lunes, marzo 31, 2008
El puma
Termina marzo, el tradicional mes de las plagas uruguayas. No hay más noticias de murciélagos rabiosos ni de bichos peludos; tampoco asoman los mosquitos del dengue y este año falló la cosecha del cascarudo rochense.
Pero tenemos un puma.
Copio los últimos párrafos de la noticia publicada en El País el 29 de marzo y firmada por Bonhomme. Tienen algo que me encanta. Y la frase final es perfecta.
"El cepo fue reacondicionado por funcionarios municipales y ayer lo colocaron en la zona donde fue visto el animal -cerca de una cachimba- donde se presume llega a beber.
Amalia Villalba, experta en esta especie, informó que cuando los pumas cazan animales grandes comen hasta quedar llenos y luego, durante la digestión, toman grandes cantidades de agua, por lo que buscan habitar lugares cercanos a corrientes de agua.
La trampa tiene en su interior una jaula pequeña donde se coloca una gallina como cebo vivo, para llamar la atención del puma, y se acciona cuando la víctima pisa un dispositivo que baja la puerta. La cacería no será rápida, dijeron las fuentes, y como se trata de un trabajo de paciencia y atención dos mujeres que viven en el lugar serán las encargadas de alimentar a la gallina y avisar cualquier cambio que ocurra.
Es posible que haya una falsa alarma porque las gallinas también son presas de animales como zorros, manos peladas hurones o comadrejas. En tal caso, se repone la gallina."
P.D.: Cacé la imagen en uruguay.blogalaxia.com/ fotos/puma
P.D.2: ¿Manos peladas hurones?
El colapso de la Galaxia Gutenberg
Ruiz Mantilla, de El País (de Madrid), pregunta. Philip Roth responde. Yo copio del Qué Pasa, de El País (de Uruguay) parte de la entrevista publicada el pasado 29 de marzo.
-¿Dónde están los lectores?
-¿Dónde? Mirando las pantallas de sus computadoras, las pantallas de televisión, de los cines, de los DVD. Distraídos por formatos más divertidos. Las pantallas nos han derrotado. Ahí está la competencia, la dura competencia. La de las pantallas.
-¿Cómo deben combatir contra eso los escritores?
-No lo sé. No me lo planteo seriamente. Sólo le puedo decir lo que ha ocurrido: que han ganado la batalla sobre las páginas.
-¿Tampoco confía en el tan alabado "Kindle”, el libro electrónico que acaba de aparecer ?
-No lo he visto todavía, sé que anda por ahí, pero dudo que reemplace un artefacto como el libro. La clave no es trasladar libros a pantallas electrónicas. No es eso. No. El problema es que el hábito de la lectura se ha esfumado. Como si para leer necesitáramos una antena y la hubieran cortado. No llega la señal. La concentración, la soledad, la imaginación que requiere el hábito de la lectura. Hemos perdido la guerra. En 20 años, la lectura será un culto.
-¿Y los lectores serán una especie de gente rara, de espectros?
-No, no, tampoco. Será un hobby minoritario. Unos criarán perros y peces tropicales, otros leerán. Como lo que es hoy leer poesía. Existen poetas, se les publica, pero los lectores de poesía son una minoría. Eso ocurrirá.
-¿Los escritores tampoco serán esas voces que cualquier sociedad necesita?
-Existirán. Pocos se ganarán la vida con ello. Pero no hablo del final de ningún género, como la novela, eso que se habla tanto. Hablo de la muerte del lector, lo que en Estados Unidos ya es un hecho.
Roth, el rival estadounidense pro Nobel de mi admirado McCarthy (no cuento al afónico Dylan), dice algo que no se terminan de creer muchos. La escritura en papel (libro, periódico…) no tiene futuro. Es el fin de la Galaxia Gutenberg, que auguró McLuhan. No consuela el convencimiento de que las personas necesitan historias, necesitan contar y que les cuenten para comprender y comprenderse, que el hombre es un ser narrativo… (García Márquez tituló la primera entrega de su fracasada autobiografía: Vivir para contarla).
En este contexto, me da vértigo la buena noticia del plan Ceibal en Uruguay, donde quieren entregar un ordenador portátil a cada niño (ya no es un libro…, un libro bueno). Viene Negroponte (el ideólogo del plan) a Punta del Este y el presidente Tabaré Vázquez habla de revolución, y yo le creo. Esto sí que es una revolución, y no la educación vareliana. Porque si los niños aprenden a leer en una pantalla, el libro o el periódico de papel será definitivamente un objeto de rancios universitarios, maniáticos, coleccionistas y fetichistas. Pasó el tiempo de quienes estudiaban caligrafía, tiembla el mundo de quienes aprendían tomando apuntes y leyendo de los libros.
P.D.: Hay que leer (todavía) “Por qué molestarse”, de Jonathan Franzen, en Cómo estar solo, editado por Seix Barral.
-¿Dónde están los lectores?
-¿Dónde? Mirando las pantallas de sus computadoras, las pantallas de televisión, de los cines, de los DVD. Distraídos por formatos más divertidos. Las pantallas nos han derrotado. Ahí está la competencia, la dura competencia. La de las pantallas.
-¿Cómo deben combatir contra eso los escritores?
-No lo sé. No me lo planteo seriamente. Sólo le puedo decir lo que ha ocurrido: que han ganado la batalla sobre las páginas.
-¿Tampoco confía en el tan alabado "Kindle”, el libro electrónico que acaba de aparecer ?
-No lo he visto todavía, sé que anda por ahí, pero dudo que reemplace un artefacto como el libro. La clave no es trasladar libros a pantallas electrónicas. No es eso. No. El problema es que el hábito de la lectura se ha esfumado. Como si para leer necesitáramos una antena y la hubieran cortado. No llega la señal. La concentración, la soledad, la imaginación que requiere el hábito de la lectura. Hemos perdido la guerra. En 20 años, la lectura será un culto.
-¿Y los lectores serán una especie de gente rara, de espectros?
-No, no, tampoco. Será un hobby minoritario. Unos criarán perros y peces tropicales, otros leerán. Como lo que es hoy leer poesía. Existen poetas, se les publica, pero los lectores de poesía son una minoría. Eso ocurrirá.
-¿Los escritores tampoco serán esas voces que cualquier sociedad necesita?
-Existirán. Pocos se ganarán la vida con ello. Pero no hablo del final de ningún género, como la novela, eso que se habla tanto. Hablo de la muerte del lector, lo que en Estados Unidos ya es un hecho.
Roth, el rival estadounidense pro Nobel de mi admirado McCarthy (no cuento al afónico Dylan), dice algo que no se terminan de creer muchos. La escritura en papel (libro, periódico…) no tiene futuro. Es el fin de la Galaxia Gutenberg, que auguró McLuhan. No consuela el convencimiento de que las personas necesitan historias, necesitan contar y que les cuenten para comprender y comprenderse, que el hombre es un ser narrativo… (García Márquez tituló la primera entrega de su fracasada autobiografía: Vivir para contarla).
En este contexto, me da vértigo la buena noticia del plan Ceibal en Uruguay, donde quieren entregar un ordenador portátil a cada niño (ya no es un libro…, un libro bueno). Viene Negroponte (el ideólogo del plan) a Punta del Este y el presidente Tabaré Vázquez habla de revolución, y yo le creo. Esto sí que es una revolución, y no la educación vareliana. Porque si los niños aprenden a leer en una pantalla, el libro o el periódico de papel será definitivamente un objeto de rancios universitarios, maniáticos, coleccionistas y fetichistas. Pasó el tiempo de quienes estudiaban caligrafía, tiembla el mundo de quienes aprendían tomando apuntes y leyendo de los libros.
P.D.: Hay que leer (todavía) “Por qué molestarse”, de Jonathan Franzen, en Cómo estar solo, editado por Seix Barral.
viernes, marzo 28, 2008
Lo normal, el Guepardo, algo de montaña y la soledad: la televisión
A mi padre siempre le ha sorprendido cuánto se hace el amor en la televisión (cualitativa y cuantitativamente, como dirían los sociólogos) o, mejor dicho, cuánto se practica el sexo.
RÉPLICA: “Es la vida misma, la realidad, ¿no?”
Pero mi padre no lo ve tan claro: “Yo cago todos los días, y en la tele no cagan todos los días”.
La televisión ha conseguido dar rango de normalidad, de cercanía, a cosas insólitas o imposibles en nuestra vida. Así, desde House, por repetición, sé qué es una vasculitis; a golpe de documental, conozco vida y milagros del cocodrilo del Nilo; y he visto miles de asesinatos y cuerpos muertos en la televisión (en CSI, veo, además, cómo los despiezan), aunque en la vida real me bastó con ver cinco cadáveres y aún no he sido testigo de ningún asesinato.
¿Aceptaremos que la televisión condiciona poderosamente nuestro estilo de vida?
RESPUESTA NEGATIVA: “No, no es la tele, es la familia”.
¿Cuánto tiempo dedicas a tu familia y cuánto a la televisión? ¿Comes con tu familia o con la televisión? ¿Prestas la misma atención concentrada a la charla de tu familia que a los diálogos de tu serie favorita?
¿Y de qué familia hablamos? ¿De la propia (en muchos casos ausente) o de los modelos de familia que vemos por televisión?
OTRA RESPUESTA NEGATIVA: “No, no es la tele, es la escuela”.
¿Qué escuela? ¿La de los profesores sin autoridad y la permanente reforma educativa? ¿La de los compañeros de escuela que vieron ayer por la noche en la tele…?
Yo, que veo mucho la televisión y que soy un amante confeso de la naturaleza, reconozco que cambio de canal en cuanto veo el Guepardo (sí, con mayúsculas) cazando la Gacela (insisto). Decidme: ¿cuántas carreras del Guepardo habéis visto? Muchas, ¿verdad?, pero cuántas habéis vivido, en cuántas habéis sido verdaderos testigos.
Otro ejemplo. Del Guepardo a la montaña. La gente disfruta viendo montañas y épicas montañeras en la televisión. Pero no les pidas que disfruten con el esfuerzo en la montaña. Vivimos como espectadores solitarios de un mundo extraño (pero reiterado) y ajeno. Llevamos una suerte de vida contemplativa paralela con la televisión (los cartujos de la pantalla). Conocéis a mucha gente que vive sola, seguro, pero ¿conocéis a alguien que viva solo sin televisión?
La voz de la sabiduría popular (nacida antes que la televisión) dice que la gente es ahora más infeliz que antaño, porque hoy sus ilusiones son más grandes y más falsas. ¿Quién alimenta esas ilusiones? Dice David Foster Wallace que la televisión (y la cómoda soledad del espectador). Y da miedo.
P.D.: Hay que leer “E unibus pluram”, de David Foster Wallace en Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer.
P.D.: En la imagen (¡clic!), Julen y Patxi, que viven el esfuerzo.
jueves, marzo 27, 2008
Manejo de distancias
Agradezco a Imanol, que me nutre con mensajes curiosos como éste:
"Si miras esta imagen desde tu silla sentado frente al ordenador, la Sra. Cólera está a la izquierda, y la Sra. Calma está a laderecha.
Ahora, ponte en pie y aléjate dos o tres metros de la pantalla… y aquí tienes. ¡Ellas han cambiado de sitio! La ilusión ha sido creada por Phillippe G.Schyns y Aude Oliva de la Universidad de Glasgow.
Sugiere que lo que vemos no es siempre lo que tenemos delante…".
Tengo delante el ordenador, la taza de café, la funda de la computadora, Chevengur, Trilogía de Auschwitz, un teléfono y una lamparita. A dos o tres metros, el ventilador.
Hurras y vivas
Adiós al ¡hip, hip, hurra, o al ¡tres hurras por…! (Como decir ¡albricias! cuando te dan una buena noticia).
Una honda investigación (google) brinda estos tres primeros resultados con “Hurra”:
-La definición de hurra;
-Un hurra por Rajoy;
-Bolivia: ¡Hurra!, más gas al Brasil.
El ¡Viva! es un resabio de tiempos belicosos. Algunos aún recuerdan el ¡Viva la muerte! de Millán-Astray que elevó definitivamente a Unamuno. ¡Viva la legión! ¡Viva la revolución! (Conviene apreciar que, si la revolución merece un ¡viva!, está envuelta en calor y mosquitos, promete ser la última y los hombres revolucionarios mal afeitados dejarían de ser revolucionarios por una mujer). ¡Viva México, cabrones! (el mejor ¡Viva! nacional, todos quisiéramos ser mexicanos para gritar esto); otra cosa es el devaluado ¡Viva España!, que se grita ¡Vivas paña!, y hoy gritan el rey Juan Carlos I, los militares y grupos de muchachos que comparten la pasión por el pelo muy corto y los bates de béisbol.
P.D.: Pero siempre nos quedará ¡Viva México, cabrones!
Una honda investigación (google) brinda estos tres primeros resultados con “Hurra”:
-La definición de hurra;
-Un hurra por Rajoy;
-Bolivia: ¡Hurra!, más gas al Brasil.
El ¡Viva! es un resabio de tiempos belicosos. Algunos aún recuerdan el ¡Viva la muerte! de Millán-Astray que elevó definitivamente a Unamuno. ¡Viva la legión! ¡Viva la revolución! (Conviene apreciar que, si la revolución merece un ¡viva!, está envuelta en calor y mosquitos, promete ser la última y los hombres revolucionarios mal afeitados dejarían de ser revolucionarios por una mujer). ¡Viva México, cabrones! (el mejor ¡Viva! nacional, todos quisiéramos ser mexicanos para gritar esto); otra cosa es el devaluado ¡Viva España!, que se grita ¡Vivas paña!, y hoy gritan el rey Juan Carlos I, los militares y grupos de muchachos que comparten la pasión por el pelo muy corto y los bates de béisbol.
P.D.: Pero siempre nos quedará ¡Viva México, cabrones!
miércoles, marzo 26, 2008
Soy prosaico
Tengo conocidos que resuelven una conversación/discusión con una palabra. Estilistas de la palabra.
Hablábamos de los “nuevos” pecados: la contaminación, el tráfico de drogas, la manipulación genética… Yo había leído la noticia en el mejor lugar posible para el caso: El País de Madrid. No hay ironía en mi elección. El País nunca informa de religión, concretamente de la religión católica. Y sólo escribe de pecados cuando se refiere a la religión católica.
Le confesé que en El País decía que...
Después de un toma y daca, él me retrucó:
-¿El bien, el mal? –y la estocada-: No seas prosaico.
Había cierto hartazgo desdeñoso en su tono.
Hablábamos de los “nuevos” pecados: la contaminación, el tráfico de drogas, la manipulación genética… Yo había leído la noticia en el mejor lugar posible para el caso: El País de Madrid. No hay ironía en mi elección. El País nunca informa de religión, concretamente de la religión católica. Y sólo escribe de pecados cuando se refiere a la religión católica.
Le confesé que en El País decía que...
Después de un toma y daca, él me retrucó:
-¿El bien, el mal? –y la estocada-: No seas prosaico.
Había cierto hartazgo desdeñoso en su tono.
Viejos platudos y un avión
Ayer disfruté como lector de El País (de Uruguay) con dos noticias dignas de taller de creación literaria.
-La de los viejos y platudos senadores de la izquierda divina: Mujica y Topolanski (marido y mujer).
-La del avión.
Bautizaron el primer Bombardier de Pluna S.A.
La aerolínea local incorporará siete aviones canadienses
Fue bautizado ayer el flamante avión incorporado por Pluna S.A., en una ceremonia realizada en el Aeropuerto de Carrasco, donde participó el presidente Tabaré Vázquez y varios integrantes del gobierno.
La llegada de esta aeronave es parte del negocio por U$S 180 millones que Pluna S.A. concretó con la empresa canadiense Bombardier -con la garantía de Pluna Ente Autónomo- para incorporar un total de siete aviones a la flota.
Matías Campiani, gerente general de Pluna S.A., recordó que la historia de la empresa . . . continúa.
Y ahora un relato fantástico.
Imaginad que existe un país en el que es noticia de primera página que una empresa compre siete aviones (quizá hasta aquí no es tan fantástico). Pero es tan importante la noticia que, cuando llega uno de los siete aviones, preparan un bautismo para el primer avión. Y el presidente del país acude para hacerse la fotografía junto al avión.
(Secuela: la fiesta de 15 del Bombardier).
P.D.: Flamante.
-La de los viejos y platudos senadores de la izquierda divina: Mujica y Topolanski (marido y mujer).
-La del avión.
Bautizaron el primer Bombardier de Pluna S.A.
La aerolínea local incorporará siete aviones canadienses
Fue bautizado ayer el flamante avión incorporado por Pluna S.A., en una ceremonia realizada en el Aeropuerto de Carrasco, donde participó el presidente Tabaré Vázquez y varios integrantes del gobierno.
La llegada de esta aeronave es parte del negocio por U$S 180 millones que Pluna S.A. concretó con la empresa canadiense Bombardier -con la garantía de Pluna Ente Autónomo- para incorporar un total de siete aviones a la flota.
Matías Campiani, gerente general de Pluna S.A., recordó que la historia de la empresa . . . continúa.
Y ahora un relato fantástico.
Imaginad que existe un país en el que es noticia de primera página que una empresa compre siete aviones (quizá hasta aquí no es tan fantástico). Pero es tan importante la noticia que, cuando llega uno de los siete aviones, preparan un bautismo para el primer avión. Y el presidente del país acude para hacerse la fotografía junto al avión.
(Secuela: la fiesta de 15 del Bombardier).
P.D.: Flamante.
lunes, marzo 24, 2008
Canciones "nolvidables"
"El barón de bidet" (ahora bidé), de La Trinca.
Nunca he rogado que la gente abriera una dirección de youtube. Hoy lo hago, no os arrepentiréis. (Nostalgia para unos, divertimento para todos).
"Este es el relato exacto del barón y su artefacto..."
Nunca he rogado que la gente abriera una dirección de youtube. Hoy lo hago, no os arrepentiréis. (Nostalgia para unos, divertimento para todos).
"Este es el relato exacto del barón y su artefacto..."
viernes, marzo 21, 2008
El vaso de plata
Tengo tres libros que no se pueden perder.
-Una Biblia, Nácar Colunga, de 1967.
-El vaso de plata, de Marí, en Pre-Textos, 1992. Me lo regaló Peter. Es un libro raro porque apuesta por el bien (y tiene uno de mis relatos favoritos: "Sufrir con paciencia las flaquezas y molestias del prójimo").
-En Siberia, de Thubron, en Península, 1998.
Estoy muy contento, porque se reeditan En Siberia y El vaso de Plata.
P.D.: En la imagen, otro imperdible; y uno de los mejores críticos literarios que conozco.
Gusanos urticantes y murciélagos rabiosos
Me gustaría escribir gusanox, en plan ciencia ficción, y ya lo he escrito. Estaban ahí, en Barrio Sur, Montevideo, el 14, el 15, el 16, el 17 de marzo; pero salieron en la televisión la mañana del 18. Tuvieron sus minutos de fama. El barrio estaba plagado de lo que en el Canal 12 llamaron “gusanos con pelitos urticantes” y en el Canal 10 “bichos peludos” (acepción recogida también por El País). O sea, orugas. Y los vecinos quemaban matojos donde se arracimaban las orugas, las mataban a escobazos, las recogían con palitas… El 19, después de días de plaga y justo un día de después de salir en televisión (qué curiosa coincidencia), las autoridades fumigaron el barrio.
¿Pero cómo comparar unos “bichos peludos” con unos murciélagos rabiosos en Rivera, al norte de Uruguay, en la frontera con Brasil? Así se podía leer el 18 en El País:
"MURCIÉLAGOS CON RABIA EN LA FRONTERA
Están en el techo del BHU en Rivera, hoy los eliminarán
RIVERA | FREDDY FERNÁNDEZ
Un 10 % de una colonia de 3.000 murciélagos insectívoros detectada en el edificio del Banco Hipotecario, ubicado en pleno centro de la ciudad de Rivera, tiene rabia.
Esto obligó a las autoridades sanitarias a tomar una serie de medidas extremas que serán ejecutadas en las próximas 48 horas."
La noticia sigue… (y no, no se hagan los graciosos, los murciélagos no tienen problemas con el pasaporte).
Por cierto, en la versión digital de Norte, diario de Rivera, se puede ver que el asunto venía de días atrás: 17 de diciembre de 2007.
(Las señoras de Rivera están cansadas de sacarlos a escobazos de las casas).
Obviamente, la promesa del subtítulo, “hoy los eliminarán”, no se cumplió. Fredy Fernández es un confiado o un ingenuo que se dejó embaucar por las "medidas extremas".
Confieso que estaba al acecho con los cascarudos rochenses, con los mosquitos y grillos montevideanos (las cucarachas son ya una comunidad asentada), pero me han sorprendido las orugas de Barrio Sur y los murciélagos rabiosos.
Por si acaso, me he comprado hoy el Off, el repelente de mosquitos, porque no hay dos sin tres.
¿Pero cómo comparar unos “bichos peludos” con unos murciélagos rabiosos en Rivera, al norte de Uruguay, en la frontera con Brasil? Así se podía leer el 18 en El País:
"MURCIÉLAGOS CON RABIA EN LA FRONTERA
Están en el techo del BHU en Rivera, hoy los eliminarán
RIVERA | FREDDY FERNÁNDEZ
Un 10 % de una colonia de 3.000 murciélagos insectívoros detectada en el edificio del Banco Hipotecario, ubicado en pleno centro de la ciudad de Rivera, tiene rabia.
Esto obligó a las autoridades sanitarias a tomar una serie de medidas extremas que serán ejecutadas en las próximas 48 horas."
La noticia sigue… (y no, no se hagan los graciosos, los murciélagos no tienen problemas con el pasaporte).
Por cierto, en la versión digital de Norte, diario de Rivera, se puede ver que el asunto venía de días atrás: 17 de diciembre de 2007.
(Las señoras de Rivera están cansadas de sacarlos a escobazos de las casas).
Obviamente, la promesa del subtítulo, “hoy los eliminarán”, no se cumplió. Fredy Fernández es un confiado o un ingenuo que se dejó embaucar por las "medidas extremas".
Confieso que estaba al acecho con los cascarudos rochenses, con los mosquitos y grillos montevideanos (las cucarachas son ya una comunidad asentada), pero me han sorprendido las orugas de Barrio Sur y los murciélagos rabiosos.
Por si acaso, me he comprado hoy el Off, el repelente de mosquitos, porque no hay dos sin tres.
miércoles, marzo 19, 2008
Huy, Travolta. (La Concha, San Sebastián, a orillas del Cantábrico)
En la playa de la Concha (y en la bahía de la ídem, conocida periodísticamente en el País Vasco con el prefijo “enelmarcoincomparabledela”) de los años 70 y 80, cualquier bañista formaba parte de un orfeón, el tipo con cara de idiota que meaba relajado con el agua por la cintura podía darte una paliza jugando al mus, y el boulevardier playero que se mojaba los pies por la línea de la orilla sabía francés. En aquel tiempo, incluso, se reconocía a los navarros por el bañador (dos opciones: Meyba negro o cualquier modelo de la temporada anterior); cierto, también ayudaba cuando gritaban “¡El Calipso, el Calipso!” (el del comandante flaco y buceador Cousteau) y señalaban el barco de excursiones Ciudad de San Sebastián.
Qué tiempos. Era cuando las bajamares aún dejaban un tesoro de coquinas para los niños, cuando pisar un xabirón marcaba la identidad de un playero de pro, cuando educábamos la cantera de pescadores en la piscina natural del Pico del Loro, cuando los pies se manchaban con galipot.
Ese pasado reciente fue. Hoy la playa de la Concha en verano está sembrada de medusas; a falta de moluscos, en la bajamar hay buscadores de objetos valiosos con detectores de metales, y es fácil descubrir por el paseo/rambla argentinos armados con cámara digital, felices, posando junto a cualquier cartel que la identifique. (¡Conchaconchaconcha!).
Ahora el galipot (galipote) se llama chapapote; los paseantes de la orilla responden en inglés (importante esta tilde) y muchas mujeres prescinden de la parte alta del bikini. A los ñoñostiarras sólo les consuela el mito/leyenda urbana de que las chicas donostiarras con el pecho verdaderamente hermoso no lo muestran (¿).
¿Quizá el cambio de playa llegó con el destape en los 80?
¿Fue con la muerte del delfín Pakito en marzo de 2003?
¿O quizá la seguidilla de victorias muy foráneas en las regatas de la Concha? (En 2001, Castro; en 2002, Castro; en 2003, Astillero; en 2004, D.R. Astillero).
(Creo que lo de Pakito fue un epígono. Sospecho, también, que no resistió la segunda victoria consecutiva de Castro).
Si hubiera que elegir una fecha para determinar cuándo cambió el escenario insignia y esencia de San Sebastián, yo apostaría por un suceso aparentemente menor en 1998. Todo depende de si ése (y no otro) fue el año en el que un hermoso día de septiembre mi mamá salía del agua (con bañador) y se cruzó con John Travolta, que entraba. Mi madre es muy nadadora, y espontánea, y optimista, y simpática (y podría seguir…). Le saludan hasta Alfredo Landa o Fernando Sánchez Dragó. Le saludan hasta las piedras. Pero, espero que se me entienda, en este caso no me hubiera sorprendido que fuera ella la saludadora del Travolta de Fiebre del sábado noche o de Grease. Algo del estilo: “Hola, Travolta”.
Pero mamá se sorprendió, y dijo:
-¡Huy, Travolta! –con acento donostiarra, o sea, sin demasiada exclamación para las exclamaciones.
Sólo era el gordo blanquito de Pulp Fiction.
Se mire como se mire, ese “Huy” fue una trasgresión para una donostiarra de pro, que debe escanear muda al famoso en una milésima de segundo, para, a continuación, no mirarlo más que en las películas.
(No, Travolta no llevaba un Meyba).
Qué tiempos. Era cuando las bajamares aún dejaban un tesoro de coquinas para los niños, cuando pisar un xabirón marcaba la identidad de un playero de pro, cuando educábamos la cantera de pescadores en la piscina natural del Pico del Loro, cuando los pies se manchaban con galipot.
Ese pasado reciente fue. Hoy la playa de la Concha en verano está sembrada de medusas; a falta de moluscos, en la bajamar hay buscadores de objetos valiosos con detectores de metales, y es fácil descubrir por el paseo/rambla argentinos armados con cámara digital, felices, posando junto a cualquier cartel que la identifique. (¡Conchaconchaconcha!).
Ahora el galipot (galipote) se llama chapapote; los paseantes de la orilla responden en inglés (importante esta tilde) y muchas mujeres prescinden de la parte alta del bikini. A los ñoñostiarras sólo les consuela el mito/leyenda urbana de que las chicas donostiarras con el pecho verdaderamente hermoso no lo muestran (¿).
¿Quizá el cambio de playa llegó con el destape en los 80?
¿Fue con la muerte del delfín Pakito en marzo de 2003?
¿O quizá la seguidilla de victorias muy foráneas en las regatas de la Concha? (En 2001, Castro; en 2002, Castro; en 2003, Astillero; en 2004, D.R. Astillero).
(Creo que lo de Pakito fue un epígono. Sospecho, también, que no resistió la segunda victoria consecutiva de Castro).
Si hubiera que elegir una fecha para determinar cuándo cambió el escenario insignia y esencia de San Sebastián, yo apostaría por un suceso aparentemente menor en 1998. Todo depende de si ése (y no otro) fue el año en el que un hermoso día de septiembre mi mamá salía del agua (con bañador) y se cruzó con John Travolta, que entraba. Mi madre es muy nadadora, y espontánea, y optimista, y simpática (y podría seguir…). Le saludan hasta Alfredo Landa o Fernando Sánchez Dragó. Le saludan hasta las piedras. Pero, espero que se me entienda, en este caso no me hubiera sorprendido que fuera ella la saludadora del Travolta de Fiebre del sábado noche o de Grease. Algo del estilo: “Hola, Travolta”.
Pero mamá se sorprendió, y dijo:
-¡Huy, Travolta! –con acento donostiarra, o sea, sin demasiada exclamación para las exclamaciones.
Sólo era el gordo blanquito de Pulp Fiction.
Se mire como se mire, ese “Huy” fue una trasgresión para una donostiarra de pro, que debe escanear muda al famoso en una milésima de segundo, para, a continuación, no mirarlo más que en las películas.
(No, Travolta no llevaba un Meyba).
martes, marzo 18, 2008
El desposesivo “tu”. Tres casos.
1. “Tu hijo”.
Lo dice la madre al padre, o viceversa, al padre o la madre, o viceversa (¡qué lío). En fin, el vicehijo acaba de hacer una buena… El primero de los progenitores que se entera tiene el derecho a usar el desposesivo:
¿A que no sabes qué ha hecho “tu hijo”?
2. “Tu perro”.
Mutatis mutandis por el caso “Tu hijo”.
3. “Tu amigo”.
Lo dice ella (tan bella como un personaje de ficción) que va con él. Tú eres el amigo “tu amigo”.
La paradoja: cómo puede caber en la misma persona ser novio de… (ella, tan bella como un personaje de ficción) y amigo de… (tú, que a saber qué oscuras horas de perdición provocaste).
Y ella se aparta para que no le llegue la onda expansiva de tu presencia (mínima, por otra parte). Tú vas solo. Y ella te mira fugazmente, un paseo de los ojos, y se arregla algo en el pelo. Tú bajas la cabeza, y te fijas en sus pies, en sus pantorrillas... descubres tu torpeza, tu sumisión. No sigues.
A continuación, tú, "tu amigo", te rascas un poco la cabeza.
¡Ay! ¡Error! Pensará que tienes piojos.
Pero a ti te pica.
Y ya es tarde.
P.D.: En la imagen, un piojo. Si no te pica la cabeza o no te has rascado ya la cabeza, he perdido en mi juego.
Lo dice la madre al padre, o viceversa, al padre o la madre, o viceversa (¡qué lío). En fin, el vicehijo acaba de hacer una buena… El primero de los progenitores que se entera tiene el derecho a usar el desposesivo:
¿A que no sabes qué ha hecho “tu hijo”?
2. “Tu perro”.
Mutatis mutandis por el caso “Tu hijo”.
3. “Tu amigo”.
Lo dice ella (tan bella como un personaje de ficción) que va con él. Tú eres el amigo “tu amigo”.
La paradoja: cómo puede caber en la misma persona ser novio de… (ella, tan bella como un personaje de ficción) y amigo de… (tú, que a saber qué oscuras horas de perdición provocaste).
Y ella se aparta para que no le llegue la onda expansiva de tu presencia (mínima, por otra parte). Tú vas solo. Y ella te mira fugazmente, un paseo de los ojos, y se arregla algo en el pelo. Tú bajas la cabeza, y te fijas en sus pies, en sus pantorrillas... descubres tu torpeza, tu sumisión. No sigues.
A continuación, tú, "tu amigo", te rascas un poco la cabeza.
¡Ay! ¡Error! Pensará que tienes piojos.
Pero a ti te pica.
Y ya es tarde.
P.D.: En la imagen, un piojo. Si no te pica la cabeza o no te has rascado ya la cabeza, he perdido en mi juego.
lunes, marzo 17, 2008
Rambo IV
Rambo es un héroe del S XX. Lo mismo en EEUU, que en Tolosa o que en Sierra Leona; aunque ahora en el XXI, muchos renieguen de él. Si el lector de esta entrada tuvo la edad necesaria, en 1982, fue a ver su segunda entrega al cine (y recordará las colas para entrar); y si no, vio la película en vídeo; y si no, la vio un par de veces en televisión. Denostado por los kulturetas, símbolo maldito del maldito imperialismo…: todos conocemos a Rambo (por más que algunos lo confunden con Stallone y con Rocky Balboa). Si se escarba entre los críticos, muchos reconocerán que la primera entrega de la serie era una digna película. Pero claro, entonces Rambo era una víctima del maldito imperialismo, era el soldado maltratado que regresaba de la derrota en Vietnam y que pasaba las de Caín en una selva fría de coníferas, helechos, minas y arroyos de montaña.
En 1985, Rambo II se puso tropical. Empezó a ganar su guerra, y eso fastidió a muchos.
En 1988, el desértico Rambo III ayudó a los muyahidines afganos. Ejem...
Tempus fugit
Y 2008. El tiempo hizo su labor, aquilató a Stallone como Rambo IV, aunque en este caso más que brillo, ganó unos kilos. Stallone actúa más que nunca en la saga rámbica, porque el físico responde menos. Por primera vez Rambo no enseña las tetas (las imagino colganderas, como las de una perra con cachorros). El bótox regala a su rostro ese aire perdido y abotargado que muchos actores sólo consiguen después de años de gesticulando. Y las hormonas de crecimiento le han puesto los antebrazos como jamones bien curados. Cuando sus brazos chorrean sangre, propia y ajena, este Rambo IV es el póster que debería adornar carnicerías de países como Uruguay y Argentina
(Espero que algún carnicero -argentino o uruguayo- con arrestos, coloque el póster de Rambo IV en su local y no se le acuse de puto o imperialista).
Hace años decidimos que Stallone era Satallone, y lo condenamos mientras nosotros nos hicimos light (léase lij). Mientras, Rambo sobrevivió cazando serpientes con un bastoncito, y le dio para comprarse una barcaza y navegar por esos ríos turbios entre Tailandia y Birmania... Pero calma, Stallone sabe a qué juega: 92 minutos, buenos y malos, y muchos muertos. (Una vez conté los muertos de Rambo II; eran muchos, y en aquel tiempo de cinta VHS hubo que rebobinar una y otra vez). En esta ocasión los difuntos son birmanos malos, muy malos. Y mueren en gran cantidad en escenas frenadas por los privilegios de la cámara lenta y la manipulación de ordenador. Por comparar...: ¿el Mágnum 45 largo de Harry El Sucio? ¡Una chumbera de balines para matar gorriones! Rambo IV usa artillería pesada, no se cuestiona su capacidad de penetración, sino la apertura de boquete en cuerpos ajenos con balazos como obuses.
Con esta moderna tecnología, que confunde el batiburrillo de las luchas y goza con la precisión en lo sanguinolento, Stallone hubiera ganado su segundo Oscar a la mejor película con Rambo I. A quienes me acusen de fumar hierba les recuerdo que Stallone, con la primera de Rocky, ganó en 1976 a un tal Scorsese que competía con Taxi Driver a los premios de la Academia.
Dicho todo esto, se echa en falta algo más de carne cruda: que Rambo sufra, que lo torturen como siempre pasaba en las películas rámbicas. Pero, claro, una tortura exigiría esas imágenes de más cuerpo a la vista que ya no convienen. Porque, agárrense, algo de drama psicológico ronda en esta película: escenas de forja, sueños con Rambo II en blanco y negro, una modesta cruz.
Cómo mata
Es cierto que Rambo IV arranca con el clásico estilo de vaquero y mata a unos piratas a tiros; pero el Robin Hood de Vietnam vuelve con su arco; ojo, no clava flechas a los malos, los atraviesa. Y eso está muy bien, para el efecto buscado en la película (y conecta con la saga pasada). Después hay muerte manual, una gran explosión, certero manejo del cuchillo como katana, y una ametralladora más grande que el clásico M16, que ningún humano puede sostener con un brazo (excepto el gobernador de California y Satallone).
Rambo IV ya no se pone excusas, mata porque es lo que mejor sabe hacer (Flannery O’Connor tenía el mismo argumento para dedicarse a la escritura). Lo del pueblo oprimido y unos misioneros torpes son tapaderas para el gran público. Sí, cuidado, aunque no se lo puedan imaginar, hay niveles de “lectura” en Rambo IV. A Rambo IV le basta que una mujer le dé el motivo para ser quien realmente es. Y entonces se desata el Apocalipsis (que era lo que fuimos a ver al cine, mucho Apocalipsis).
Conclusión
Pero este Rambo IV no sufre como los anteriores. Y si Rambo IV no sufre mucho, no tiene permiso para matar mucho.
En 1985, Rambo II se puso tropical. Empezó a ganar su guerra, y eso fastidió a muchos.
En 1988, el desértico Rambo III ayudó a los muyahidines afganos. Ejem...
Tempus fugit
Y 2008. El tiempo hizo su labor, aquilató a Stallone como Rambo IV, aunque en este caso más que brillo, ganó unos kilos. Stallone actúa más que nunca en la saga rámbica, porque el físico responde menos. Por primera vez Rambo no enseña las tetas (las imagino colganderas, como las de una perra con cachorros). El bótox regala a su rostro ese aire perdido y abotargado que muchos actores sólo consiguen después de años de gesticulando. Y las hormonas de crecimiento le han puesto los antebrazos como jamones bien curados. Cuando sus brazos chorrean sangre, propia y ajena, este Rambo IV es el póster que debería adornar carnicerías de países como Uruguay y Argentina
(Espero que algún carnicero -argentino o uruguayo- con arrestos, coloque el póster de Rambo IV en su local y no se le acuse de puto o imperialista).
Hace años decidimos que Stallone era Satallone, y lo condenamos mientras nosotros nos hicimos light (léase lij). Mientras, Rambo sobrevivió cazando serpientes con un bastoncito, y le dio para comprarse una barcaza y navegar por esos ríos turbios entre Tailandia y Birmania... Pero calma, Stallone sabe a qué juega: 92 minutos, buenos y malos, y muchos muertos. (Una vez conté los muertos de Rambo II; eran muchos, y en aquel tiempo de cinta VHS hubo que rebobinar una y otra vez). En esta ocasión los difuntos son birmanos malos, muy malos. Y mueren en gran cantidad en escenas frenadas por los privilegios de la cámara lenta y la manipulación de ordenador. Por comparar...: ¿el Mágnum 45 largo de Harry El Sucio? ¡Una chumbera de balines para matar gorriones! Rambo IV usa artillería pesada, no se cuestiona su capacidad de penetración, sino la apertura de boquete en cuerpos ajenos con balazos como obuses.
Con esta moderna tecnología, que confunde el batiburrillo de las luchas y goza con la precisión en lo sanguinolento, Stallone hubiera ganado su segundo Oscar a la mejor película con Rambo I. A quienes me acusen de fumar hierba les recuerdo que Stallone, con la primera de Rocky, ganó en 1976 a un tal Scorsese que competía con Taxi Driver a los premios de la Academia.
Dicho todo esto, se echa en falta algo más de carne cruda: que Rambo sufra, que lo torturen como siempre pasaba en las películas rámbicas. Pero, claro, una tortura exigiría esas imágenes de más cuerpo a la vista que ya no convienen. Porque, agárrense, algo de drama psicológico ronda en esta película: escenas de forja, sueños con Rambo II en blanco y negro, una modesta cruz.
Cómo mata
Es cierto que Rambo IV arranca con el clásico estilo de vaquero y mata a unos piratas a tiros; pero el Robin Hood de Vietnam vuelve con su arco; ojo, no clava flechas a los malos, los atraviesa. Y eso está muy bien, para el efecto buscado en la película (y conecta con la saga pasada). Después hay muerte manual, una gran explosión, certero manejo del cuchillo como katana, y una ametralladora más grande que el clásico M16, que ningún humano puede sostener con un brazo (excepto el gobernador de California y Satallone).
Rambo IV ya no se pone excusas, mata porque es lo que mejor sabe hacer (Flannery O’Connor tenía el mismo argumento para dedicarse a la escritura). Lo del pueblo oprimido y unos misioneros torpes son tapaderas para el gran público. Sí, cuidado, aunque no se lo puedan imaginar, hay niveles de “lectura” en Rambo IV. A Rambo IV le basta que una mujer le dé el motivo para ser quien realmente es. Y entonces se desata el Apocalipsis (que era lo que fuimos a ver al cine, mucho Apocalipsis).
Conclusión
Pero este Rambo IV no sufre como los anteriores. Y si Rambo IV no sufre mucho, no tiene permiso para matar mucho.
viernes, marzo 14, 2008
Algo pasa en Orexa
Algo pasa en Orexa (un pueblo guipuzcoano con poco más de 80 habitantes), y no es una novedad.
Cosas de liebres
Gracias a la colaboración del Preso Crático, que me acerca dos libros, podemos apreciar ahora que el 2006, sí el 2006, fue el año de Durero y su liebre, al menos en portadas.
De mayor quiero diseñar portadas de libros.
miércoles, marzo 12, 2008
Mejor periodista joven de Uruguay
Finalistas del "Primer concurso Bios de periodismo joven":
Joel Rosenberg (Océano FM);
Andrea Tabárez (Canal 10);
y Sebastián(clic) Auyanet (otro clic) (Diario El País y revista Freeway).
El licenciado Sebastián Antorcha Auyanet es el ganador. ¿Alguien se sorprende?
Me alegra escribir: “Y eresfea ya estuvo allí”. (Más clic).
Esto sí que es un ganador por elección popular (lea aquí uno de sus textos más espectaculares), y no el Chiqui-Chiqui que representa a España en Eurovisión.
P.D.: No lo busquen en la noche montevideana con la presente referencia fotográfica. Desde que actuó en la representación de Jesucristo Superstar, en el Club de la Mulita de La Teja, luce una barbita apostólica.
Joel Rosenberg (Océano FM);
Andrea Tabárez (Canal 10);
y Sebastián(clic) Auyanet (otro clic) (Diario El País y revista Freeway).
El licenciado Sebastián Antorcha Auyanet es el ganador. ¿Alguien se sorprende?
Me alegra escribir: “Y eresfea ya estuvo allí”. (Más clic).
Esto sí que es un ganador por elección popular (lea aquí uno de sus textos más espectaculares), y no el Chiqui-Chiqui que representa a España en Eurovisión.
P.D.: No lo busquen en la noche montevideana con la presente referencia fotográfica. Desde que actuó en la representación de Jesucristo Superstar, en el Club de la Mulita de La Teja, luce una barbita apostólica.
El periodista duerme, el tópico trabaja en la República Oriental del Uruguay
El peso de la ley. (Que se pide que caiga sobre alguien).
El flagelo de la droga. (Especial: el flagelodelapastabase).
Broche de oro. (Para terminar algo).
Giro de 360 º. (El giro definitivo).
Siempre que llovió paró. (Noé era uruguayo).
La garra charrúa. (¿Alguien sabe cómo es esa garra?).
La dura realidad. (¿Cuál es la realidad blanda?).
La cruda realidad. (¿Cuál es la realidad al punto o cocida?).
La fría realidad. (¿Cuál es la tibia o la caliente realidad?).
La pura realidad. (¿Cuál es la realidad impura?).
La candente actualidad. (No la toques, que te puedes abrasar).
¿Cómo lo podemos arreglar? (Siempre en plural después de "cagarla" en singular o plural).
La crónica de X anunciad@. (Gracias, Gabo).
El Tannat.
El cuadro grande. (Supuestamente, Peñarol y Nacional).
Mandarla a guardar. (Cuando el balón de fútbol pasa la línea y el árbitro señala gol).
El cuadro chico (cualquier equipo de fútbol uruguayo que no sea Peñarol o Nacional).
Las frías mañanas de invierno.
Las oscuras noches.
Uruguayos campeones. (Dígase rápido: “campiones”).
¿Y a ti te pareeeeece? (Quiere decir "no").
Imagen: Rambla montevideana en Pocitos. Una mujer sola con pelo corto lucha contra el tópico en cancha ajena.
martes, marzo 11, 2008
Más feo que Picio (agradecido a J.)
Nuestro Picio era un zapatero que nació en Alhendín, Granada (dígase Graná), y vivió en la primera mitad del siglo XIX. Algo hizo Picio, porque lo condenaron a muerte. Y le dieron un susto de ídem cuando esperaba su ejecución y recibió el indulto in extremis. De la impresión se le cayó el pelo, todo el pelo, y le salieron tumores en la cara.
(No es bueno dar sustos…).
Y Picio empezó a cultivar sus manías, y su leyenda. Se fue a Lanjarón, y de allí lo echaron por no ir nunca a la iglesia. Se cruzaban las razones estéticas y de urbanidad: Picio no quería sacarse el pañuelo que le cubría la cabeza, y en la iglesia no se podía tener la cabeza tapada.
Se instaló en Granada capital y murió pronto. Quien crea que los granadinos (dígase granaínos) no son exagerados puede recordar el cuento de que el párroco tuvo que dar a Picio la extrema unción con una caña, del miedo que le daba. Y de ahí el dicho: “Más feo que Picio”.
Algunos coletazos picianos para buscar en internet.
-J.
-Clásicos: En la Iliada, rapsodia XXI. Aquiles amenaza al semidiós que le persigue y que lo va a ahogar. Janto ordena que se detenga, porque Atenea y Poseidón no han podido calmar las furias del río sublevado; y entonces llama a Picio, el Dios cojo representante de la fealdad en el Olimpo, y le dice: "Anda con tu fuerza y aplaca al río que persigue a Aquiles". Picio cumple la orden.
-La conexión vasconavarra: Pitxu, un personaje carnavalesco.
-La primera documentación del "masfeoquePicio" aparece en El sombrero de tres picos, de Alarcón (granaíno), que arranca el capítulo V con la frase: "El tío Lucas era más feo que Picio".
P.D.: Otro día escribiré de la conexión vasconavarra y del trapo de Mariquita.
(No es bueno dar sustos…).
Y Picio empezó a cultivar sus manías, y su leyenda. Se fue a Lanjarón, y de allí lo echaron por no ir nunca a la iglesia. Se cruzaban las razones estéticas y de urbanidad: Picio no quería sacarse el pañuelo que le cubría la cabeza, y en la iglesia no se podía tener la cabeza tapada.
Se instaló en Granada capital y murió pronto. Quien crea que los granadinos (dígase granaínos) no son exagerados puede recordar el cuento de que el párroco tuvo que dar a Picio la extrema unción con una caña, del miedo que le daba. Y de ahí el dicho: “Más feo que Picio”.
Algunos coletazos picianos para buscar en internet.
-J.
-Clásicos: En la Iliada, rapsodia XXI. Aquiles amenaza al semidiós que le persigue y que lo va a ahogar. Janto ordena que se detenga, porque Atenea y Poseidón no han podido calmar las furias del río sublevado; y entonces llama a Picio, el Dios cojo representante de la fealdad en el Olimpo, y le dice: "Anda con tu fuerza y aplaca al río que persigue a Aquiles". Picio cumple la orden.
-La conexión vasconavarra: Pitxu, un personaje carnavalesco.
-La primera documentación del "masfeoquePicio" aparece en El sombrero de tres picos, de Alarcón (granaíno), que arranca el capítulo V con la frase: "El tío Lucas era más feo que Picio".
P.D.: Otro día escribiré de la conexión vasconavarra y del trapo de Mariquita.
lunes, marzo 10, 2008
Hitman
Película de acción con personajes consecuentes. El protagonista, Agente 47 (Timothy Olyphant), es un producto educado para matar, el perfecto asesino, peladito y con un código de barras en la nuca (pero no es un yogur, no…). Es el mejor trabajador en su campo: el asesinato. Se formó/forjó en una especie de laboratorio religioso, donde para el espectador suena el Ave María de Schubert. Es el arranque de la película, aún con los títulos de crédito, eficaz porque cuenta mucho con poco y evita interrupciones en la acción posterior.
¿Después? Una trampa para cazar al asesino. Un buen policía inglés de la INTERPOL, acompañado de otro policía inglés de la INTERPOL, y una conspiración de la nueva nomenklatura rusa que precisa eliminar al perfecto 47, y a una chica.
La chica: Nika (Olga Kurylenko). Casi me levanto de la butaca y hago la ola. El ejemplo de un cuerpo hecho para un papel. No sé si alguien reparó en su interpretación. Yo no.
Una buena película de acción para descansar la cabeza 100 minutos. Agradezco cómo se resuelve la complicación/relación de 47 con Nika: consecuente.
¿Después? Una trampa para cazar al asesino. Un buen policía inglés de la INTERPOL, acompañado de otro policía inglés de la INTERPOL, y una conspiración de la nueva nomenklatura rusa que precisa eliminar al perfecto 47, y a una chica.
La chica: Nika (Olga Kurylenko). Casi me levanto de la butaca y hago la ola. El ejemplo de un cuerpo hecho para un papel. No sé si alguien reparó en su interpretación. Yo no.
Una buena película de acción para descansar la cabeza 100 minutos. Agradezco cómo se resuelve la complicación/relación de 47 con Nika: consecuente.
Victorias del 9 de marzo de 2008
Albacete 1, Real Sociedad 2.
IU (Izquierda Unida): 2 escaños (hay 350 escaños en el Congreso).
IU (Izquierda Unida): 2 escaños (hay 350 escaños en el Congreso).
viernes, marzo 07, 2008
Cuando los hombres eran hombres
Quedan algunos recuerdos.
El 6 de febrero de 1981, ETA mató con un disparo en la nuca a José María Ryan, el ingeniero de la central nuclear de Lemoniz (que nunca funcionó). El cadáver tenía los ojos vendados y las manos atadas con esparadrapo. Le dieron un paseíllo y lo "ejecutaron" con un tiro en la nuca al borde de un camino.
Recuerdo a su mujer en los informativos, desesperada, pidiendo, rogando entre lágrimas que no mataran a su marido secuestrado.
El 10 de septiembre de 1986, María Dolores González Catarain, alias Yoyes y ex de ETA, paseaba de la mano con su hijo Arkaitz, de dos años. A eso de las seis de la tarde, se acercó a ellos José Antonio López Ruiz, alias Kubati, con un mensaje: "Soy de ETA y vengo a 'ejecutarte'". Y disparó en la nuca a Yoyes.
Recuerdo que algunos vascos viejos no dieron crédito a la noticia, no se lo podían creer, era un montaje. "Porque un vasco, un hombre, no podría hacer eso", "un vasco no mata a una mujer que va con su hijo de la mano".
El 23 de enero de 1995, ETA mató al concejal Gregorio Ordóñez. No está claro quién disparó: si Francisco Javier García Gaztelu, alias Txapote, o Juan Ramón Casatorre, alias Zapata.
Recuerdo que había visto a Gregorio Ordóñez el 20 de enero, cuando yo desfilaba con la tamborrada. Nunca olvidaré que fue la primera vez que ETA mató a alguien que me conocía por mi nombre (Gregorio Ordóñez era un fenómeno con las caras y con los nombres).
El 12 de julio de 1997, ETA mató al joven Miguel Ángel Blanco, un concejal de Ermua, 50 minutos después de que concluyera un ultimátum de 48 horas. Dos tiros en la cabeza. Los condenados por el asesinato: Francisco Javier García Gaztelu, Txapote, y su compañera Irantzu Gallastegui, alias Amaia.
Yo estaba en esos momentos en la cima del Balerdi. Recuerdo los comentarios en un bar de la zona dos horas después. "Todas las televisiones dan lo mismo, es una campaña publicitaria".
Hoy han asesinado a Isaías Carrasco.
Mañana jornada de reflexión. Estaría muy bien ir al cine y ver No es país para viejos.
El 6 de febrero de 1981, ETA mató con un disparo en la nuca a José María Ryan, el ingeniero de la central nuclear de Lemoniz (que nunca funcionó). El cadáver tenía los ojos vendados y las manos atadas con esparadrapo. Le dieron un paseíllo y lo "ejecutaron" con un tiro en la nuca al borde de un camino.
Recuerdo a su mujer en los informativos, desesperada, pidiendo, rogando entre lágrimas que no mataran a su marido secuestrado.
El 10 de septiembre de 1986, María Dolores González Catarain, alias Yoyes y ex de ETA, paseaba de la mano con su hijo Arkaitz, de dos años. A eso de las seis de la tarde, se acercó a ellos José Antonio López Ruiz, alias Kubati, con un mensaje: "Soy de ETA y vengo a 'ejecutarte'". Y disparó en la nuca a Yoyes.
Recuerdo que algunos vascos viejos no dieron crédito a la noticia, no se lo podían creer, era un montaje. "Porque un vasco, un hombre, no podría hacer eso", "un vasco no mata a una mujer que va con su hijo de la mano".
El 23 de enero de 1995, ETA mató al concejal Gregorio Ordóñez. No está claro quién disparó: si Francisco Javier García Gaztelu, alias Txapote, o Juan Ramón Casatorre, alias Zapata.
Recuerdo que había visto a Gregorio Ordóñez el 20 de enero, cuando yo desfilaba con la tamborrada. Nunca olvidaré que fue la primera vez que ETA mató a alguien que me conocía por mi nombre (Gregorio Ordóñez era un fenómeno con las caras y con los nombres).
El 12 de julio de 1997, ETA mató al joven Miguel Ángel Blanco, un concejal de Ermua, 50 minutos después de que concluyera un ultimátum de 48 horas. Dos tiros en la cabeza. Los condenados por el asesinato: Francisco Javier García Gaztelu, Txapote, y su compañera Irantzu Gallastegui, alias Amaia.
Yo estaba en esos momentos en la cima del Balerdi. Recuerdo los comentarios en un bar de la zona dos horas después. "Todas las televisiones dan lo mismo, es una campaña publicitaria".
Hoy han asesinado a Isaías Carrasco.
Mañana jornada de reflexión. Estaría muy bien ir al cine y ver No es país para viejos.
Soledad y escritura III
María Zambrano titula "Por qué se escribe" su primer ensayo, escrito con 29 años (en 1934). Empieza así:
Escribir es defender la soledad en que se está; es una acción que sólo brota desde un aislamiento efectivo, pero desde un aislamiento comunicable, en que precisamente por la lejanía de toda cosa concreta se hace posible un descubrimiento de relaciones entre ellas.
Pero es una soledad que necesita ser defendida, que es lo mismo que necesitar de una justificación. El escritor defiende su soledad, mostrando lo que en ella y únicamente en ella se encuentra.
Habiendo un hablar, ¿por qué el escribir? Pero lo inmediato, lo que brota de nuestra espontaneidad, es algo de lo que íntegramente no nos hacemos responsables, porque no brota de la totalidad íntegra de nuestra persona; es una reacción siempre urgente, apremiante. Hablamos porque algo nos apremia y el apremio llega de fuera, de una trampa en que las circunstancias pretenden cazarnos, y la palabra nos libra de ella. Por la palabra nos hacemos libres, libres del momento, de la circunstancia apremiante e instantánea. Pero la palabra no nos recoge, ni por tanto, nos crea y, por el contrario, el mucho uso de ella produce siempre una disgregación; vencemos por la palabra al momento y luego somos vencidos por él, por la sucesión de ellos que van llevándose nuestro ataque sin dejarnos responder. Es una continua victoria que al fin se transmuta en derrota.
Y de esta derrota, derrota íntima, humana, no de un hombre particular, sino del ser humano, nace la exigencia del escribir. Se escribe para reconquistar la derrota sufrida siempre que hemos hablado largamente.
Y la victoria sólo puede darse allí donde ha sido sufrida la derrota, o sea, en las mismas palabras. Estas mismas palabras tendrán ahora en el escribir distinta función; no estarán al servicio del momento opresor, sino que, partiendo del centro de nuestro ser en recogimiento, irán a defendernos ante la totalidad de los momentos, ante la totalidad de las circunstancias, ante la vida íntegra.
Hay en el escribir siempre un retener las palabras, como en el hablar hay un soltarlas, un desprenderse de ellas, que puede ser un ir desprendiéndose ellas de nosotros. Al escribir se retienen las palabras, se hacen propias, sujetas a ritmo, selladas por el dominio humano de quien así las maneja. Y esto, independientemente de que el escritor se preocupe de las palabras y con plena conciencia las elija y coloque en un orden racional, esto es, sabido. Lejos de ello, basta con ser escritor, con escribir por esta íntima necesidad de librarse de las palabras, de vencer en su totalidad la derrota sufrida, para que esta retención de las palabras se verifique. Esta voluntad de retención se encuentra ya al principio, en la raíz del acto mismo de escribir y permanentemente le acompaña. Las palabras van así cayendo, precisas, en un proceso de reconciliación del hombre que las suelta reteniéndolas, de quien las dice en comedida generosidad.
Toda la victoria humana ha de ser reconciliación, reencuentro de una perdida amistad, reafirmación después de un desastre en que el hombre ha sido la víctima; victoria en que no podría existir humillación del contrario, porque ya no sería victoria, esto es, gloria para el hombre.
Y así el escritor busca la gloria, la gloria de una reconciliación con las palabras, anteriores tiranas de su potencia de comunicación. Victoria de un poder de comunicar. Porque no sólo ejercita el escritor un derecho requerido por su atenazante necesidad, sino un poder, potencia de comunicación, que acrecienta su humanidad, que lleva la humanidad del hombre a límites recién descubiertos, a límites de la hombría, del ser hombre, que va ganando terreno al mundo de lo inhumano, que sin cesar le presenta combate. A este combate del hombre con lo inhumano, acude el escritor, venciendo en un glorioso encuentro de reconciliación con las tantas veces traidoras palabras. Salvar a las palabras de su vanidad, de su vacuidad, endureciéndolas, forjándolas perdurablemente, es tras de lo que corre, aun sin saberlo, quien de veras escribe.
Escribir es defender la soledad en que se está; es una acción que sólo brota desde un aislamiento efectivo, pero desde un aislamiento comunicable, en que precisamente por la lejanía de toda cosa concreta se hace posible un descubrimiento de relaciones entre ellas.
Pero es una soledad que necesita ser defendida, que es lo mismo que necesitar de una justificación. El escritor defiende su soledad, mostrando lo que en ella y únicamente en ella se encuentra.
Habiendo un hablar, ¿por qué el escribir? Pero lo inmediato, lo que brota de nuestra espontaneidad, es algo de lo que íntegramente no nos hacemos responsables, porque no brota de la totalidad íntegra de nuestra persona; es una reacción siempre urgente, apremiante. Hablamos porque algo nos apremia y el apremio llega de fuera, de una trampa en que las circunstancias pretenden cazarnos, y la palabra nos libra de ella. Por la palabra nos hacemos libres, libres del momento, de la circunstancia apremiante e instantánea. Pero la palabra no nos recoge, ni por tanto, nos crea y, por el contrario, el mucho uso de ella produce siempre una disgregación; vencemos por la palabra al momento y luego somos vencidos por él, por la sucesión de ellos que van llevándose nuestro ataque sin dejarnos responder. Es una continua victoria que al fin se transmuta en derrota.
Y de esta derrota, derrota íntima, humana, no de un hombre particular, sino del ser humano, nace la exigencia del escribir. Se escribe para reconquistar la derrota sufrida siempre que hemos hablado largamente.
Y la victoria sólo puede darse allí donde ha sido sufrida la derrota, o sea, en las mismas palabras. Estas mismas palabras tendrán ahora en el escribir distinta función; no estarán al servicio del momento opresor, sino que, partiendo del centro de nuestro ser en recogimiento, irán a defendernos ante la totalidad de los momentos, ante la totalidad de las circunstancias, ante la vida íntegra.
Hay en el escribir siempre un retener las palabras, como en el hablar hay un soltarlas, un desprenderse de ellas, que puede ser un ir desprendiéndose ellas de nosotros. Al escribir se retienen las palabras, se hacen propias, sujetas a ritmo, selladas por el dominio humano de quien así las maneja. Y esto, independientemente de que el escritor se preocupe de las palabras y con plena conciencia las elija y coloque en un orden racional, esto es, sabido. Lejos de ello, basta con ser escritor, con escribir por esta íntima necesidad de librarse de las palabras, de vencer en su totalidad la derrota sufrida, para que esta retención de las palabras se verifique. Esta voluntad de retención se encuentra ya al principio, en la raíz del acto mismo de escribir y permanentemente le acompaña. Las palabras van así cayendo, precisas, en un proceso de reconciliación del hombre que las suelta reteniéndolas, de quien las dice en comedida generosidad.
Toda la victoria humana ha de ser reconciliación, reencuentro de una perdida amistad, reafirmación después de un desastre en que el hombre ha sido la víctima; victoria en que no podría existir humillación del contrario, porque ya no sería victoria, esto es, gloria para el hombre.
Y así el escritor busca la gloria, la gloria de una reconciliación con las palabras, anteriores tiranas de su potencia de comunicación. Victoria de un poder de comunicar. Porque no sólo ejercita el escritor un derecho requerido por su atenazante necesidad, sino un poder, potencia de comunicación, que acrecienta su humanidad, que lleva la humanidad del hombre a límites recién descubiertos, a límites de la hombría, del ser hombre, que va ganando terreno al mundo de lo inhumano, que sin cesar le presenta combate. A este combate del hombre con lo inhumano, acude el escritor, venciendo en un glorioso encuentro de reconciliación con las tantas veces traidoras palabras. Salvar a las palabras de su vanidad, de su vacuidad, endureciéndolas, forjándolas perdurablemente, es tras de lo que corre, aun sin saberlo, quien de veras escribe.
jueves, marzo 06, 2008
¡Adán y Eva no eran vascos!
Cristina y yo siempre nos divertíamos con chistes racistas en blanco y negro que escandalizaban a los hipócritas.
(Nuestra discusión más boba y más larga trató de responder a la pregunta: ¿son las cebras blancas con rayas negras o negras con rayas blancas? Creo que yo defendí durante meses que eran negras con rayas (anchas) blancas con el último argumento de que la piel terminaba en negro: en el morro y en el culo. ¿O fue Cristina quien defendía esa tesis?)
Y estaba argumentando a mi amiga Cristina que Adán y Eva eran blancos y vascos (los vascos vascos no lo dudan), cuando ella me preguntó:
-Y entonces ¿por qué hay negros?
[Ella había dejado atrás a los vascos, se refería a las personas]
-Ups.
Cristina, además, era, es negra.
Dudé un momento, todos los chistes de negros que se me ocurrían no encajaban para encontrar una salida…
-Adán y Eva eran mestizos –me remató Cristina-. Así se explica que Abel fuera rubio de ojos azules y Caín moreno. Y que haya tantas razas.
-Pero las cebras…
Nos reímos.
(No volví a mencionar a los vascos. Eran el punto débil de mi argumentación).
(Nuestra discusión más boba y más larga trató de responder a la pregunta: ¿son las cebras blancas con rayas negras o negras con rayas blancas? Creo que yo defendí durante meses que eran negras con rayas (anchas) blancas con el último argumento de que la piel terminaba en negro: en el morro y en el culo. ¿O fue Cristina quien defendía esa tesis?)
Y estaba argumentando a mi amiga Cristina que Adán y Eva eran blancos y vascos (los vascos vascos no lo dudan), cuando ella me preguntó:
-Y entonces ¿por qué hay negros?
[Ella había dejado atrás a los vascos, se refería a las personas]
-Ups.
Cristina, además, era, es negra.
Dudé un momento, todos los chistes de negros que se me ocurrían no encajaban para encontrar una salida…
-Adán y Eva eran mestizos –me remató Cristina-. Así se explica que Abel fuera rubio de ojos azules y Caín moreno. Y que haya tantas razas.
-Pero las cebras…
Nos reímos.
(No volví a mencionar a los vascos. Eran el punto débil de mi argumentación).
miércoles, marzo 05, 2008
martes, marzo 04, 2008
La trama navarra
Hay un lugar mágico e inmortal para la humanidad mediterránea (reconozcamos otras humanidades, hoy me siento ecuménico). Y está en Navarra. Ningún navarro se sorprenderá por esto (un temblor de párpado provocaría sospechas en su navarridad).
Es Tierra Estella. Y cuando algunos dicen "Tierra Estella" entonan como para decir "Tierra Santa". (Sí, la denominación ya dice mucho..., basta con pensar en otras "Tierras" que no llegan: Tierra del Fuego no tiene un Fuego, y la Tierra Media es un invento de Tolkien, por mucho que algunos turistas busquen en Nueva Zelanda).
Algunos encuentrarán el corazón de Tierra Estella en las bodegas Irache, junto al monasterio homónimo. Allí se dieron el lujo de colocar una fuente que da vino, tinto.
Van y beben.
Van y hacen una fotografía para que crean los incrédulos (abstemios incluidos).
Para mí, Tierra Estella es como una Little Navarra ¡pero dentro de Navarrra! No tiene lo único que no tiene Navarra: mar (esos malditos guipuzcoanos). Tiene todo lo que Navarra tiene: iglesias románicas, carlistas, jabalís, hayas y encinas, viñas y cereal, montaña y llanura... Y muy importante: una misteriosa línea inmortal que asoma por aquí y por allá. La encuentro, por ejemplo, en los viejos con boina negra (marines de lo cotidiano) que tras el funeral de cuerpo presente, cargan con el ataúd de su amigo o familiar y se largan a cantar de camino al cementerio, desde la puerta de la iglesia: "La muerte , donde está la muerte, dónde su victoria...".
Como diría para mí el mejor Borges en un paréntesis de "La trama": "(estas palabras hay que oírlas, no leerlas)".
Suenan auténticos, como una tormenta.
P.D.: Yo también fui. Yo también fotografié.
Es Tierra Estella. Y cuando algunos dicen "Tierra Estella" entonan como para decir "Tierra Santa". (Sí, la denominación ya dice mucho..., basta con pensar en otras "Tierras" que no llegan: Tierra del Fuego no tiene un Fuego, y la Tierra Media es un invento de Tolkien, por mucho que algunos turistas busquen en Nueva Zelanda).
Algunos encuentrarán el corazón de Tierra Estella en las bodegas Irache, junto al monasterio homónimo. Allí se dieron el lujo de colocar una fuente que da vino, tinto.
Van y beben.
Van y hacen una fotografía para que crean los incrédulos (abstemios incluidos).
Para mí, Tierra Estella es como una Little Navarra ¡pero dentro de Navarrra! No tiene lo único que no tiene Navarra: mar (esos malditos guipuzcoanos). Tiene todo lo que Navarra tiene: iglesias románicas, carlistas, jabalís, hayas y encinas, viñas y cereal, montaña y llanura... Y muy importante: una misteriosa línea inmortal que asoma por aquí y por allá. La encuentro, por ejemplo, en los viejos con boina negra (marines de lo cotidiano) que tras el funeral de cuerpo presente, cargan con el ataúd de su amigo o familiar y se largan a cantar de camino al cementerio, desde la puerta de la iglesia: "La muerte , donde está la muerte, dónde su victoria...".
Como diría para mí el mejor Borges en un paréntesis de "La trama": "(estas palabras hay que oírlas, no leerlas)".
Suenan auténticos, como una tormenta.
P.D.: Yo también fui. Yo también fotografié.
lunes, marzo 03, 2008
Anotaciones
Conozco a un cincuentón que pasa el año en Montevideo. No trabaja en nada, simula unos horarios de esparcimiento y, por eso, parece ocupado. Las rentas de unos ahorros que él no juntó le permiten vivir tranquilo y comer fuera de casa todos los días (predilección por la pizza de mozzarella con ananá…).
Cuando llega el verano, espera nervioso la noche del 24 de diciembre. Se encierra en casa la tarde del 24 de diciembre. Hasta el 26 o el 27, camina descalzo, no se ducha, descongela los alimentos precocinados en el microondas (sin campanita de aviso final), ve la televisión por cable con los cascos puestos, casi todo el 25. El 26 o el 27 de diciembre, en secreto, sube a un avión y viaja a España, a la casa vacía de su difunto padre en Pamplona (capital de Antiguo Reyno de Navarra).
En el tránsito aéreo de Madrid a Pamplona, se coloca una alianza en el dedo adecuado. Cuando le preguntan por su mujer, dice que es viudo, pero que no se la puede sacar (mirada melancólica repartida: hacia el anillo, hacia la curiosa). Y tiene la manía de caminar por las calles pamplonesas con una libreta, mirando arbolitos de aceras y paseos, y anotando algunos datos de vez en cuando. Uno de sus lugares favoritos es el campus de la Universidad de Navarra. Allí saluda a un profesor que se llama Antonio.
-Muchos recuerdos para Ester, Juan y Fátima.
Sé qué anota, y lo conozco bien porque es un personaje secundario que he imaginado para una historia más grande. Pero me gustaría saber qué pensáis que anota.
P.D.: También le gusta comer castañas asadas.
Cuando llega el verano, espera nervioso la noche del 24 de diciembre. Se encierra en casa la tarde del 24 de diciembre. Hasta el 26 o el 27, camina descalzo, no se ducha, descongela los alimentos precocinados en el microondas (sin campanita de aviso final), ve la televisión por cable con los cascos puestos, casi todo el 25. El 26 o el 27 de diciembre, en secreto, sube a un avión y viaja a España, a la casa vacía de su difunto padre en Pamplona (capital de Antiguo Reyno de Navarra).
En el tránsito aéreo de Madrid a Pamplona, se coloca una alianza en el dedo adecuado. Cuando le preguntan por su mujer, dice que es viudo, pero que no se la puede sacar (mirada melancólica repartida: hacia el anillo, hacia la curiosa). Y tiene la manía de caminar por las calles pamplonesas con una libreta, mirando arbolitos de aceras y paseos, y anotando algunos datos de vez en cuando. Uno de sus lugares favoritos es el campus de la Universidad de Navarra. Allí saluda a un profesor que se llama Antonio.
-Muchos recuerdos para Ester, Juan y Fátima.
Sé qué anota, y lo conozco bien porque es un personaje secundario que he imaginado para una historia más grande. Pero me gustaría saber qué pensáis que anota.
P.D.: También le gusta comer castañas asadas.