE LOS INFIERNOS
El lunes 13 empezamos a desayunar a las seis y media y salimos tranquilos del refugio a las siete y venticinco. Día despejado, fresco, con la primera parte de la ascensión a salvo del sol por las sombras de las montañas: Mallata Baja, Mallata Alta... Alcanzamos el collado de Pondiellos y nos encontramos con dos grupos de montañeros. Uno va hacia Infiernos, el otro fuma recostado. Nosotros hacia la Aguja de Pondiellos.
La ascensión presenta primero una canaladura que sube un poco hacia la izquierda, después, con vistas al estanque del balneario, se pasa por una zona de roca pelín descompuesta y se alzanza una cresta con vistas preciosas, hay que meter las manos aquí y allá para progresar sin problemas con la roca seca.
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Cresta de altos vuelos ante los ibones de Pondiellos y los Infiernos. |
Alcanzamos casi por sorpresa la cima de la Aguja de Pondiellos (3.011) y encontramos a tres montañeros catalanes que han vivaqueado en los ibones de Pondiellos y también suben hacia Garmo Negro.
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Aguja de Pondiellos. Vignemale, balneario y hasta Tablato en lontananza. |
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Desde la Aguja de Pondiellos, se e Garmo Negro "habitado". |
Por cortesía montañera, y para evitar el peligro de la caída de piedra, esperamos a que salven ellos en primer lugar la pared "tumbada" que es preciso salvar para llegar a la cima de Garmo Negro.
1. El trío baja, la vía de subida es el estrato marrón más ancho, con manchones de hierba. 2. El trío sube ante la mirada de Patxi. 3. Un detalle de la ascensión.
Último repecho de la pared "tumbada", ante la pared de la Aguja de Pondiellos.
HACIA LA ETAPA REINA DEL 2012
En la cumbre de Garmo Negro (3.051) seguimos la sesión fotográfica, recordamos otros "Garmos" (
Juan Pablo,
Paco,
Javier,
Asun,
Karmele,
Lourdes,
Pilar...), y recalibramos los objetivos. ¿Algas y Argualas?
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La felicidad era esto. Cima de Garmo Negro. Al fondo, Infiernos. |
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Cima de Garmo Negro. Al fondo, Vignemale. |
Superado el primer tercio de la bajada (pedriza fina, penosa) de Garmo Negro, justo donde la senda dibuja la primera gran zeta, conviene enfilar hacia la derecha, hacia la cresta, así se baja sin tener que recuperar el terreno cuesta arriba después hacia Algas.
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Entrecimas. Punto intermedio entre Garmo Negro y Algas. |
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Algas a tiro. |
El trío catalán y otros dos montañeros más coincidimos en las cimas de
Algas Norte (3.032) y Algas (3.033).
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Algas Norte. |
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Algas. |
Y, casi en grupo, nos dirigimos hacia Argualas. Un breve destrepe tras la cima de Algas y por la parte alta de la pedriza, al pie de la cresta, se avanza con poco desnivel hasta el tramo final de Argualas, donde, de nuevo, hay que ayudarse un poco de las manos para superar un par de pasos y alcanzar la cima (3.046). Qué recuerdos... (
1,
2).
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Cima de Argualas. Basta un clic para ver la senda polvorienta de la vía normal a Garmo Negro. |
La pega tras el atracón
tresmilesco es la bajada: más de 1.400 metros desde Argualas hasta el balneario, para variar un poco la ruta (esa tendencia hacia la circular...) nos metemos por "el tubo" hasta la Mallata Alta. Luego, al trote cochinero, llegamos a la Casa de Piedra. Cinco de la tarde, no caminamos medio kilómetro más, señor conde.
EL REGRESO
En el
Forfi, de vuelta, escuchamos éxitos de
Elvis Presley (
Elvis, cuanto más gordo, goteante, encorsetado, disfrazado de héroe de Marvel o
Lord Byron y derrotado..., ¡mejor!), en parte porque no había otro CD. La Aguja de Pondiellos merece
este tema glorioso, escuchadlo y vedlo hasta el final, por favor. Nosotros lo oímos dos veces.
P.D.:
Patxi subió tres litros de agua, yo dos.