Me encontré el 27 de octubre con un gilip..., digo un explorador de tendencias, con un adelantado, ¿o tenía ante mí a un hombre del futuro en pleno viaje al pasado? Como soy hombre, lento, anacrónico, miope y vasco, a menudo no sé reconocer qué tengo delante de las narices. El sujeto en cuestión -en la serie de televisón
Mentes criminales los llaman SUDES (Sujeto Desconocido)- se tomaba una cerveza en una cervecería donostiarra y lucía el maquillaje ése de herida abierta y sangre mal coagulada en la mejilla. Lo reconozco: ni explorador, ni adelantado ni viajero en el tiempo... Pensé (hombre, lento, anacrónico, miope y vasco) en una hormiga, una de esas hormigas exploradoras de la selva que preceden a la marabunta. Y con la hormiga en las narices, bizqueé, enfoqué la mirada de nuevo y tuve la visión.
El Jáloguin, atentos a este anuncio, pasará de esdrújula a grave y será Jalogüines, porque nadie puede negar que un día de fiesta es poco.
¿Cuánto duran los Sanfermines? ¿Cuánto duran las Fallas? ¿Cuánto duran los carnavales? ¿Cuánto duran los carnavales de Montevideo ¿Cuánto duran las fiestas patronales de cualquier pueblo español? Veréis Jalogüines, que ya educan en los colegios con los disfraces, las calabazas y el susto o trato; y ya sabéis que el resto (lo siento,
Shakespeare) no es silencio y que con tal de cumplir con su vocación de zombi discotequero, aprovechar para difuminar esas marquitas de carácter (arrugas), vestirse de enfermera sexy con el rostro ensangrentado o seguir a Vicente detrás de la gente...
Ya están aquí, Madeleine.
¡Felices pascuas otoñales del futuro!
P.S.: Porque dependen sólo del sentido de la vista, si disfrazarse de muerto significara estar callado como tal u oler a muerto... otro fantasma de la ópera cantaría.